—Esto no me huele nada bien. —Fue lo que dijo Barbie en su oficina cuando uno de los agentes de seguridad del hotel le informó que el chef Hartmann había salido y en el restaurante preguntaron por él, hasta el gerente lo hacía. Adriano no era de abandonar su puesto así tan fácil, no sabía bien qué podía estar pasando.
—¿Qué hacemos, jefe? —le preguntó el agente que llevó la noticia.
—Pregúntenle a la chef House, ella debe saber algo. Si en caso es algún tema que necesite de nuestro apoyo no duden en avisarme.
Cuando el enviado de Barbie se acercó a Kate ella le agradeció su presencia y le informó la situación. Adriano estaba preocupado porque Priscila no daba señales desde temprano y nadie la había visto en todo el día, así que decidió ir a casa de la chica en Brooklyn a preguntar y asegurarse que estuviera bien, sus compañeros de cocina estaban preocupados.
Saber que Priss podía estar desaparecida preocupó un poco a Barbie. Como ya había dejado claro antes, le caía bien. Así que solo por descarte revisó las cámaras de seguridad de ese día. La chica estuvo en el hotel, se encontró con Camila de Hosekeeping y estuvieron tranquilas tomando el té en "The Palm Court". Hasta ahí todo bien, pero después Sandra Weaver se acercó a ella, conversaron buen rato, luego Priss se fue y no volvió al hotel. Pocos en El Plaza sabían de la relación que hace años mantuvieron Sandra y Adriano, y su trágico final. Así que ya se olía que por ahí llegó el problema, y que quizá la cosa iba a explotar más tarde.
—Creo que sería buena idea que lo busquen —avisó por radio a sus agentes de seguridad—. No contesta el teléfono, pero sería mejor advertirle. O está en Brooklyn, o está regresando al restaurante si es que las cosas no salieron tan mal como creo. Vigilen las rutas al hotel y me avisan apenas lo vean.
—Si, señor.
Las novedades llegaron poco después. Cuando se supo que hubo un accidente no muy lejos del hotel un agente pidió información a un contacto en la policía local y ellos le confirmaron que fue Adriano. Al parecer se pasó una luz roja, no iba a gran velocidad, pero sí fue suficiente para que otro auto lo embistiera y dejarlo grave. Como era de esperarse, la noticia se hizo pública rápido, en el hotel algunos vieron en vivo por la televisión lo que estaba pasando y en la cocina de The Oak Room la noticia cayó como si fuera el fin del mundo. Todo era terrible, pero alguien tenía que hacerse cargo antes que sea peor.
—Voy para allá —anunció Daniel Bárbara—. Preparen un auto, salgo en diez minutos.
****************
Para cuando Daniel llegó al hospital, ya había unos cuantos periodistas pidiendo explicaciones a sobre el estado de salud del chef. Entró rápido para evitar preguntas hasta llegar a la zona donde estaba el agente que recibió la noticia de parte de la policía y se había adelantado por orden de su jefe.
—Resumen —pidió apenas lo vio.
—Señor, se pasó una luz roja y pues...
—¿Su estado es grave? —preguntó cortante.
—No es que esté en coma ni nada de eso, pero tiene varias heridas. Intentan detener también una hemorragia y pues como que eso no va bien del todo.
—Demonios... —dijo después de soltar un suspiro, tenía que encontrar alguien que dé un informe de salud más detallado—. Allá afuera hay un grupo de periodistas trasmitiendo en vivo, nuestro chef estrella accidentado, y la noticia saltó a la prensa en un dos por tres. Thomas va a matarme... —dijo en referencia al gerente general. Ser el jefe de seguridad también incluía cuidar que no se haga un escándalo con la gente que trabajaba en el hotel, se suponía que él debía de evitar esas situaciones—. Yo me encargo de esto de ahora en adelante —terminó de hablar cuando de pronto su celular empezó a sonar. Era el gerente general del Hotel Plaza.
—Daniel, ¿me puedes decir de una vez dónde rayos estabas y qué estabas haciendo que no impediste esto que estoy viendo en la televisión? —dijo ni bien contestó el teléfono.
—Es una historia desafortunada —contestó—. Pero te diré el resumen ejecutivo. Nuestro chef está en la sala de emergencias. No sé más, veré el informe oficial en este momento.
—Maldita sea —dijo Thomas al otro lado de la línea—. Yo no me explico cómo es que sucedió todo eso. ¿No se supone que te pago para que mantengas seguros a nuestros gerentes dentro y fuera del hotel? ¡No me puedes dar una noticia como esta! Las ventas caerán, habrá todo un escándalo y periodistas incomodando a los huéspedes del hotel. ¡Será nefasto!
—Con todo respeto, señor, creo que lo más importante ahora no es el escándalo, sino la vida de Hartmann. Reúnase con marketing, ellos sabrán cómo manejar el escándalo.
—De eso me encargo yo. Tú cuida la seguridad allá, no quiero que ningún informe oficial de salud llegue a prensa mientras decido que hacer.
—No se preocupe, de la seguridad de ahora en adelante me encargo yo. No habrá más fallos, se lo aseguro. —Aunque en realidad aparentaba calma, Daniel estaba bastante alterado. Siempre sintió simpatía por el joven chef, incluso le había tomado bastante aprecio. Ahora no solo se sentía mal por el desafortunado accidente que tuvo, sino por el origen de todo que vio ante las cámaras de seguridad del hotel. Sandra Weaver.
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Editado: 04.10.2023