La joven estaba sentada, sus delicadas manos se encontraban posadas sobre sus raspadas rodillas, estaba bajo la mirada expectante de la joven mujer, pero no le daba importancia, ella estaba tan ensimismada intentado recordar cosas, que ni siquiera la notaba.
-Bien, dime algo sobre ti, querida. -Dijo con un tono de voz tranquilo.-
-Yo.. yo.. -Balbuceo una y otra vez aquel bisílabo.- Mi nombre es Madeline.. -Era una de las pocas cosas que era capaz de recordar.
La mujer asintió, indicando que continuara redactando cosas sobre si misma.
-Tengo quince años.
-Bien, Madeline, ¿Cómo llegaste a aquella carretera? -Pregunto preocupada.
Madeline mordió su labio inferior con tanta fuerza que este se tornó mas pálido.
"Di lo que sea, necesitas tratar de recordar algo y volver a donde perteneces." Pensó.
-Sucede que la noche anterior salí de fiesta con mis amigos y bebí un poco demas, asi que no logro recordar con alguna exactitud el motivo por el que me encontraron allí.
La señora Neels, poco convencida, asintió.
-¿De donde eres? Podrías quedarte a almorzar y cuando mi esposo regrese del trabajo podríamos alcanzarte a donde vives, por cierto, ¿Donde es?
-Vivo en la ciudad, muchas gracias por tomarse tantas molestias por mi. -Musito algo tímida, definitivamente Madeline era realmente introvertida.
Al pasar el tiempo, la pareja y la menor se encontraban dentro del auto.
-Dejenme aqui, por favor. -Dijo al notar que habían bastantes personas.
La joven se despidió y agradeció todo, para luego bajar del auto y comenzar a vagar perdida por las enormes calles de la ciudad.
Al llegar la noche, se encontraba en un parque, recostada debajo de un viejo árbol. Al parecer, con la pérdida de memoria también olvido los peligros del mundo..
-Hey, ¿Que haces tan tarde por aquí, linda? -Al oir la voz de un hombre alzo la vista, topándose con un casi anciano, era calvo y tenía una canosa barba y una barriga provocada por la cerveza.
-Mmm nada, solo paso el rato. -Musito bajo, encogiéndose de hombros.-
-¿No tienes hambre? Podríamos ir a comer pizza..
Justo en ese momento su estómago hizo un extraño sonido, moría de hambre, por lo que asintió con una sonrisa sutil, levantándose del suelo.
Dinos, Madeline, ¿Acaso tus padres nunca te enseñaron a no aceptar nada de extraños...?
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Editado: 15.02.2021