Caminaba hacia la puerta, faltaba muy pocos minutos para abrir Olie, en su paso arreglaba los manteles, miraba su celular y volvía a caminar hacia la cocina.
Era consciente que tampoco le convenia ignorar su advertencia. No podía terminar arrestada, tenía muchas responsabilidades, no podía perjudicar a la Sra. Gosick. Sabía que si por ella fuera correría a ayudarla, el problema era su nieta, Dayana, quien de seguro la dejaría ahí y aprovecharía aquella oportunidad para cerrar Olie.
- ¿Qué hago? – Se tocaba la frente con su celular.
Ahora era ella quien esperaba un mensaje. No le agradaba la idea, no quería ir a aquella casa.
- Tal vez solo quiere que limpie – trataba de tranquilizarse – ¿y si me obliga a hacer algo indebido? ¡Ash! – daba pequeños saltitos.
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- Ay – se quejó mientras se tocaba su cabeza - ¿Dónde estás?
Era la tercera vez que su alarma sonaba, lo gracioso era que no lo podía encontrarlo en todo aquel montón de ropas y objetos. Le dio flojera recoger por lo que había dormido encima de ellos
- No quiero – se quejó cuando lo encontró
Simplemente no tenía ganas de ir al trabajo. Le dolía la garganta y olía terrible, se había pasado toda la noche buscando la caja de chocolates en el bote de basura, al final se dio por vencida.
- ¡Qué diablos!, nunca lo encontrare
De por si le dieron ganas de volver a dormir cuando vio el desastre que había provocado en toda la casa, comenzaba a pensar que tal vez había exagerado un poco las cosas.
- No es mi culpa, ella no debió tocar mis cosas – trato de excusarse.
Le daba pereza recoger, ya lo haría cuando volviera del trabajo. Tenía que apresurarse o llegaría tarde de nuevo y esta vez no se lo perdonarían.
- Primero debo tomar un baño
Cuando abrió la puerta espero que alguien le estuviese esperando enfadada, pero no fue asi, la casa continuaba siendo un desastre.
- ¿No llego a casa?
Buscó alguna nota o alguna señal que le indicara que su compañera hubiera pasado la noche ahí, mas no encontró ninguno.
- ¡Que va! – decidió no tomarle importancia y se dirigió al baño - ¡Achú! – estornudo – ¡ay no manches! – se tocó la nariz – espero no haberme resfriado.
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- Esta es la última – Colocaba con cuidado las tazas de café en la mesa – listo
Las ventas no andaban tan mal aquella mañana, aunque seguía creyendo que podría irle mejor, si tan solo encontrara la forma de atraer a más personas. Era consciente de lo mediocre que se había convertido. Cuando apenas comenzó en la cafetería, todos los días se levantaba con una nueva idea, tenía que alcanzar la meta de clientes que se había propuesto. Ahora se conformaba con que la clientela sea aceptable, siempre deseando más, pero no hacía nada al respecto, algo había cambiado dentro de ella y Wara lo sabía. Suspiró frustrada, mirando de reojo su celular.
- Bienvenida – se levantó rápidamente de su lugar, cuando escucho a las campanillas sonar. Abrió sus ojos de par en par cuando la vio – Buenos días Señora – se inclinó – no tenía idea porque lo hizo, miedo tal vez.
- Buenos días – le respondió esta.
Parecía que la analizaba con la mirada, Wara no pudo evitar estremecerse. La Sra. Dayana siempre le causo un sentimiento de miedo y respeto al mismo tiempo, algo confuso hasta para ella. Sin olvidar que sentía una gran admiración.
- ¿La Sra. Gosick se habrá escapado de nuevo? – pensó
Ella anotaba algo en su Tablet, la observó nuevamente y luego caminó hacia la cocina.
- La Sra. Gosick no vino hoy – dijo Wara siguiéndola – tal vez piensa que la estoy ocultando – pensó.
Dayana se pasó observando el lugar detalladamente, reviso cada una de las gavetas, el horno, los utensilios, y a continuación subió al primer piso. Wara no entendía lo que estaba sucediendo, al llegar a este se encontraron con un almacén de alimentos ordenados cuidadosamente y bien señalizados, junto con algunas plantas que colgaban de las paredes.
- ¿Por qué esta esto aquí? – preguntó ella.
- No había muchos clientes que subían aquí, es por eso que decidí convertirlo en un almacén – respondió dudosa.
Se sentía como si estuviera colgándose una cuerda al cuello, pero tampoco quería mentirle. Dayana no respondió, en su lugar, volvió a anotar algo en su Tablet.
- Me estoy empezando a asustar – pensó – La Sra. Gosick…no se encuentra aquí – volvió a repetirlo.
- Lo sé – respondió cortante
- Entonces porque … - Se encontraba mas desconcertada aún
Se escuchó el sonar de campanas, Wara sabía que se trataba de un cliente, indecisa observó a Dayana, está revisaba cada uno de los productos. Al final no le quedo otra que bajar.
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- Fue un buen lugar – acariciaba el mesón
Se sintió triste al abandonar aquel rincón, se había encariñado con ella, era lo único que extrañaría del lugar. Cuando llego al departamento de escritura, ingresó temerosa, todavía no podía permitir que Esteban lo viera. Se sintió aliviada de que él no se encontrara ahí.