CAMILA
Veo aquella pista de hilo y mi sonrisa reluce, todo es muy bonito, estoy segura que me encantara estar aquí y no querré salir nunca de este maravilloso lugar.
- ¿te gusta mi amor? _ pregunta mi mami
- si mami, gracias por traerme
- de nada mi amor, ve a ponerte tus patines mientras yo busco a alguien que te enseñe
- no mami, yo quiero saber solita
- pero..
- por favor mami
- está bien
Me pongo mis patines y entro a la pista de hilo, al estar ahí me resbalo, pero alcanzo a agárrame, avanzo mientras me sostengo de la orilla, avanzo de poco a poco con el miedo de caerme. Doy mi primera vuelta a la pista agarrándome con fuerza, pero quiero avanzar más porque estoy desesperada, así que decido soltarme y avanzar, pero me caigo.
No me importa, me levanto y avanzo, pero cuando doy dos pasos me caigo y mi desesperación aumenta al no poder hacerlo bien
- ya no quiero_ exclamo enojada y con ganas de llorar por mi fracaso
- ¿Qué pasa mi amor? _ pregunta mi mami
- ya no quiero, me caigo y todo me duele
- Ven Cami_ me pide mi mami y así lo hago
- me duele todo mami_ le digo mientras llegó a ella
- mi amor, quiero que sepas que por más que te caigas tienes que levantarte
- pero duele
- lo sé, pero nunca en la vida debes rendirte por más que duela tu te levantas y sigues ¿Bien?
-si mami, lo voy a volver a intentar
Mi mami me mira orgullosa y yo prosigo a regresar a la pista de patinaje para volver a intentar.
FIN DEL SUEÑO
El sonido del despertado hace que me levanté, durante el tiempo en que mi mamá murió no había soñado con ella, siento que este sueño y a la vez recuerdo es una señal para decirme que lo estoy haciendo correctamente.
Al levantarme de la cama me alistó para salir, el día de hoy iré a ver a mi hija a la iglesia en dónde dejé sus cenizas, para mí es muy importante ir a verla antes de marcharme por una temporada.
Una vez lista bajo al comedor para desayunar algo liguero, al estar en la cocina superviso que no haya nadie, se que es muy temprano.
Decidí ir sola, no quiero que nadie vaya conmigo, así que cuando termino mi desayunó salgo de la casa, tomo mi carro y voy camino a la iglesia.
Durante el camino voy recordando los pocos momentos que viví con Lucía, recuerdo que durante todo el embarazo le hablaba y solía decirle que era lo mas preciado que tenía, que era lo mas bonito que tenía.
Mis padres cumplían todos mis antojos de embarazada, me acompañaban a mis chequeos y cuando los tres supimos que iba a ser niña lloramos.
Solía tener la certeza de que siempre íbamos a ser ella y yo y que tal vez con el tiempo un buen hombre que nos amara y respetará se uniría a nuestras pequeña familia, pero tal parece que nada estaba a asegurado por qué ella murió.
Cuando ella se fue me dejó vacía, era una muerte viviente todas las personas cercanas a mi pensaban que jamás iba a salir a delante después del dolor tan grande que sentía.
Mi dolor era agrade que no sabía cómo expresarlo, ni siquiera había una forma de llamarle a la perdida de un hijo.
Había perdido a la única personas que probablemente me iba a amar desde el primer momento, esa persona que me iba a ver cómo lo más importante en su vida.
Al llegar a la iglesia camino directo a la lapida dónde están las cenizas de mi hija.
-hola mi lucesita_ digo besando las letras en dónde está plasmado su nombre_ te he extrañado mucho mi amor, perdóname por no haber venido tan seguido como antes, después de tu abuela pasaron muchas cosas de las cuales estoy segura que están enterada.
Sabes pensé que Emanuel era el hombre correcto, alguien que me amaba sinceramente, pero no fue así, solo quería destruirme.
Pero jamás contó que si tu partida no me deje morir de dolor, el que se haya burlado de mi no iba a causar daños en mi vida tan grandes. Solo fue una desilusión más en el amor, tal vez no estoy lista para amar ni que me amen o simplemente no estoy hecha para el amor.
Pensó hacer un viaje a Nueva York, solo por uno meses, tu abuelo me prometió venir seguido al igual que tus tíos, ellos y ello empezamos a tener una relación más cordial de la que teníamos.
Espero que este viaje me ayude sabe ciertas heridas que tengo aún sin cicatrizar, una de ellas es dejar de culparme por tu muerte mi amor. Se que tal vez no fui culpable pero de alguna manera me siento responsable y se que tengo que sanar.
Te amo mucho mí amor, prometo que cuando regrese de Nueva York te vendré a ver de nuevo.
Le doy el último beso a mi hija y salgo de la iglesia, durante el camino a mi casa veo la pista de patinaje dónde solía ir y sin pensarlo mucho me detengo ahí.
Llevo tiempo sin patinar profesionalmente, solía relajarme mucho y disfrutarlo. Cuando entro a la pista todo sigue igual a como lo recordaba, rento unos patines y entro a la pista.
Lo primero que hago es calentar un poco, cuando el calentamiento está hecho empiezo con los básicos del patinaje, sorprendentemente los hago a la perfección, bien dicen que lo bien aprendido no se olvida.
De un memento la canción de Voulez-Vous suena y al buscar a la persona que a elgido ese tema veo a mi antiguo entrenado y sonrió al saber que esa era una rutina que me salía perfecta.
El ritmo de la música hace que empieze a recordar la coreografía, por un instante me olvidó de todo ye consentro en la coreografía.
Con cada movimiento me siento libre y relajada como hace mucho noe siento, no sé si todo lo estoy haciendo perfecto, lo único que si se es que lo estoy disfrutando al máximo.
Al finalizar la rutina una sonrisa se hace presente en mi rostro y veo como mi antiguo entrenador camina hacia mi.
-sigues hacaindolo perfecto_ me alaga mientras me abraza