—¿Segura que no quieres ir? —pregunto Rachel una vez más.
—No, no me siento muy bien. Envía mis saludos a todos, nos vemos mañana —contestó Priss. Estaba recostada en su cama y no parecía tener intenciones de ponerse de pie. Rachel sabía que había discutido con Adriano, pero igual tuvo la esperanza de que al verla vestirse para ir a la cena de Nochebuena en casa de Cam quizá se anime.
—¿En serio? Vamos, es Navidad y hay que disfrutarla.
—La disfrutaré mañana, hoy no estoy animada. Les daré mis regalos a todos luego, ¿sí? —Rachel asintió, ya no valía la pena insistir. No le daban muchas ganas de irse a dejar a su amiga sola esa noche, la esperaban, pero Priss era más importante.
—Si quieres me quedo contigo.
—No, no. Anda, eres el alma de la fiesta después de todo y Arnold ya debe estar por llegar. —Justo cuando terminó de decir eso, el timbre del apartamento sonó. Ese debía de ser Arnold listo para recogerla—. ¿Ves? Tienes que irte.
—Está bien, pero que conste que vas a pasar toda la mañana conmigo, ¿si?
—Si, te lo prometo —dijo con una media sonrisa. Rachel le dio un beso en la frente y la dejó. No le agradaba para nada la idea de dejarla sola, pero supuso que era lo mejor, al menos podría pensar las cosas y arreglar todo con Adriano.
Cuando Rachel salió de la habitación, Priss apagó la luz de la lámpara y cerró los ojos. Intentaría dormir, aunque dudaba mucho que pudiera hacer algo como eso. Le había dicho a Adriano que iría de todas maneras a la cena, pero ya no tenía ánimos de hacerlo. No quería ir a fingir que todo estaba bien porque estaba segura que no iba a poder, no quería arruinar la noche con su mala cara. Igual la fecha central era al día siguiente por la mañana. Esa noche esperaba que la "magia de la navidad" hiciera su trabajo y que amaneciera más tranquila.
*******************
—¿Y Priss? ¿Ya salió? —la preguntó Arnold a Rachel mientras bajaban por el ascensor.
—No, no viene —contestó desanimada—. Ha discutido con Adriano, tú mismo viste como se fue esta tarde.
—Sí, supuse que eso iba a pasar de todas maneras, ¿no? Van a estar lejos por un año.
—¿Crees que les vaya bien?
—Eso espero, se ven muy enamorados los dos. Sería triste que... bueno... que acabaran como nosotros. —Rachel recordó entonces que cuando Arnold se fue por el mismo tiempo a estudiar a San Francisco, Priss simplemente le cortó. Bueno, Priss ya no era de cometer ese tipo de arrebatos, pero igual uno nunca sabe lo que puede pasar en un año.
—Ojalá puedan reconciliarse pronto —comentó Rachel en voz baja. El ascensor llegó al primer piso, caminaron en silencio rumbo al auto.
No hicieron más comentarios al respecto durante el camino, Arnold decidió animarla un poco poniendo la radio para escuchar villancicos. El ambiente festivo terminó por contagiarlos y se fueron cantando todo el camino. No querían llegar desanimados por lo que estaba pasando, era navidad después de todo, un momento de unión y armonía, o al menos eso es lo que intentaban hacer.
Al llegar al apartamento de Cameron estaban ya todos ahí, incluido Adriano. Cuando entraron notaron de inmediato que él se puso de pie y buscó a Priss con la mirada, esperando quizá que ella estuviera detrás de ellos, pero se sentó cuando vio que la puerta se cerraba y no había nadie. Él acababa de llegar y no había hablado con ella desde la tarde, esperó que llegara y que quizá pudieran conversar. Ni siquiera había ido a casa a cambiarse la ropa, salió del apartamento de Priss para ir a comprarle un presente. Pensó que quizá esa noche podrían adelantar la entrega de regalos, pero ella no estaba ahí.
—Priss se sentía un poco mal —aclaró Rachel—, pero no se preocupen, mañana la traigo disfrazada de duende si es necesario.
—¡Qué lástima! Quería verla —dijo Anne—. ¿Qué tal si a las doce la llamamos por teléfono? Seguro que quiere escucharnos a todos.
—Si, seguro que de todas maneras va a estar despierta —le dijo Rachel—. Y si no lo está, igual la despertamos —bromeó. Priss era una de las personas que más esperaron esa noche, su ausencia se iba a notar.
Ya todo estaba listo para la cena navideña. A pocos minutos de las doce de la noche todos salieron a la terraza con sus copas de champagne. Supieron que ya era la hora cuando desde la costa se empezaron a ver algunos fuegos artificiales. No eran tantos como solían ser en año nuevo y por el cuatro de julio, pero igual eran muy bonitos y en esa fría noche de New York sentían que la emoción los hacía olvidarse de todo. Hicieron el brindis, se abrazaron deseándose feliz navidad. Luego se quedaron un rato más mirando los fuegos artificiales. Adriano había estado muy callado, todos se habían dado cuenta.
Miraba el espectáculo de luces con algo de pena. Cómo le gustaría que Priss estuviera ahí. Tomada de su mano y sonriendo, riendo por alguna cosa con Rachel. Quizá ese hubiera sido el momento preciso para darle un regalo, aunque ya no estaba seguro si clasificarlo como regalo, más bien era como una "sorpresa" por Navidad. En ese momento le hubiera encantado que ella estuviera ahí. Veía a Arnold y Rachel estaba abrazados, Cameron había cargado entre sus brazos a Anne para que pudiera ver los fuegos artificiales pues sentada en su silla de ruedas le era imposible. Y hasta le pareció ver que Emily y Charles estaban en una actitud bastante extraña. Si, todos se veían muy felices con las personas que querían. Pero la persona que él quería estaba lejos, quizá odiándolo por lo de esa tarde. Y no le gustaba pensar en eso, quiso decirle esa noche que la amaba tanto que era capaz de esperar mil años si era necesario.
#13183 en Novela romántica
#1843 en Novela contemporánea
romance comedia, chef empresario millonario atractivo, amistad aventuras romances y misterios
Editado: 04.10.2023