Capítulo 16:  Mejor es prevenir que lamentar

—Queridos compañeros, es para mí un gusto ser la encargada de dar este discurso de despedida. Madres, padres y representantes, les damos las gracias por asistir a este gran evento. Es un día tan importante para la vida de sus hijos. Muchas gracias por su asistencia. Lamentablemente, yo no tengo a mis padres acompañándome, pero así es la vida y las responsabilidades laborales, hay que aprovecharlas, y eso es lo que mis padres están haciendo en este momento, me disculpo de parte de ellos. —Habla mi unica amiga, desde que empecé estudiar en este colegio ella nunca me ha dejado de apoyar, gracias a ella pude adaptarme rapidamente.

—Hablando de lo que realmente importa hoy, somos nosotros los jóvenes de la secundaria Langley una generación más se gradúa, todos hemos subido un escalón más en la vida. Yo, Isabella García, estudiante de esta gran institución, felicitó a todos mis compañeros, a mis amigos y enemigos. Todos hemos dado lo mejor de nosotros. Gracias por su esfuerzo y dedicación. Y antes de despedirme, quiero confesar que…

—Señorita Isabella, cuidado con lo que va a confesar. Es mejor que vaya a la iglesia y se confiese con el sacerdote. —Dice el rector, quitándole el micrófono de la mano de mi mejor amiga.

—Señor rector, ¿tiene miedo? No se preocupe, no voy a delatar sus oscuros secretos. —Dice ella quitándole el micrófono al rector con una sonrisa maliciosa—. Les confieso a mis compañeros que los voy a extrañar. —Continúa ella haciendo un puchero. ¡Qué vergüenza me da su comportamiento! Ella es así, no le da pena absolutamente nada.

Todos se levantan y le aplauden. Pero ella continúa con el micrófono en las manos y el pobre rector discute con ella, pero no logra hacer que ella se lo entregue. De un momento a otro, el micrófono cae al suelo haciendo un ruido ensordecedor. Isa lo levanta. Yo solamente deseo que la tierra me trague. Isa la embarró completamente.

—Disculpen al señor rector. Él quiere ir a dormir temprano hoy, así que quiere terminar lo más pronto posible con este evento. Con el permiso de él, continúo. Les deseo a todos ustedes que logren sus sueños. Nunca se den por vencidos, aunque la situación sea difícil. Ustedes pueden con todo lo que se les presente. Con cada piedra en el camino, hagan escalones para seguir subiendo. Nunca duden que querer es poder. Gracias a Dios, todos culminamos con éxito esta etapa de nuestra vida. Dimos lo mejor y vivimos experiencias que nos ayudarán a ser personas preparadas para enfrentar este mundo, para servir y ayudar a los demás. Esa debe ser nuestra meta principal.

Nuestros esfuerzos y devoción son dignos de admiración y traerán grandes logros que nos llenarán de orgullo. Así que felicidades a todos. — Dice mi amiga Isabella. A ella le tocó dar el discurso para finalizar este año. Desde hoy somos bachilleres y muy pronto seremos universitarios. ¡Ah, qué emoción!

Mi amiga termina de dar el discurso. El rector empieza a llamar a cada uno de los alumnos de la secundaria para entregarles su título. Escucho mi nombre, me levanto nerviosa, pero orgullosa de ser la mujer que soy.

—Le entregamos el título de bachillerato a la señorita Jazmín Smith. La felicitamos ya que se ha graduado como bachiller con las mejores notas del colegio. Eres una excelente estudiante y esta es tu medalla de honor y este es tu título. Gracias por haber estudiado en nuestro colegio. Eres un orgullo para todos nosotros. —Dice el rector del colegio mostrando sus dientes. Pone la medalla en mi cuello y el título en mis manos. Yo estoy tan emocionada que unas lágrimas se escapan de mis ojos y corren por mis mejillas. Parece mentira que ya sea un bachiller. Esa niña tonta quedó en el pasado, ya soy toda una mujer.

Me bajo de la tarima. Oliver, llega y me abraza, algo raro, pues nunca lo había hecho. Al lado de él se encuentra Mulan, la cual trae un ramo de flores y me lo entrega con una gran sonrisa. Me abraza muy fuerte y me da un beso en la frente.

—Mi niña, felicitaciones. Te mereces esta medalla. —Tartamudea ella mientras toca la medalla y agarra el título de bachiller, luego seca sus lágrimas con su mano libre y me abraza con un cariño genuino.

—Sí, mi niña, tú te mereces esa medalla por todos tus esfuerzos y por esas noches de desvelos. —Comenta Oliver con sus manos dentro de los bolsillos.

—Gracias a ambos, pero sabes Mulan, esta medalla no es mía, sino tuya. Eres la única persona que se ha esforzado todo este tiempo para enseñarme con paciencia y amor. Así que toma, porque esto te pertenece. —Manifiesto con ternura, quitando la medalla de mi cuello y colocándosela a ella. Volteo mi cara hacia donde viene esa voz muy conocida.

—¡Amiga! —grita Isabella con un escándalo. Yo salgo corriendo hacia donde ella, dejando solos a Oliver y a Mulan. Todavía faltan algunos estudiantes a los que entregarles el título y ella con ese escándalo.

—Isabella, cálmate, me haces pasar vergüenza. Estuviste genial, fuiste tan elocuente. Felicidades. —Expreso atrayéndola a mí y le doy un gran abrazo.

—Gracias, mi gata. Eres la mejor amiga del mundo. —dice dando un suspiro y mirando hacia los lados, como buscando a alguien.

—Amiga, no estás sola. Sabes que cuentas conmigo. —Confieso colocando mis manos sobre las suyas.

—Disculpen que las interrumpa, ¡Jazmín! Necesitamos hablar. Tú me entregas esta medalla y sales corriendo como si nada. Esta medalla es tuya, tú no me la puedes dar. —Interviene Mulan algo confundida.

—Te mereces eso y mucho más. Así que gracias por todo lo que has hecho por mí. Sabes que te quiero mucho. Tú eres como una madre para mí. Tú te mereces eso y mucho más.

—Yo también te quiero, mi niña. Tú eres lo más importante de mi vida. Pero debo decirte que fuiste muy antipática con tu padre y se fue muy triste por tu comportamiento.

—Lo que él piense o diga, no me interesa. Él no se merece nada de mi parte. Él me separó de lo más valioso de mi vida y esa era mi madre. Él tiene el derecho de responder por mí dándome educación, alimento y todo lo que a mí me haga falta. Ese es su deber. Yo no le pedí a él que se hiciera responsable de mí. Yo no le pedí a él venir al mundo. Así que no tengo nada que agradecerle. Ya pronto voy a ser mayor de edad. Así que, hasta ese momento, Oliver es responsable de mí. Ya pronto no tendrá más nada que ver conmigo. —Expreso molesta y con mal humor.