Priss reaccionó rápido, y cuando se hizo a un lado para evitar ser atropellada logró ver el rostro de Sandra. En serio había querido matarla, esa no era ninguna broma. Intentó pararse, pero sintió que le dolía la pierna por haberse arrojado a un lado, la misma pierna que meses antes se lastimó cuando corría detrás de Adriano por las escaleras. Por un instante creyó que las cosas se iban a quedar ahí, que Sandra saldría a insultarla o algo parecido. Fue aún peor, escuchó que el auto retrocedía pues se había chocado con la parte trasera del auto de Adriano. No, Sandra no iba a quedarse tranquila. Iba a matarla.
Claro que le dolía la pierna, pero sacó fuerzas para echarse a correr en dirección contraria. Le sorprendió ver a Anne acercándose hacia ella. Quizá estaba bajando y al oír el choque fue rápidamente a ver qué pasaba. Y eso era justo lo que había sucedido, Anne decidió adelantarse para esperar a Cameron, cuando escuchó el choque. Preocupada, bajó a ver qué pasaba y solo vio a Priss levantándose con dificultad y corriendo como podía. No sabía qué había pasado, pero ella estaba en problemas y no iba a quedarse con los brazos cruzados.
—¡No, Anne! —gritó Priss con desesperación, no se había dado cuenta de que ya corrían lágrimas por sus ojos—. ¡No te acerques! ¡Corre! —Anne no hizo caso, solo quería auxiliarla. Y fue demasiado tarde para ella. El auto de Sandra retrocedió a toda velocidad. La chica intentó alejarse de su alcance, pero entonces el auto la golpeó con la parte trasera. Quizá fueron unos segundos, para Anne fue una eternidad. "Voy a morir, ¡cuando caiga al piso moriré!", pensó con desesperación antes del impacto. Priss vio como el cuerpo de la joven caía al suelo en un golpe que parecía mortal. Sin importarle su propia vida y olvidándose del dolor, corrió hasta donde estaba ella y le sorprendió ver que Anne aún estaba consciente, aunque su cabeza sangraba y no se veía nada bien.
Y de pronto escuchó fuertes risas de burla. Unas risas malvadas y hasta desesperadas. Cuando Priss giró la cabeza halló a Sandra mirándolas desde la ventanilla del auto. Su risa maniática la llenó de miedo, esa mujer las iba a matar. Había perdido la cabeza, estaba fuera de sí. ¿Qué demonios la había llevado a eso? ¿Cómo es que nadie la había descubierto? ¿Cuánto tiempo llevaba esperando ahí abajo?
—Quería matar a ese par de miserables, pero esto será mucho mejor —dijo entre risas—. Mataré a sus dos zorras y voy a ser tan feliz cuando sepa que mueren de dolor. —Sandra siguió riendo y Priss supo que tenían poco tiempo para escapar. La puerta para salir estaba a unos pocos metros, si conseguía llegar hasta ahí tal vez ella y Anne estén a salvo.
—Ve por ayuda... —Pudo pronunciar Anne apenas. Tosió y de su boca salió también algo de sangre, Priss no pudo controlar sus lágrimas al verla así. No iba a dejarla morir, no de esa manera en las garras de Sandra. Así que al demonio con su pierna, cuando escuchó que el auto de Sandra se daba la vuelta para embestirlas le salieron fuerzas para levantar a Anne, y correr hacia la puerta. La maldita de Sandra aún se dio un tiempo para retroceder y acelerar. Priss no pensaba, solo seguía adelante mientras sentía que el auto de Sandra casi le pisaba los talones. Cuando al fin estuvieron cerca de la puerta pasó lo inevitable.
El impacto fue menor del esperado, quizá solo como un fuerte empujón que las hizo caer a un metro de la puerta de salida. Fue tan rápido que después no pudo creer como se salvó de esa. Le ganó la desesperación, intentó avanzar más rápido con Anne, pero solo consiguió tropezarse. Claro que le dolió y mucho, se había raspado todas las piernas y brazos, la pierna lastimada ya debía de haberse fracturado porque le dolía como los mil demonios y casi no podía respirar por el peso de Anne sobre sí misma. Y eso era lo bueno de todo, Anne aún respiraba. Estaba viva, pero quien sabe por cuánto tiempo más. No pudo moverse ni decir nada, ni siquiera saber qué pasó después. Sintió un fuerte mareo, o quizá era agotamiento, ni se dio cuenta de que se había golpeado la cabeza. Para cuando despertó las noticias no eran para nada alentadoras.
*****************
Si para Priss las cosas habían sucedido muy rápido, para Sandra también. Desde muy temprano llegó al estacionamiento para hacer guardia a Cameron y Adriano. Le pidió a uno de sus amigos un favor, lo presionó para que se hospedara en El plaza y así tenga derecho a guardar su auto en el estacionamiento. Cuando ya todo estuvo arreglado, él la recogió, la dejó en su auto y se fue. La mujer se quedó todo el día ahí maquinando su venganza. Quería destruir a esos dos, pero no con su reputación pues ya lo había intentado y no funcionó. Quería matarlos, en su mente enferma solo cabía la idea de que esos dos eran quien más daño le habían hecho.
Pero cuando vio que Priss llegaba sola al estacionamiento no pudo evitarlo. La idea cambió de pronto. ¿Por qué matar a Adriano? ¿Por qué no mejor destruirlo emocionalmente? Si mataba a esa chica estaba segura le iba a causar el dolor más grande que jamás había sentido. Así que a toda velocidad se acercó a embestirla, pero la muy maldita logró escapar a tiempo. Lo malo para ella fue que chocó con el auto de Adriano, y fue algo doloroso. Cuando vio que Priss quería huir enfrentó al mareo y decidió matarla de una buena vez.
La cosa cambió cuando pudo ver que Anne estaba acercándose. ¡Eso no podía ser más increíble! Mataría a las novias de sus enemigos causando un golpe mortal. Anne estaba mucho más cerca de su alcance, y la verdad es que con todo lo mareada que estaba por el golpe que se dio al chocar no llegó a golpearla con toda la fuerza que se merecía. Pero eso sí, debía de estar muy lastimada pues la vio caer con violencia a un lado. Quizá seguía viva, pero iba a machacar su cuerpo. La vida no les iba a durar mucho tiempo a esas dos.
#13094 en Novela romántica
#1830 en Novela contemporánea
romance comedia, chef empresario millonario atractivo, amistad aventuras romances y misterios
Editado: 04.10.2023