La mañana del 31 de octubre llegó Harry para alojarse en la Suite Presidencial del Hotel Plaza. Aunque era norma que cuando un huésped tan "ilustre" llegue al hotel sea recibido por la jefa de recepción, Emily decidió programar para ese día todas las reuniones habidas y por haber con otros jefes de área para mantenerse ocupada y no verse en la obligación de tener que atenderlo. Ya bastante tenía con soportarlo por una semana, porque ese era el tiempo que había reservado. Emily supo desde un principio que tendría problemas, intentó que Barbie trasmita sus inquietudes, pero al final la gerencia decidió que no se le podía prohibir a una persona hospedarse en el hotel. Claro, no había una denuncia formal de parte de ella porque de alguna manera hasta creyó que el tipo iba a dejar de molestarla.
Lo máximo que pudo lograr Barbie con ayuda de Olivia fue presionar a conserjería para que no acepten ni organicen la fiesta por Halloween que Harry quería dar. Le dijeron que se habían prohibido ese tipo de fiestas en suites del hotel pues molestaban a los demás huéspedes, entre otras razones que no dejaron muy conforme a Harry. Pensaron que quizá por eso desistiría de quedarse en el hotel, pero no fue así. Y esa mañana había llegado esperando ver a Emily en la recepción, pero al preguntar por ella le dijeron que estaba en una reunión.
—¿Y tiene idea de a qué hora regresará? —le preguntó a la recepcionista que estaba atendiéndolo ese día.
—No lo sé, señor. Aparentemente estará en reuniones todo el día —contestó amable la chica.
—Está bien —dijo sin mucho agrado. Ella lo estaba evitando, no era necesario ser un genio para darse cuenta.
Eso le disgustaba, las cosas tenían que salir como él quería siempre. Ya bastante tiempo se había contenido cuando su padre lo mandó a llamar para que se hiciera cargo de "los negocios". No entendió por qué su padre decidió hacer eso de la nada, pero cuando se negó a ir, este amenazó con quitarle el dinero que le daba y entonces no le quedó de otra. Tuvo que hacer del chico bueno por un buen rato, y eso incluía no molestar a Emily.
Su padre era un hombre influyente, antes de que siquiera se hayan formalizado las denuncias contra él, este ya lo sabía. Muy molesto le dijo que sabía de una chica que quería denunciarlo y que había ido a la comisaria, pero que él intervino prometiéndole que su hijo no la iba a molestar más, que no quería ningún escándalo. Así que tuvo que aguantarse eso también, a pesar de toda la rabia que sentía y de las ansias locas de buscar a la única mujer que se le había resistido.
La quería sin importarle nada, ¿acaso era tan difícil para ella entender que la amaba? En cambio Emily huía, no quería escucharlo, se asustaba de él. Era injusto, él solo quería tenerla y hacerla feliz. Ahora estaba en el hotel sin una sola posibilidad de verla al menos por ese día, y aunque se quedaría por una semana, Harry tenía una necesidad increíble de verla. Se había enterado de que ya no trabajaba en el hotel aquella chica llamada Estelle, quien era la que le pasaba todos los datos para seguir en contacto con Emily. Ahora sabía que esta se había mudado y se había cambiado de número una vez más, no había nadie en el hotel que pudiera ayudarlo. O al menos eso creyó.
Mientras dos botones llevaban su equipaje, puso su mirada un instante en el área de conserjería. Ahí estaba ese chico que alguna vez fue casi como su botones personal, el tal Charles. Era un gran chico, siempre le ayudó y le llevó las cosas que quería, un tipo servicial que sin dudas lo iba a ayudar en lo que quisiera. Sería fácil convencerlo de que le dé algo de información, además claro de hacerle algunos pedidos especiales. Ahora que no estaba Estelle, alguien tendría que encargarse de "aquello".
—¡Hola, Charles! —dijo él acercándose de lo más natural. A esas horas no había mucha gente en conserjería, así que el chico estaba solo. El saludo lo tomó por sorpresa, pero no tardó en corresponder amable y sonreírle.
—Buenos días, señor. Lo estábamos esperando, por lo que veo ya lo atendieron en recepción.
—Claro, muy rápido como siempre, aunque me sorprendió no ver por acá a la jefa de recepción.
—Ella está un poco ocupada, ya sabe. Es fin de mes y todo se complica un poco.
—Fin de mes claro, pero más importante que eso, ¡es Halloween! Dime, Charles, ¿acá no hacen una fiesta para el personal? Hay empresas que hacen esas cosas.
—Sería una buena idea, supongo que puedo sugerirla para el otro año.
—Lo cual quiere decir que acá no hacen nada. Bueno, pero me imagino que igual tienes algo que hacer, ¿no? Porque te contaré que yo ando de lo más aburrido, vengo a hospedarme y al final no pude organizar la fiesta en mi suite, ¿puedes creerlo? En fin, eso no vale la pena ya. ¿Qué vas a hacer tú?
—Tengo una fiesta que ha organizado una amiga, es de disfraces. Es algo privado, aunque no tanto en realidad. Lo genial de todo es que estará gente de acá mismo, pero de "The Oak Room", hasta el chef creo.
—Tengo una amiga que es novia del maître de ese restaurante. —Por alguna razón decidió ahondar un poco en el tema. No le importaba mucho lo que Charles iba a hacer, pero si en esa fiesta iba a estar Anne había la posibilidad de que Emilly también caiga por ahí.
—¡Ah claro! La fiesta será en la casa del maître, Cameron. Habrá mucha gente de acá, ¡hasta la jefa de recepción! Es que creo que todos son amigos desde que estudiaban hotelería. —Solo bastó que diga eso para que la enorme sonrisa apareciera automáticamente en su rostro. Lo tenía, ese chico le había dado la información más que necesaria. Al fin podría hacer lo que siempre quiso.
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Editado: 04.10.2023