Estaba dispuesta a hablar cuando Thiago toma mi mano y abre la ventana ¿acaso piensa saltar? Lo detengo antes de que haga algo.
—¿Qué piensas hacer? —pregunta enarcando una ceja.
—salir de aquí —responde encogiéndose de hombros.
—¿¡Por la ventana!?
—Si… ¿por dónde más saldría?
—¿¡serás tonto!? ¡por la puerta!
—la ventana esta mas cerca —asegura mirándome.
Lo miro como si le faltara un tornillo, él se sienta en la ventana y estira su mano esperando que yo la tome. Lanzo un suspiro de resignación y tomo su mano, después de todo parece muy decidido a no hacerme caso.
Y luego yo soy la de las ideas locas, pienso rodando los ojos.
El es el primero en salir, y lo hace con tanta facilidad que me da la impresión de que esta no es la primera vez que lo hace, y espero por su bien que sea así. Con su ayuda pongo un pie del otro lado de la ventana, para luego impulsarme y estar completamente en el techo.
No puedo evitar mirar abajo, y cuando lo hago un repentino mareo me llega, me tambaleo un poco y temo caer, pero Thiago toma mi mano fuertemente y me sonríe.
—cuidado Caperucita, no quiero que te caigas —dice sonriendo, y, ahora que la veo desde este ángulo, se podría decir que es linda, se podría, pero no lo hare.
Ignoro su comentario y sigo caminando tras de él. Estamos a tal altura que puedo ver el inicio de la colonia, y todas las demás casas claramente, e incluso habitaciones y lo que están pasando dentro de estas.
Mi mirada se posa impresionada por el paisaje en una de las ventanas del frente donde se puede ver a un chico y una chica haciendo… pues cosas que se hacen cuando se está excitado, y eso. El chico es pelirrojo, con ojos verdes y piel clara, tiene notables músculos… y, un trasero bien definido ¡nunca pensé que un hombre tuviera un trasero así!
La chica parecía gemir y arqueaba su columna, al parecer en signo de que le estaba gustando… lo que sea que el chico estuviera haciendo con sus manos, pues las movía rápidamente y tan fluidas que pareciera tocar un instrumento. No me había percatado del tiempo llevaba mirando hasta que el chico pareció sentir mi mirada de acosadora y miro hacia atrás y luego a la ventana. Una sonrisa picara se asomo en sus labios y no pude evitar sonrojarme, lo que pareció gustarle. Me guiño un ojo y se relamió los labios para luego volver a sonreír, pero esta vez la burla era mas que evidente.
Volteo la mirada avergonzada y me concentro en bajar del techo.
—¿en qué piensas pervertida? Pareces un tomate de tan roja —manifiesta burlón el chico delante de mí.
Me abstengo de responder y aparto la mirada aun mas roja, lo que provoca la burla de Thiago.
—Muy bien, con cuidado baja por ese ladrillo, luego iras viendo unos cuantos más y por ellos vas bajando hasta llegar al suelo —explica Thiago. Le obedezco y con cuidado pongo mi pie en un ladrillo suelto mientras despacio busco con mi pie libre el próximo ladrillo y así voy bajando hasta tocar el suelo, Thiago hace lo mismo, solo que mas rápido.
Al estar ambos en el suelo inconscientemente mi mirada se poda en la ventana abierta de la casa vecina, no puede apreciarse nada desde, de hecho, casi ni se visualiza, si no fuera por la cortina corrida que sobresale hacia fuera si ni siquiera sabría que ahí hay una ventana. Lamentablemente ya no necesito visualizarla desde aquí saber que se está concibiendo ahí dentro.
Me sonrojo ante ese pensamiento y aparto mi mirada avergonzada, me he sonrojada dos veces en un lapso de tiempo menor a una hora. Fijo mi mirada en Thiago el cual me observa expectante.
—Te has sonrojada dos veces seguidas mirando al cielo —Expone serio. Mis manos empiezan a sudar así que las cierro ¿se habrá dado cuenta? Exhalo disimuladamente esperando sus siguientes palaras—. ¿A caso me estas imaginando desnudo? Por que si es así es mucho mas grande de lo que imaginas. Te lo puedo mostrar.
Su rostro pasa de serio a tener una mirada ególatra, cruza los brazos y una sonrisa burlona acara sus labios. No puedo creer lo que dijo, inhalo y exhalo nuevamente esforzándome por no sonrojarme, tal vez no fue eso, y no se valla a decir, pero no quiero darle el placer de creer que tiene razón.
—Eres un pervertido.
—¿Estas… segura que yo soy el pervertido Polly? —Se burla. No respondo y una carcajada sale de su garganta—. Eso pensé.
Ruedo los ojos y me limito a caminar, Thiago se me une luego de terminar de burlarse de mí.
—¿A dónde iremos? —Cuestiono deteniéndome.
—Tu fuiste la que emprendió vuelo, yo debería de preguntarte eso.
ruedo los ojos y lo miro con los ojos entrecerrados ¿será imbécil?
—en primer lugar, tu nos hiciste salir ¡por la ventana si mal no recuerdo! Así que reconsidera si crees que mi pregunta no esta en el contexto adecuado.
—Ah, eso. Ya verás Caperucita… ya verás.
Una sonrisa algo siniestra se posa en sus labios ¿y ahora que tendrá este pensado? Lo sigo hasta su auto en donde el me abre la puerta del copiloto para luego sentarse en el asiento del piloto.