El paisaje que se podía divisar desde su oficina era asombroso. Daniel lo observaba pensativo.
- Me parece bien, hay algunos detalles que observé. Lo escribí en el documento, sería bueno que lo revisen – le dijo al jefe de departamento.
Sintió curiosidad cuando salió, había la posibilidad de que Isabelle trabajase ahí. Sería muy extraño que eso fuera cierto, ya que no habían mantenido contacto desde de la última vez que se reunieron. Abrió los ojos de par en par cuando la encontró.
Las decoraciones no le permitían ver con claridad, ella estaba sentada en la esquina cerca de la ventana, parecía inmersa en sus pensamientos. Volvió a mirar hacia adelante y a tomar atención a lo que el jefe de departamento le decía.
- Disculpe señor – dijo su secretaria al entrar, regresándole a la realidad – aquí tiene lo que me pidió. ¿Desea algo más?
Él se sentó en su escritorio y tomó el documento.
- No, gracias. Ya puedes retirarte - respondió
- Con permiso
En un folder amarillo yacía la lista de los empleados que trabajaban en el departamento 5. Estaba enterado de que recientemente ingresaron empleados temporales. No se imaginó que entre ellos estuviera Isabelle.
- Isabelle Moore
Hojeaba y leía tranquilamente los datos que la empresa tenía registrada sobre ella. Isabelle ya trabajaba ahí cuando se conocieron, le pareció curioso que ella no supiera de él.
- Tal vez …
Quería encontrar una razón que descartara la idea de que ella, ya lo conocía y fingía no hacerlo. No quería pensarlo demasiado, tenía que haber una explicación
- Coincidencia tal vez.
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Después de darle demasiadas vueltas al asunto, decidió volver al centro comercial, no estaba seguro de querer ir a presentarse ante el encargado, su jefe. Pero una cosa si sabía, de todas formas, estaría en problemas. Y eso le preocupaba.
Nadie dijo nada cuando el ingresó, no sabía que exactamente hacer. Estaba tentado en irse.
- Llegaste tarde – dijo el encargado, apareciendo por detrás y pegándole un gran susto
Estaba listo para dar la mejor excusa jamás inventada.
- Ponte el uniforme, y empieza tu trabajo
Él lo observó confundido, pero obedeció. Al parecer no tendría problemas, o eso parecía.
.-.-.-
- Buenas tardes – le recibió sorprendido – pasa, por favor – no se esperaba la visita de Daniel Asher – ¿Eres el amigo de Nathan?, ¿verdad?
Daniel asintió en silencio, había pensado cuidadosamente en las palabras que iba a decir cuando lo viera, pero al final no sabía que decir. Era un tema delicado, o al menos para él lo era.
- Por favor, no me digas que Nathan se metió en algún problema – dijo el Sr. Dugan
- No, no es nada de eso – respondió – No sé si recuerda a mi padre – lo miró expectante.
El Sr. Dugan se quedó en silencio. Daniel bajo la mirada, sí no lo conocía a él, mucho menos a su padre. Este no era más que un simple trabajador, a los ojos del presidente del Centro Comercial.
- Se llamaba – quiso hacerlo recordar
- Michael Asher – le interrumpió el Sr. Dugan – Si, lo recuerdo – se paró y se dirigió a la ventana – fue un gran trabajador.
Probablemente su padre era la mancha negra en el historial del centro comercial, eso le entristeció
- ¿Usted cree que mi padre es inocente? – se atrevió a preguntar.
- No lo se
Sintió rabia, por supuesto, él era quien le dio la espalda a él y a toda su familia.
- Tu padre fue un excelente trabajador, es por eso que quedé desconcertado cuando me informaron lo que sucedió. No pude hacer nada por él, debía respetar lo que los ejecutivos y accionistas decidieron – dijo tristemente – se trató de encontrar las pruebas suficientes para demostrar su inocencia, pero no fue asi, todos los testigos e involucrados terminaron declarando en su contra.
Él Sr. Dugan parecía decir la verdad, se sintió culpable de haberlo juzgado injustamente.
- ¿Usted cree que mi padre se suicidó? – dijo casi en un susurro.
Necesitaba que alguien le dijera que no, que su padre no era capaz de cometer algo parecido, que primero pensaría en su familia.
- El testigo dijo que si – respondió este – Pero a decir verdad creo que nunca lo sabremos.
La versión del Sr. Dugan no hacía más que confirmar todo lo que el Sr. Ewen le dijo. Ahora Daniel se dirigía nuevamente a su trabajo con un documento entre sus manos.
- Toma esto, quizá te sirva – le dijo el Sr. Dugan.
Tenía que ponerle fin a esto, Daniel estaba consciente de ello. Pero seguía firme en intentar reabrir el caso de su padre, y él Sr. Dugan le había dado un documento que quizá lo ayudaría.