Café Amargo

Capitulo 1.

Buenos Aires, Argentina.

Jueves, 2 de Abril de 2015.


 Mañana.

 

   El ruido de la máquina al servir el café trajo a Anna de vuelta a la realidad, miró la hora en el reloj de la cocina: seis con cuarenta y siete minutos. Estaba llegando tarde al colegio, otra vez.

   Tomó la jarra y sirvió el café en un largo vaso térmico; hoy se le antojaba salir a caminar mientras lo tomaba. Se calzó la mochila negra al hombro, se ató el pelo castaño con una coleta desordenada y revisó las ojeras debajo de sus ojos marrones en el espejo a un lado de la puerta de entrada del departamento; nada podía hacer por ocultarlas, y tampoco era que se le antojara hacerlo, así que salió finalmente con un portazo accidental y bajó las escaleras a trote, huyendo del posible grito de reproche  de su madre.
   Tenía trece minutos para llegar al colegio a tiempo cuando alcanzó la calle. Tardaba veinte minutos en llegar caminando, y sólo seis en su bicicleta... Decidió comenzar a caminar a paso lento, tomando de a sorbos su café. A ella siempre le había gustado caminar, admirar el mismo paisaje todas las mañanas, disfrutar de las distintas tonalidades del cielo mañanero, pero por sobre todo le encantaba salir tarde sólo por el placer de las calles vacías de gente y autos molestos. Le encantaba, salir temprano en la mañana y contemplar la ciudad despertando, oír el sonido de los pájaros, tomar algo caliente en su camino al colegio; aunque generalmente prefería tomar algo junto a la ventana del salón/comedor, a veces se decantaba por disfrutarlo en una solitaria caminata. Jamás se apuraba, incluso aunque llegara una hora tarde. Anna se tomaba esas cosas con calma, a veces demasiada.
   Una cuadra antes de llegar a las puertas del colegio, ya podía verlo en la distancia, lo cual la hizo caminar aún más relajadamente que antes, si es que era esto posible. No es que ella odiara el colegio, al contrario, le agradaba mientras la dejaran en paz, y la mayoría de materias le parecían sumamente interesantes, pero habían veces en las cuales simplemente no tenía ganas de ir, ni aguantar a sus compañeros y profesores por cinco horas cada mañana, habían incluso ocasiones en las cuales ni siquiera podía soportar la presencia de su mejor amigo, pero para su suerte él siempre entendía y le daba su espacio.
   Al llegar a las puertas principales, notó que éstas estaban cerradas debido a su llegada tarde, se dio sin pensarlo la vuelta para buscar la que solían usar los profesores, y también quienes llegaban fuera de horario. Después de todo, en realidad era ésa la puerta que usaba habitualmente. Entró, aceptó con una sonrisa tímida la mala mirada que le dedicó la encargada y le dio su nombre de pasada para que lo anotara y pudiera marcar su media falta después.

   — Anna Süskind. — Y siguió caminando tranquila camino hasta su clase.

   Menos de dos minutos después, un chico de cabellos negros y rizados, alborotados por el viento y piel aceitunada entró por la misma puerta, sus grandes ojos marrones la buscaron en los enormes pasillos vacíos. No la encontró.

 



#37436 en Novela romántica

En el texto hay: romance, cafe, amor y conflictos

Editado: 06.01.2021

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