Querida Julia:
Alguna vez has sentido que por fin las cosas salían a tu favor? Qué por fin tus chacras estaban alineados al igual que los planetas? No es que fuese un creyente de todo eso, por Dios ni siquiera creía en el horóscopo, pero déjame decirte una cosa, desde que te vi en aquel café, intentando balancear dos tazas de café en aquella bandeja plateada en tu mano, siento que mi suerte cambió, que mi mundo ya no es tan gris como antes, y que por fin las cosas podrían estar a mi favor, y eso es gracias a ti.