Un estruendo fue el sonido que escucho antes de cerrar los ojos, cuando los volvió abrir, todo estaba algo difuminado, seguía algo aturdido y solo podía escuchar un pitido, sentía dolo por todo el cuerpo, no recordaba que había pasado, solo veía metal y cristal roto, a su lado estaba alguien más joven que no parecía estar consiente y su cabello cubría su rostro, trato de alcanzarlo, pero sentía mucho dolor, aun así no se rendía, cuando casi pudo levantar su mano, todo se oscureció.
Ya no sentía nada y todo quedo en penumbras, no quería quedarse en ese lugar, quería volver a donde estaba ese niño, algo dentro de suyo decía que tenía que volver.
<El me necesita… no puedo dejarlo solo> era lo único que estaba en su mente. <Necesito volver>
¿Qué darías a cambio por volver? – una voz andrógina resonaba en la nada, eso no le dio confianza alguna, podría ser cualquier cosa, pero no tenía mucho que perder tomando en cuenta su situación actual.
<Cualquier cosa…. Con tal de volver allá>
¿Seguro?, ¿incluso si eso puede lastimarte?
<No me importa el precio>
- Muy bien – después de eso comenzó a caer lentamente abajo, pero siendo rodeado de pequeñas esferas blancas – para cumplir ese propósito tendrás que hacer un largo viaje, será peligroso, aunque no iras solo; sin embargó tu cuerpo esta magullado, te daré otro para tu alegoría con un poder para que puedas defenderte.
Las esferas se apegaban a su cuerpo haciéndole cambiar en su forma, a una más pequeña, pero aun así no sentía fuerza alguna para moverse o abrir los ojos.
Parte de tus memorias y nombre se han ido, trata de recuperarlas en tu estadía en este mundo, si no logras cumplir con esto tu espíritu desaparecerá para siempre, ten mucha suerte Nerón.
Cayendo un paraje natural salvaje, encima de unos helechos siguió dormido, todo se encontraba tranquilo al ser de noche; en un canal de agua cercano de donde estaba, una pequeña figura peluda caminaba curiosa, había escuchado ruido y quería estar segura de que no hubiera peligro.
Paso por el otro lado del canal, encontrándose al recién llegado dormido en el lado contrario.
- Por mis patas – exclamo sorprendida, para después saltar a las rocas que hacen de puente en el agua, estando de una vez frente de él, con su pequeña y mullida pata gris dio unos pequeños toques en su costado – hey, ¿aun te encuentras vivo?
Al no recibir respuesta puso su pata en la parte cercana al pecho, esta se elevaba y bajaba con calma, esto hizo que lazara un suspiro de alivio, pero eso no le duro mucho a recordar que seguía a la intemperie.
- Hey despierta, este no es lugar para dormir – como se esperaba no hubo contestación alguna – bueno no me culpes por lo que voy hacer.
Clavo con cuidado sus pequeños colmillos en la parte de encima de la cabeza para comenzar arrástralo, al ser pesado no podía ir muy rápido, y para su desgracia su hogar quedaba del otro lado de las aguas.
<Porque viéndose delgado se siente tan pesado>
Siguió jaloneándolo hasta las rocas, teniendo la suerte que la corriente estuviera tranquila, parte de las patas traseras y cola tocaban el agua, aun con el esfuerzo de la bajita.
Logrando apenas llegar al otro lado, continúo su viaje arrastrando aquel ser, hasta que un sonido entre los troncos la hizo alertarse, como pudo fue hasta un hueco debajo de unas raíces de un viejo árbol con el inconsciente aun con ella.
Dio una pequeña observación afuera, encontrándose a lo lejos con cuatro siluetas, esto hizo que volviera adentro, con sus patas comenzó a cubrir la entrada, dejando solo un pequeño hueco para la luz y el aire.
<Será una larga noche> pensó la fémina, mientras se acomodaba aun lado del otro, no cerró los ojos, solamente quedo observando la entrada, por temor a que esas sombras entrar.