Cámaras, luces, personas corriendo de aquí para allá y él en el centro inexpresivo.
- Señor por favor sonría – le dijo uno
Hacia su mejor esfuerzo, pero por más que lo intentase, reír sin algún estimulo era complicado, al menos para él.
- Vamos Daniel, ¿Esa es tu mejor sonrisa?
Nathan se encontraba apoyado en la pared, burlándose de él.
- ¡Nathan!
Sabía que su amigo había llegado hace poco y que incluso había hecho una fiesta de bienvenida invitando a todos, incluyéndole, pero Daniel nunca asistía a ellos, por muchos factores, aun así, era bueno saber que Nathan siempre le tomaba en cuenta para sus locuras e incluso le invitaba personalmente.
- Si ese mismo
- ¿Qué le paso?
Se encontraba con un yeso en su pie.
- ¿A mí?, no, nada
- Estaba bien esta mañana.
Lo sabía porque había visto el evento de las fusiones de los centros comerciales.
- Tuve un accidente, pequeñísimo.
- ¿se fracturo la pierna?
- No, ¡Ahh!, esto – mostrando el yeso - esto es de un accidente que tuve en el extranjero.
Daniel lo miraba perplejo, le sorprendía la irresponsabilidad de su amigo.
- ¿Y le dieron de alta rápido?
- No, jejeje me escape – colocando su mano en la nuca como si esperara un regaño
Mas Daniel se quedo callado.
- Nos vamos al hospital
- ¿Y la sesión de fotografía?
Nathan también había llegado en los primeros lugares de la encuesta y había sido invitado a la sesión fotográfica.
- ¿Entró en la encuesta?
Estaba dudoso, pues Nathan no era un empresario, mas bien era el hijo de uno.
- Por supuesto que sí, mi inigualable atractivo captó la atención de todas las señoritas.
- Menos de la señorita Chloe, por supuesto
- ¿Qué dijiste?
Daniel conocía perfectamente la némesis de Nathan y conocía de sus intentos por conquistarla, cuando se encaprichaba con algo, no había quien le quitase la idea. Lo sabia por las numerosas veces en las que tuvo que ayudar en sus locuras.
- Nada – Levantó la mirada sin interés – no importa, debemos ir al hospital.
- ¡Ahhh! – no se pudo contener más – es Nathan Dugan – detrás de ella se aproximaron más señoritas
- El mismo muñecas.
- Nathan – trató de sacarlo de ahí
- Creo que es mi turno, ¿Quién me tomara la foto?
Se acerco al escenario cojeando.
- Señor, ¿Esta bien? – preguntó el fotógrafo.
- Por supuesto, y …
Fue al vestuario, buscó algo llamativo, se decidió por una chalina, se saco la polera con la que se encontraba entonces y se colocó la prenda que había elegido.
- ¿Les parece bien que pose así? - Que tal si oscurecemos el fondo e incrementamos la luz de aquí, creo que debería tener un accesorio
Daba sus sugerencias. Estaba mas animado, de alguna manera el viaje fue beneficioso para Nathan, o eso creía Daniel.
- Nathan te amo
Gritaban las chicas.
Daniel tosió para poner orden a sus empleadas, quienes cayadas tomaron rápidamente sus lugares, aprovechando para sacar foto con sus celulares de vez en cuando, sin que su jefe se diera cuenta, algunas también aprovechaban para sacarlo a él.
- ¿La chalina de nuevo? – pensó Daniel.
Sabia la razón que se escondía detrás de la adicción a esas prendas, mas no dijo nada. Suspiro derrotado, más tarde intentaría llevarlo al hospital.
- Señor el Sr. James ya llego – dijo su secretaria.
- ¿Él también? – apareció como de arte de magia Nathan
- Para eso si se aparece rápido – pensó Daniel
Le sorprendió que llegara a esa velocidad teniendo un pie indispuesto.
- ¡Oye! Que haces aquí – se alejó gritando – tu no puedes estar ahí.
- Si, ya es el mismo de siempre
Nathan no se llevaba bien con su hermano mayor, tal vez la razón era que su padre siempre lo andaba comparando con él, no solo su padre, si no absolutamente todo el mundo. James era el aplicado, el inteligente, el legitimo sucesor del centro comercial y su unión con Olivia lo comprobaba, en cambio él, el era la oveja negra de la familia Dugan, el hijo descarrilado.
- Que le paso a tu pie – contestó este
Había corrido impulsivamente hacia su hermano, que había olvidado lo del pie, ahora de seguro James correría a contarle todo a su padre.
- Eso no te incumbe, responde mi pregunta.