La academia cuenta con tres secciones separadas una con la otra.
La sección de herreros: Se encargan de crear todo tipo de armas, armaduras, objetos normales y objetos mágicos, pero sobre todo armas y objetos mágicos, pues las armaduras no son muy pedidas por los caballeros mágicos.
La sección de medicina: Brindan y crean todo tipo de medicina y apoyo a las personas. Algunos ya tienen magia de sanación, haciendo que sus medicinas y apoyo sean más sencillos y efectivos. No era obligatorio tener una magia que se enfoque a la medicina. También podías tener magia de tipo lucha. Pero los más recurrentes eran los adolescentes con magia curativa/sanación, magia de agua y magia de plantas.
La sección de caballeros mágicos: enfocados en aumentar su poder mágico, fuerza física y capacidad de tomar decisiones. Lo último importaba mucho, pues nunca sabrás cuándo llegará el momento de tomar una dedicación donde tu vida o la de muchos estén en peligro.
Cada sección contaba con su propio campus, el cual incluía gimnasios, laboratorios, talleres y más.
—Gracias por esto. Incluso te tomaste las molestias de explicarme como funciona la academia —expresó Joshida.
—No te preocupes. Más bien, significa que debes un favor —dijo Lia con una sonrisa.
—Está bien, con tal de que sea algo que pueda hacer
Joshida y Lia se estaban llevando bien. Ambos tenían el mismo entusiasmo por empezar las clases, y las mismas ganas de volverse más fuertes. Joshida comenzó a tener un sentimiento de comodidad y felicidad. Llegar a un lugar nuevo, conocer a personas nuevas y aprender cosas nuevas lo emocionaba. Su madre siempre le contaba a él y a sus hermanos sobre sus días en la academia. Aunque nunca mencionó el nombre. Siempre decía que era divertido, emocionante y de vez en cuando agotador. Les contó todo hasta el día que tuvo que abandonar la academia. Nunca mencionó la razón.
Esto hizo que los chicos quisieran ir a una academia, pero tenían prohibido salir de la zona permitida. Nunca habían entendido el porqué, hasta hace unos años atrás.
Lia y Joshida regresaron a su habitación y se quitaron el uniforme para ponerse una ropa cómoda. Joshida planeaba enviarle una carta a Roid una vez a la semana contándole cómo se sentía estando en la academia, como la estaba pasando, qué cosas estaban haciendo y aprendiendo.
—Mañana es el primer día de clases, vayamos juntos, y trata de descansar un poco —sugirió Lia mientras se subía a su cama.
—Está bien —respondió Joshida entusiasmado.
Joshida terminó de escribir una parte de la carta, apagó la linterna de su escritorio y se acostó en su cama para dormir.
Lia había estado en la academia desde que tenía trece, comenzando en el primer nivel del segundo grado. Le explicó muchas cosas a Joshida, empezando por las clases y cómo van a concurrir. Las clases eran de lunes a viernes desde las 8:30am hasta las 1:30pm. Teniendo de tema cosas como la teoría de la magia, el cómo aumentarla y controlarla. También habría temas sobre el país, el reino y sus familias principales. Otras clases iban a ser de combate, las cuales iban a ayudar a perfeccionar tu estilo de pelea, el manejo de armas, el control del maná y la magia, y como aumentar su poder.
También le dijo que en el segundo grado comenzaban las misiones, las cuales iban desde cosas sencillas como patrullar las calles del reino, ayudar en construcciones y de vez en cuando cerrar mazmorras. Este año sería igual, con la diferencia de que las clases y misiones serían un tanto más complicadas y exigentes.
—Ya no puedo dormir —pensó Joshida mientras estaba acostado en su cama.
Se había despertado hace un momento para ir al baño y también para tomar un poco de agua. Trató de conciliar el sueño otra vez pero no podía. Se había puesto nervioso estando a pocas horas de iniciar su primera clase.
—Son las 6am —pensó mientras miraba el reloj. —Iré a calmarme un rato
Se levantó de su cama y se cambió a su ropa de entrenamiento. Todo sin hacer mucho ruido para no despertar a Lia. Salió de la habitación y se dirigió a un campo en forma de óvalo que vió mientras Lia le enseñaba los alrededores.
Mientras salía y caminaba hacia el campo, vió a Teo trotando e intercambiaron miradas. Joshida comenzó a estirar esperando a que Teo terminara de darle la vuelta al campo para trotar junto a él.
—Buenas, ¿tampoco podías dormir? —preguntó Joshida uniéndose al trote.
—No pude dormir nada. Estaba muy nervioso desde ayer —respondió Teo.
A Joshida le parecía gracioso imaginarse a Teo nervioso, pues él era el más sereno, calmado y responsable de los cuatro.
—¿Y qué tal te fue con tu compañero? ¿Cómo es? —preguntó Joshida con curiosidad.
—Bueno, en pocas palabras él es muy… grande
—Ya veo, a mí me tocó con una chica llamada Lia. Es muy amable
—¿Deberías decirte suertudo? —dijo Teo burlonamente.
—Para nada. No quiero incomodarla de alguna manera —respondió Joshida. —¿Crees que esas dos hayan podido dormir?
—Conociendo a Hana, debe de estar durmiendo como un tronco encima de Karin
Ya habían dado 5 vueltas al campo y se quedaron en silencio mientras corrían. No sabían cómo les iba a ir de ahora en adelante, pero querían hacer todo lo posible para ser grandes caballeros mágicos. Como en las historias que la madre de Joshida les contaba a todos.
Roid les había dicho que los descendientes de demonios no eran del todo bien vistos. Hace más de 15 años sucedió un incidente que los dejó con una mala reputación. Aunque las críticas comenzaron a disminuir con el paso del tiempo hasta la actualidad, se sentían ansiosos y preocupados por cómo los podrían tratar.
—Demos lo mejor de nosotros, Shida. —dijo Teo. —Y por el momento no digamos nada sobre nosotros
—¿Eres tonto? Se darían cuenta al instante porque los cuatro tenemos el mismo apellido —respondió Joshida burlándose con un todo creído.