Cameron y Anne salían juntos de Le Cordon Bleu. Después de presentarse, pues lo recomendaron para dictar algunas de las clases prácticas de cata y maridaje, los directivos quedaron encantados y decidieron que no había mejor opción que él. Anne lo acompañó y se quedó esperándolo en la recepción. Cam tenía sus proyectos, y ella también.
Aparte de ser Instagramer algo conocida, Anne tenía los suficientes contactos para hacer una agencia de publicidad ella misma, y tenía que hacerlo antes de que se le acabe todo el dinero que le quedaba. No había vuelto a hablar con sus padres y ellos habían jurado no darle ni un solo centavo, pero se las había arreglado bien con la herencia de la abuela. Sabía que ese dinero no iba a durar para siempre, algo debía de hacer para invertirlo y asegurarse lo que le quedaba por delante.
Cuando Cam bajó y le dio la respuesta positiva de los directivos, lucía muy feliz. Ella no pudo evitar alegrarse por él, sabía que era el principio uno de sus sueños, tener algún día su propia escuela de cata y maridaje. Dictar ese curso lo ayudaría a ganar experiencia, le serviría mucho en sus planes. Mientras salían, él le explicaba algunos detalles del curso, también le contó que la escuela lo iba a capacitar en algunos puntos. Tendría el tiempo suficiente, aún faltaba para la reinauguración de The Oak Room. Al fin, después de un día pesado por la declaración de Sandra, todo parecía ir bien.
O al menos eso creyó. Caminaban juntos hacia el estacionamiento, tomados de la mano mientras hacían planes para esa noche. No supieron en qué momento ese pequeño grupo de periodistas, liderados por una aparente indignada Sandra Weaver, se acercó a ellos. Pero cuando lo advirtieron ya tenían las cámaras en la cara y los micrófonos muy cerca de sus labios.
—Es ella! —gritaba Sandra entre lágrimas—. Ella fue quien se encargó de hacer pública mi prueba psicológica.
—Pero qué demonios es esto...—dijo Anne en voz baja. La luz de una de las cámaras la cegaba y no entendía nada. ¿En verdad escuchó aquello?
—Señorita Leggat, ¿fue la revelación de la prueba de Sandra el primer paso para su venganza?
—No entiendo de qué me hablan...—Cameron se puso delante de ella para protegerla de las cámaras. No sabía qué les había dicho Sandra, pero de seguro una enorme mentira en la que ambos eran los perjudicados.
—Ahora lo niega —empezó a decir Sandra—, pero solo quiere venganza. Cuando descubrió que su novio no me dejaba en paz decidió atacarme de esta manera.
—¿Qué demonios es esto? —preguntó ahora Cameron. ¿Qué clase de historia había inventado esa mujer?
—Así como lo oyen —empezó a decir un periodista—. El maître de The Oak Room niega haber acosado a Sandra Weaver. Y fue su novia quien en un acto de venganza decidió hacer público el diagnóstico psiquiátrico de la prestigiosa repostera...
—¡Basta ya! —gritó Anne—. Vámonos —Le dijo en voz baja a Cameron. Este asintió, tomó de la mano a la chica y ambos caminaron en busca del auto. Pero las cámaras aún lo seguían y escuchaban a Sandra decir cosas como "admítelo". Subieron al auto, Cameron tuvo que pedir varias veces que por favor se quiten del camino, que estaban de salida. Hasta imaginó que luego dirían que quiso atropellarlos. Habían escuchado parte de la nueva historia de Sandra, pero en cuanto llegaron a su casa escucharían todos los detalles. Y no les iba a gustar para nada.
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Anne estuvo un rato en silencio mientras Cameron conducía el auto, alejándose lo más rápido posible de ahí. No sabía qué decirle, no entendía bien lo que había pasado, solo que Sandra había salido con un cuento nuevo para perjudicarlos. Todo había sucedido demasiado rápido, tanto que hasta por un instante se sintió asustada. Debió adivinar que esa mujer no se iba a quedar tranquila después de todo lo que estaban haciendo. Con la reputación tan arruinada ya no tenía nada que perder, y Sandra había demostrado que era peor de lo que creían.
—¡Qué mierda fue eso! —gritó después de un rato, estaba tan molesta que no pudo controlarse.
—No tengo idea, pero me muero por saberlo —contestó él sin apartar su mirada del camino. También estaba sorprendido, pensaron que todo iba a salir bien. Solo faltaba la declaración del verdadero padre y listo, Sandra se iría al demonio. Aunque después de eso lo dudaba.
—¡Esa mujer está loca! Todo el mundo lo sabe, ¿por qué demonios le dan cabida?
—¿Quién mejor que una loca para llamar la atención?
—Cierto, a los medios carroñeros es lo único que les importa —contestó molesta. Sandra les daba el escándalo que necesitaban para llenar sus programas.
—Tranquila. Llegamos a casa, vemos qué es lo que ha dicho y ya decidiremos que hacer. Sea lo que sea, estoy seguro de que no tiene pruebas para sustentarlo —Anne asintió. Ojalá él tuviera razón.
Cameron condujo rápido, si bien podían buscar noticias por Internet, decidieron que era mejor ver la noticia completa en casa. Buscaron en los canales de televisión, pero aún no estaban pasando nada. Así que recurrieron a Internet, los periódicos online ya debían de tener toda la historia con exageración incluida. Lo que leyeron los dejó sorprendidos, Sandra se había superado a sí misma en cuanto a mentiras.
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Editado: 04.10.2023