Capítulo 11.

Sábado 18 de Abril de 2015.

Tarde.

   Anna estaba sentada en el alfeizar de la ventana contemplando el exterior, aburrida.
   Hacía un buen rato ya que había acabado el último libro sin leer que le quedaba de los pocos libros que consiguió traerse consigo desde Alemania, debió abandonar los demás. Su madre estaba durmiendo una plácida siesta en su pequeña habitación, escuchaba el leve sonido de su respiración desde su posición. La casa entera estaba sumida en silencio, y Anna estaba entregada a sus pensamientos.
   Comenzaba a considerar la idea de tomar sus ahorros e ir a alguna librería a ver qué podía encontrar cuando le divisó saliendo de su edificio. Daniel no hizo más que caminar por la vereda y doblar en una esquina camino a quién sabe dónde, pero eso fue suficiente para atraerlo hacia la mente de Anna.

   No le parecía un chico muy sociable, recordaba vagamente verlo solo en algunos de los recreos del colegio, aunque tampoco era que se fijase demasiado. Parecía bueno, casi tímido, cosa que no era puesto que al acercarse a él le había demostrado lo contrario. De pronto, se encontró pensando en que recordaba vagamente su voz, casi como terciopelo para sus oídos. Se permitió divagar y pensar en él, en el color de sus ojos; ¿Eran marrones? ¿Oscuros o claros? No lo recordaba, se anotó fijarse en ellos la próxima vez que tenga una oportunidad, no había prestado atención con detalle, también se preguntó por qué era tan callado, puesto que no era tímido, quizás simplemente no quería hablar con nadie y prefería la soledad. Por alguna razón que Anna pasó por alto, ese pensamiento la desanimó un poco...

Finalmente decidió que le apetecía un café, pero no quería hacerlo, así que terminó por decidir ir a aquella cafetería poco concurrida muy cerca del departamento, y pasó allí el resto de la tarde.