Caprichoso Destino - La historia de Emilia y Alessander

Capítulo 10 "Una palabra y un sueño"

—Tienes que abortar

—¡No! Eso no es una opción

—Emilia, es o el feto o tu vida—dijo él calmado

—¡Es mi hijo!

—¡Te vas a morir!—le gritó

—Prefiero eso, no lo entendes, vos sos padre, pero yo… solo quiero ser… mamá

—¡Ya lo eres, Giovanni es tu hijo, Cayetana es tu hija!

—¡No lo entiendes, eres egoísta!

—¡La egoísta eres tú!—dijo él llorando—¿Qué voy a hacer yo, solo, con dos niños?

—Ander…

—¡No! Es tu cuerpo, es tu decisión, pero eres madre de dos niños que te necesitan, Caye ya perdió a su mamá, dejaras que pierda a la otra…

—No sigas…

 

—Emilia, tienes que resistir, por tus hijos—suplicaba Lilith llorando

—Ya no puedo, ya no Lilith.—se dirigió a Giovanni—Amore, cuida de tus hermanas y de papá, Renata aún está muy pequeña

—Emilia, ya callate, per favore—le suplicó Alessander con lágrimas en los ojos

—Ti amo, amore mio—y cerró sus ojos

 

Emilia despertó sudada, miró a su lado y Alessander seguía durmiendo, se levantó y bajó a la cocina a tomar un vaso de agua.

Hacía un año que estaba instalada en Italia, a los seis meses de estar en Italia se había mudado con Alessander, tenían una relación bastante fortalecida, ambos se conectaban muy bien, Giovanni se había acostumbrado a Emilia y se apegaba mucho a ella, todo marchaba bien, a excepción de las pesadillas que algunas noches rondaban a Emilia, estas terminaban en discusiones de parejas, porque a Alessander le preocupa, y Emilia no quería darle vueltas.

La mañana llegó y consigo la rutina, levantar a Giovanni y prepararlo para ir al preescolar, preparar el desayuno e ir a trabajar, Emilia se iba junto a Alessander, pero se bajaba varias cuadras antes para no ser vista por nadie, ella no quería que nadie que no fuera de su círculo se enterara que Alessander y ella eran pareja, el día en la oficina fue normal, como cualquier otro, ultimar unos diseños, llevarlos a Constanza para darles el visto bueno, almorzar con Alicia, y llamar a su familia. En la tarde cuando estaba en casa se dirigió a la sala, donde sabía que iba a estar Giovanni con su niñera.

—Ciao, Carmen, muchas gracias por cuidar de este pequeñín—se acercó a ella y la saludó—mi bebé adorado—besó el cachete de Giovanni

—Ciao, signora, buona sera, aprovecho que usted llegó y me retiro, mi marido llega hoy de Sicilia—respondió con una sonrisa

—Y que esperas, mujer, ve a casa, disfruta de tu tiempo en pareja—le animó

Carmen se fue, y a la media hora llegó Alessander, juntos comieron, él disfrutaba ver como su mujer y su hijo se llevaban, el sabía que Giovanni la quería como él a su madre.

Al terminar la cena Alessander se fue a bañar, y Emilia se dirigió a la sala con Giovanni, mientras él estaba jugando en el suelo, Emilia estaba adelantando trabajo, pero se le cayeron unos papeles y se volteó a buscarlos cuando escuchó:

—Mamma—dijo Giovanni mientras caminaba hacia Emilia

—¿Qué?—le preguntó ella dándose vuelta para mirarlo

—Mamma—le repitió, Emilia se agachó a su altura y lo abrazo

—Cariño, te amo tanto—le dijo mientras sus ojos se llenaron de lágrimas, Alessander se encontraba entrando a la sala cuando escuchó a Giovanni hablar y había decidido ser un simple espectador—pero… yo… yo no soy tu mamma—le dijo Emilia mientras secaba sus lágrimas, Alessander la observó sin entender, mientras que Giovanni la miraba interrogante

—¿Por qué?—le preguntó el pequeño posando sus manos sobre el rostro de Emilia

—Porque… porque tu mamma… es...—suspiró—porque tu mamá es una mujer muy bonita, que hoy no puede estar contigo y con tu papá

—Pero, tú sos bonita, y estás con nosotros, porque no eres mi mamma—la inocencia en Giovanni causó una sonrisa en Emilia, quien lo levantó en brazos y lo sentó en su falda

—Gio, caro mio, cuando uno es grande como papá y como yo, tiene que hacer cosas que a veces son buenas y otras son malas, tu mamá se tuvo que ir cuando estabas chiquitito...

—¿Cómo pulgarcito?

—Si, como pulgarcito, amore, por eso no la conoces, pero ella un día te va a venir a ver y vos la vas a querer mucho ¿si?

—¿Quieres que yo la quiera?—le preguntó arrugando su cara

—Si, porque de no ser por ella, yo no te tendría en mis brazos—le respondió apretandolo en un fuerte abrazo 

—¿Te gusta casa?—le preguntó el pequeño cuando ella lo soltó un poco y Alessander al oír la pregunta afinó su oído

—Si, es bonita ¿A vos?

—Si, pero es muy blanca, la casa de los abuelos es más bonita

—Si te cuento un secreto... —Giovanni la miró atento—no se lo digas a papá eh...—el pequeño negó—mi casa ideal sería frente al mar de Nápoles

—¡Genial, una casa frente a la playa!—gritó el pequeño tirándose sobre Emilia y ella comenzó a hacerle cosquillas y Alessander limpió algunas lágrimas que habían caído por su mejilla e hizo su aparición para comenzar a jugar con su hijo y su mujer…

 

Las horas pasaron y la hora de dormir había llegado, ambos habían arropado a Giovanni y se dirigían a su habitación para descansar. Emilia se tiró boca arriba en la cama, Alessander por su lado se quitó la camiseta, miró a Emilia y le dijo

—¿Te molesta que te diga mamá?—Emilia alzó una ceja 

—No soy tu mamá, Ander—él se rió

—Yo no, tonta—le tiró su camiseta por la cabeza—te hablo de Gio

—Claro que no—respondió quitándose la camiseta de la cara

—Y entonces ¿por qué le dijiste todo eso?

—Porque el merece elegir decirme mamá, aún sabiendo que su madre biológica es otra persona, sabes lo duro que sería que dentro de unos años el supiera que realmente no soy su madre

—Pero, si lo eres, lo estás criando ¿no?




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