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Una lúgubre y gélida noche, donde lo único que se podía oír era las gotas de agua chocar con todo lo que se interpusiese en su camino. 
Una tan funesta noche, en la que si alzabas la mirada podías ver como el cielo se iluminaba cada determinado tiempo por los fragorosos rayos, provocando que muchos cubriesen sus orejas con sus manos, tratando de aislarse de aquellos tenebrosos sonidos.
En fin, una noche cualquiera estaba siendo azotada por una furiosa tormenta, lo cual era raro ya que el pronostico no lo había anunciado..
Mas allá de la ciudad, por una desolada carretera, yacía una muchacha inconsciente, su tersa y pálida piel estaba cubierta de barro y algunas raspaduras. Nada la cubría, a excepción de las gotas de agua que caían sobre ella.
Al pasar las horas, el cuerpo de la joven comenzaba a titiritar y la tormenta a cesar. Incitando que algunas personas comenzaran a salir para ir hasta sus trabajos.
Finalmente un auto se encontraba atravesando la carretera, pero ver el cuerpo de la zagala hizo que se detuviese a un lado. Bajo de su automóvil y a paso lento se acerco hasta ella, al ver que estaba fuera de si, la cargo para así depositarla en los asiento traseros y conducir hasta su hogar de regreso..

Al llegar, su esposa estaba confundida, a lo que el hombre le explico como la había hallado en medio de la carretera. Ambos decidieron dejarla en una habitación extra hasta que despertase, para así llevarla con su familia.