Su primer día de trabajo no había estado tan mal. Fuera de haber tenido que estar de mensajera y de mesera todo estuvo bien.
Ahora solo quería volver a casa, darse un baño y dormir.
- Lamento no haberte creído cuando me lo advertiste
- Supongo que estas aquí, porque él te ya te robo todo lo que tenias
- Si, supones bien. Pero tengo un plan para recuperar todo lo que nos robo – dijo agarrándole de su mano.
Ya había ingresado a la revista Inno, no podía retroceder. El plan había comenzado a ejecutarse.
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Limpiaba cuidadosamente los mesones. No se podía quejar, hubo algunos clientes, pero quería más; tendría que pensar en cómo podría traer a más.
Observó la caja que le había llegado, no aguantó curiosidad y la abrió. Adentro encontró un vestido de sirvienta de su talla.
- De verdad que he caído bajo.
Era lo que Briguette le había mandado, no le gustaba lo pequeño que eran los supuestos uniformes, tuvo que discutirlo bastante con la presidenta del lugar para que le enviaran uno mucho mas largo. Por suerte habían escuchado su pedido, buscó si había algo mas en la caja encontró una nota con la dirección al cual debía ir.
- Aun sigue siendo sospechoso – pensó.
Lo volvió a colocar en la caja luego de asegurarse de que era de su talla. Se lavo minuciosamente las manos, casi como si estuviera alistándose para entrar a un quirófano se colocó su gorra para evitar que los pelos caigan a los alimentos, un barbijo y unos guantes; alistó el lugar en donde iba a preparar la tarta y sacó los ingredientes.
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Abrió sus ojos aún somnolienta.
- ¡Ah! – se paró de su asiento mirando por ambas ventanas
Se había pasado la parada.
- Me quedo, me quedo – dijo al conductor
No sabía dónde estaba. No le preocupaba tanto estar perdida, ya no era niña, solo tenía que consultar a Google maps.
Siguió los instructivos al parecer podía tomar otro autobús y lo más genial era que la dejaría prácticamente en la puerta de su casa, solo tenía que llegar a su parada.
- Estoy de suerte – dijo emocionada – es el destino, sí que sí.
Caminó por las calles y bajo por unas gradas, un olor agradable la embriago, le encantaba el olor de un pan recién horneado, no era necesario seguir el olor, encontró rápidamente la cafetería, prácticamente las gradas la rodeaban.
Podría saltar de aquí y con eso llegaría a la azotea
Bajo las gradas y termino en la puerta de la cafetería.
_ ¿Olie?
Decidió entrar, había estado correteando de aquí para allá toda la mañana merecía relajarse. Las campanas anunciaron su entrada cuando abrió la puerta, parecía un lugar antiguo, había varias decoraciones de plantas.
- Bienvenida
Salió una mujer de la cocina.
- En un momento la atiendo
Minutos después salía con lo que Isabelle había ordenado.
- ¿trabajas aquí sola? – le preguntó
- Si – respondió, colocando a la mesa su pedido
- ¿Y no te cansas?, digo estas todo el día atendiendo
- No hay muchos clientes, no es tan ajetreado.
- Ya veo – observó nuevamente la cafetería - ¿Por qué no tiene muchos clientes?
Wara sacaba los panecillos recién horneados con sus guantes de panda, escogía los panes para colocarlos en un elegante cesto y también escuchaba cuidadosamente las preguntas de su nueva cliente. La charla era amena para ambas.
- Supongo que es por la ubicación de la cafetería, no pasan muchos por este lugar – respondió mientras preparaba las galletas – también creo que el centro comercial que se encuentra cerca de aquí tiene algo que ver, por la reconocida cafetería que tiene.
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Si por ella hubiera sido, se hubiera quedado a seguir conversando. Era difícil encontrar a alguien que se tomara la molestia de escucharte.
- Apuesto que se vería adorable con un cosplay de sirvienta de esas que se ponen en las reuniones de otakus.
Se la paso imaginándola en algún traje de sirvienta kawai que no se dio cuenta que por poco se vuelve a pasar de parada.
- Genial, no pensé que hubiera un bus que me dejara cerca de casa
Estaba considerando modificar su ruta, le costaba casi lo mismo y de paso podría hacer una pequeña parada en Olie.
- ¿Hola?
Entró cuidadosamente, como era de esperarse no encontró a nadie.