Capítulo II

                                  
Al día siguiente, Thomas acompañado de Victor, vicita el gran teatro  donde ya había presentado varias obras y donde la hermosa Eco trabajaba de actriz. Al momento de llegar, el dueño del teatro, Rafael les resibe con alegría, pues las obras de Thomas siempre son las mejores. 
-hola, viejo amigo- saluda Rafael a Thomas de un breve apretón de manos. -hola Rafel, ¿cómo estás? He traído algo para tí. Dice Thomas. -espero que sea un nueva obra, tu descanso ha sido demasiado largo, por lo que veo vienes acompañado- responde Rafael, extendiendo la mano para saludar a Victor y este le devuelve el saludo. 
-si, traído un nuevo relato, pero tengo una condición- Dice el joven Thomas, mirando fijamente a Rafael.  
-¿Qué se le ha de pasar por la mente, Thomas Rymer?- pregunta Rafel, devolviendole a Thomas la misma mirada. 
A lo que Thomas responde: -quiero solo la mitad de lo que costumbre pagarme, pero tambien quiero, que la joven Eco Calírroe protagonise todas mis obras desde ahora-  
-joven Thomas, la señoríta Calírroe es una de mis mejores actrices, y sin duda usted es el mejor escritor. Acepto su propuesta, y descuide, le pagaré los mismo de siempre-  
La felicidad de Thomas se refleja en su rostro y este pregunta: -¿cuando se presentará la obra?- -la siguiente semana- responde Rafael. Thomas da las gracias, entrega el relato, y se retira. 
Los jóvenes amigos visitan un bar, a descargar un poco el estres. Entre varios tragos empieza a desahogar sus penas. 
-no sabes como me está quemando todo este amor que siento por ella- dice Thomas con su copa en mano. -ella está presente- dice Victor ya mareado y pasado de tragos. 
-si Victor, ella siempre está presente- Responde Thomas luego de un breve suspiro. Pero el joven Victor dice, despues de un largo sorbo de su cerveza: -no Thomas, literalmente ella está presente, está entrando a la cantina- 
Thomas voltea y mira que Eco entra al bar, junto con una amiga. -la amiga de Eco es muy sensual- dice Victor al mismo tiempo se muérde los labios. Y Thomas responde:-¿como es que algo tan bonito como ella, vive en lugar tan súcio como tu mente? -muchas cosas buenas viven en mi mente- responde Victor. 
-¿a sí? ¿Cómo qué?- pregunta Thomas. A lo que Victor responde:- cosas tan buenas como lo es la amiga de Eco Calírroe- -¡eres un cerdo!- responde Thomas, humedeciendo sus dedos en la cerveza y salpicando la cara de Victor.  
Victor limpia su rostro y dice:- creo que deberías hablarle- -¿ahora? Responde Thomas. -si, ahora- dice Victor al mismo tiempo que empuja a Thomas a la mesa donde estába Eco.  
-eehh, hola- es lo único que logra salir de los labios del joven. -hola Thomas- responde Eco con gran sonrísa, al mismo tiempo que estíra su mano para saluda. -¿acaso me conoces?- pregunta el joven enamorado, mostrandose nervioso y tartamudo. -por supuesto que te conozco, además de un gran escritor, vivimos bastante cerca.  
Mira ella es mi amiga Susan- Thomas le da la mano a Susan, pero esta está distraída, puesto que está mirando a Victor hacer caras graciosas. -¿quieres ir afuera Eco?- propone Thomas, dejando los nervios de lado.  
-no creo que sea prudente, no puedo dejar sola a Susan- Susan interrumpe a Eco diciendo:- tranquila amiga, ve. Yo hablaré un poco Victor- Thomas sonríe y mira fijamente a Eco, mientras extiende su mano para tomar la suya le dice: -¿vamos?- -segúro señor escritor- responde Eco, entrelasando la mano con Thomas. 
Mientras caminan bajo la maravillosa luz de la luna plateada Thomas rompe el hielo, con un alágo: -tús ojos opacan la belleza de la luna- Eco no puede evitar sonrrojarse, y a la vez reír. -¿he hecho algúna broma?- pregúnta Thomas. 
-no, en lo absoluto. Pero si has dicho una mentira. Responde Eco, apenada y con la mirada en suelo. -¿mentira? ¡Eco! ¿Acaso pones en duda mi palabra, o aún peor, tú belleza?- -yo no soy para nada bella, caballero Rymer- 
Thomas sujeta las manos de Eco, mirandola tan profundamente le reclama: -Eco, ¿acaso no ves que las mismas rosas envidian tu aroma? En todas las personas que han tenido la dicha de verte, despiertas el deseo de adorarte, y en las que no, te envidian. Eco Calírroe, es tal tu belleza, que rompes arterias en el pecho. 
Eco queda sin palabras, solo mira al joven escritor con ojos de admiración, nadie la habían hecho sentir tan bien. Los labios de la joven se separan, tan solo para decír:- Thomas Rymer, no sabe las cosas que ha arreglado al decír esas palabras- Thomas junta su rostro al de Eco, sube, y besa un buen rato su frente, seguído de esto le dice: -voy a acompañarla a su casa señorita Calírroe- 
Al llegar a casa de la joven, se despiden de un cálido abrazo. -hasta luego señorita- Dice Thomas. -¿por que no pasa un rato señor Rymer?, estaría a gusto de presentarle a mis padres- - está bien, pasaré unos minutos-  
Eco entra a su casa, para su agrado, un primo materno había venido a visitar a la familia. -¡David! ¿Que estás haciendo aquí?- bosifera Eco de alegría, saltando encima de su primo. 
-¡como has crecido!- dice David, resiviendo a Eco en sus brazos  -quiero que conozcas a alguien. David, el es mi amigo Thomas, Thomas, el es mi primo David- Eco junta las manos de los dos, con enorme alegría. Ambos jovenes estrechan la mano, pero David tiene cara disgusto, parece no agradarle Thomas. -un placer conocerlo señor David, señorita Eco, me retíro. 
-¿no es todo un caballero?- le dice Eco a David, una vez que Thomas ya se a ido. -si, creo que el pretende algo mas que una amistad- contesta David, al mismo tiempo que toma asiento. 
-no seas celoso, el es un buen muchacho, y un gran escritor- responde Eco, sentandose al lado de David. -mejor cuentame, ¿como van las cosas en Alemania? -muy bien Eco, y tu estás mucho mas bonita que la última vez que te vi, ya no eres una niña- 
-muchas gracias primo, ¡oye! ¿Donde están mis padres? Pregunta Eco. -estabamos esperandote, dijeron que hoy tardaste mas de lo de costumbre, pero yo quise esperar. ¿Ese Thomas tuvo algo que ver con tu retraso?- la joven responde con picardia: -tal vez- -vaya, vaya, tus cachetes se tornan del mismo color que tú melena- dice David. 
-¿Ya está instalado?- Pregunta Eco. -si ya tu madre me ha preparado una habitación- responde David apretando las manos de Eco. Y la joven responde:-entonces creo ya hay que descansar. 
Mientras tanto, el joven Thomas camina a su casa, totalmente feliz, ya había hablado con la hermosa Eco. De camino escucha ruidos entre los arbustos, este lo ignora y sigue caminando, pero una vez más vuelve a escucharlo. El miedo empieza a notarse en el rostro del escritor, el extraño ruido parece asercase, arbustos removiendose, y el sonido de ramas al romperse. 
De entre las sombras sale el joven Victor, hasta el tope de ebrio, y casi tumbado en el suelo. -¡Diablos Víctor, ya se te ha hecho contumbre asustarme!- grita Thomas sosteniendo a Víctor, para que este no callera. 
-creo que me he pasado de tragos- dice Víctor antes de vomitar. -que asco- comenta Thomas, frotando la cabeza de Víctor, y preguntandole: -¿Dónde está Susan? Pero tal es la borrachera de Víctor, que no puede ni responder. 
Thomas apoya a Víctor encima suyo, ayudándole a llegar a su casa. Ya encontrándose en la casa de Víctor, Thomas toca la puerta. -¿Pero que ha pasado?- bocífera la madre de Víctor, María, segundos después de abrir la puerta. -se ha emborrachado bastante, pero al menos está vivo, creo-  
-ayúdame a llevarlo a su cama joven Thomas, en constante silencioso, no quiero que despierte su padre- 
Ya Thomas había ayudado a su buen amigo, y era el momento de llegar a su casa. Este toca la puerta y le abre su madre completamente furiosa: -¡Thomas Rymer! ¿Que horas son estas de llegar?- -lo siento madre, no es para tanto- Thomas entra a la casa, y Megan cierra la puerta y dice:- ¿Cómo que no es para tanto? Me tenías angustiada- -mamá, ya tengo 23 años, no soy un niño y se cuidarme- grita Thomas ya enojandose y dirigiéndose a su cama para dormir.  
Ya en la noche los recuerdos de la preciosa Eco inundan los pensamientos de Thomas, regosijandolo de felicidad.