Prologo.
Caminaba a la escuela sin darme cuenta verdaderamente hacia donde iba, estaba mas concentrada en la cosa que tenía en mis manos, y es que ese pequeño aparatejo era muy prometedor.
Hoy era el día de mi cumpleaños y mi papá al despertar había entrado a mi habitación con una caja de regalo muy bonita. Pensé que seria la muñeca de colección que aparecía por todos lados y que mis amigas presumían tener, pero no. Al momento de quitar el papel, o bueno, de romperlo, me tope con otra caja más pequeña y más pesada, esta tenía botones y un lindo color negro, y a mi me gusta el negro, y el rosa, y el verde; pero cambiando de tema, trate de no hacer notar la decepción que me causaba no tener en mis manos a la muñeca que tanto anhelaba. Mi papi no se dio cuenta, ya que no quería que se sintiera mal por rechazar su regalo, y es que amaba cada regalo de mi padre, y este no sería la excepción.
También me explico que el aparatejo tenía el difícil nombre de cámara fotográfica, y que esta servía para capturar momentos muy importantes en mi vida. En ese momento le pregunte si era igual que en su trabajo, donde el me llevaba de excursión a bosques o praderas, y al propio rio de Wilmington, pero él se limitó a contestar que no, que yo podría hacer cosas más grandes que él, que yo podría ser su versión mejorada, reí como loca en ese momento, yo nunca sería como él, porque mi papi era el mejor hombre del mundo.
Cuando se marcho para trabajar, me dejo de tarea tomar una foto, una grandiosa foto que capturara algo muy importante o algo que me dejara muy fascinada, también dijo que me amaba y que era la niña de sus ojos, yo igual le dije lo mismo, pero no que era la niña de mis ojos, no, el no era niña, él era mi papá y nunca dejaría de serlo.
Después entro mamá y me apresuro para arreglarme e ir a la escuela. Escondí mi cámara fotográfica de ella, ya que nunca le gustaban los regalos que papá traía, la guardé en mi mochila y sali corriendo de la casa.
Mientras observo la cámara, mi corazón late un poco más rápido de lo normal, y eso solo ocurre cuando corro al lado de Karla o jugamos a las escondidas, y decido pensar que es el típico latido que da mi corazón ante todos los regalos de papi.
- ¡Cuidado!
Un grito me distrae y subo la mirada, para encontrarme con unos espectaculares ojos grises, por un tiempo el mismo tiempo parece detenerse y todo ocurre a cámara lenta, y el dueño del grito me sujeta de la mano y me tira hacia su cuerpo. Es un poco mas grande que yo, y su cuerpo es cálido y muy abrazable. Sujeto con fuerza mi cámara y siento que esta vibra, por otro segundo creo que se rompió o se dañó, pero esa sensación se va demasiado rápido.
Cuando logro separarme del cuerpo del niño, me doy cuenta de la expresión de horror que su rostro carga.
- ¿Estas loca?
-Un poco-respondo risueña mientras comienzo a reír, él se une y después somos dos locos riéndonos sin sentido alguno. Su risa está llena de carisma y es muy dulce, todo en él es dulce y tierno.
Antes de que pueda hablar, un sujeto raro se acerca y nos pregunta si estamos bien, yo solo me encojo de hombros y digo que estoy de maravilla, y el niño dice que no se preocupe, que ya estamos a salvo. Ignoro lo demás que dice el sujeto y me concentro en admirar los bellos ojos grises del otro extraño.
Un pequeño flash ilumina la cara del pequeño extraño y me impresiono de ver su ojo capturado en un recuadro chico de la cámara. Y la tarea de mi papi se borra en ese instante de mi cabeza y me siento bien de cumplirla.
-Que bonita cámara-, señala y yo de nuevo me encojo de hombros. Es obvio que debe ser bonita, sino papá no me la habría regalado.
Comienzo a caminar de nuevo, y antes de dar dos pasos mas siento la mano de alguien en mi hombro.
- ¿Cuál es tu nombre?
-Mi papá dijo que no les diera detalles a extraños.
- ¿Si te digo mi nombre, dejare de ser un extraño?
Asentí en ese momento mientras abrazaba la cámara contra mi pecho, y un miedo a perder la bonita fotografía me abrumo por unos instantes.
-Me llamo Jared, Jae para mis amigos. ¿Ahora, me dirás tu nombre?
Pensé en darle un nombre falso, o correr muy lejos; tenía zapatos nuevos y de ser necesarios no dudaría en usarlos.
-Mi nombre es Samantha, Samy para mis amigos.
Jared sonrió y me regalo una sonrisa extraña. Realmente muy extraña.
Sin darme tiempo a reaccionar, se acerco y me dio un tierno beso en mis labios, sentí mis mejillas calientes, y la imagen de mi tía Darla dándole besos a mi tío Fred no ayudo en nada. Ellos estaban casados y tenia entendido que son esposos, y los esposos se dan besos. Y yo no podía estar casada a esta edad, ¿qué le diría a mi mamá, a mi papá?
No lo pensé demasiado y corrí lo más rápido que pude, sin detenerme, sino sabían que me habían besado tampoco sabrían que estaba casada.
Antes de llegar a la escuela, observé la fotografía, y sentí mi corazón siendo recubierto por una capa de miel dulce.