Capítulo 51: ¡Me alegro verte!

-----------------Narra Jazmín----------------

Ya es de día, la luz del sol que entra por la ventana me molesta, cierro y abro mis ojos pausadamente tratando de acostumbrarme a la claridad, me siento en la cama donde estoy, tengo una punzada en la cabeza. La puerta se abre y veo entrar a mi tío Jun.

—¡Hola mi niña! ¡Qué bueno que te despertaste! ¡Cómo me alegra volver a verte! Estás muy hermosa. —Dice mi tío mientras se acerca a mí con una gran sonrisa.

—¡Tío!, ¿Cómo estás? También, me alegro verte. —Digo con malestar.

—¿Cómo te sientes? ¿Te acuerdas de lo que sucedió ayer?, ¿sabes dónde estás? —Interroga él con cara de preocupación. Yo me agarro la cabeza, con fuerza.

—Mi princesa, ¿estás bien? —Pregunta acercándose a mí.

—Tengo mucho dolor de cabeza. Claro que me acuerdo de todo, ayer cuando venía en el taxi me quedé rendida, estaba muy cansada por el viaje, cuando me desperté me encontraba en un barrio muy feo y sola. Afuera estaban peleando unas personas, se escuchaban ruidos, al bajar del taxi intenté agarrar mi maleta y en eso un hombre llegó, me agarró muy fuerte por el brazo, me quería golpear, otra persona llegó y me defendió, él no dejó que me hiciera nada, luego me dijo que corriera y lo hice, después de un gran recorrido otro hombre gordo apareció, intentó abusar de mí, menos mal que el hombre encapuchado alto y fornido llegó a tiempo y me salvó de las manos de ese viejo verde, lo último que me acuerdo es que estaba agitada respirando como si tuviera un ataque de asma y también había sangre en mis manos, creo que me rompí la cabeza, pero no sé cómo llegué aquí. —Murmuro.

—Oye, estamos en un hospital, ¿qué hago aquí? ¿Dónde está el hombre que me ayudó? ¿Quién te dijo que yo estaba aquí? —Cuestiono, mirando todo a mi alrededor y sentándome en la cama para levantarme.

—Tranquilízate, no te puedes levantar de golpe, te lastimaste un poco la cabeza, pero no fue nada grave, ni puntos te agarraron, según lo que me dijo el doctor, te dio un ataque de pánico. —Dice mi tío con calma, mientras me ayuda a recostarme nuevamente en la cama.

—Y eso, ¿por qué un ataque de pánico? —Pregunto preocupada.

—Me imagino que al ver la sangre, te dio mucho miedo y ansiedad y por eso tuviste dificultad para respirar. ¿Alguna vez te había pasado?

—No. —Respondo pensativa.

—Entonces no hay de qué preocuparse, hay personas que solo una vez en la vida le sucede eso, debes tratar de no estar estresada, cuando sientas que te falta el aire y que tienes taquicardia y estés ansiosa o intranquila, es porque estás teniendo un ataque de pánico. Eso te puede suceder en cualquier momento y en cuestión de minutos, hay muchos más síntomas, así que debes evitar el estrés y las emociones negativas. Empieza a hacer ejercicio y vuelve a hacer los ejercicios de respiración que te enseñó Mulan. —Sermonea mi tío como si fuera mi médico, se ve tan serio mientras habla.

—Gracias tío, tomaré en cuenta todo lo que me acabas de decir. No me has dicho, ¿qué haces aquí? ¿Quién te llamó?

—Me llegó una llamada de un desconocido, diciéndome que viniera a este hospital, que aquí estaba mi sobrina, me vine a ver qué te había pasado, estaba con dudas, ya que tu no avisaste que venías a China, no sabía si era verdad.

—Tío, discúlpame, el investigador privado que contraté, me iba a buscar al aeropuerto y como no llegó, me tocó tomar un taxi. Yo quería llegarles de sorpresa. El señor Francisco tenía tu dirección. No sé qué le pasó a él, necesito encontrarlo, me puedes acompañar al aeropuerto, necesito saber si él se ha ido del país o será que le pasó algo malo, tenemos que visitar hospitales a ver si está enfermo o herido, de verdad no sé qué hacer, él me dijo que lo estaban siguiendo y yo no le creí. —Digo con tristeza, mientras coloco mis manos en la cara.

—Jazmín, eso no es fácil, ¿cómo vas a averiguar si ese hombre salió del país o no? Y visitar todos los hospitales de Shanghái, son muchos. Tal vez se quedó dormido, y si le pasó algo, tarde o temprano te van a llamar para avisarte, las peores noticias son las primeras en llegar, tranquila.

—¿Tú crees tío? Es que no sé ni cuál es el nombre del hotel donde se queda y lo llamé en el aeropuerto y nunca contestó. ¡No sé qué hacer!

—Ya a ti te dieron de alta, te mandaron estas pastillas para el dolor de cabeza, vayámonos para mi hogar, para que descanses y lo llamas desde allá, ¿te parece? —Habla él, mientras me muestra el medicamento.

—¡Está bien tío, vámonos! —Exclamo poniéndome de pie, y él, como todo un caballero, me ayuda a levantarme de la cama.

—Jazmín, ¿esto es tuyo? —Pregunta mi tío mientras me muestra mi maleta roja y mi bolso de mano blanco que están debajo de la cama.

—Lo había perdido, seguro el hombre que me ayudó, lo trajo cuando me rescató del viejo asqueroso. Dios le pague todo lo que hizo por mí. ¿Qué pasaría con los hombres que me querían hacer daño? ¿Por qué un desconocido me ayudaría?

—Mi princesa, eso ya no importa, lo importante es que no te pasó nada.

—Si es cierto.

—Vámonos, Mulan debe estar preocupada. —Expresa mi tío.

—¡Qué alegría! Después de tres años, voy a volver a ver a Mulan, cuéntame ¿cómo está ella? —Hablo, saliendo de la habitación agarrada de su brazo, él lleva mi maleta y yo mi bolso.

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Estoy en el distrito de Pudong. La ciudad es impresionante, los rascacielos dominan el paisaje, todo se encuentra a la orilla del río Huangp y a lo lejos se ve el mar.

En media hora llegamos al apartamento de mi tío, es hermoso, pequeño, pero muy cómodo, mi tío me muestra una habitación, me baño y me visto rápidamente.

Mulan no estaba cuando llegamos, estoy en la habitación que era de mi mamá, es grande, me encanta, hay muchas cosas antiguas, le agradezco a mi tío no haberlas votado, está muy limpio hay muchas fotografías de ella y también su diario, llevo rato tratando de abrirlo, pero hace falta una llave para hacerlo.