Hacia quince días te había visto por última vez, me prometiste estarías bien. Faltaba un mes para tus cumpleaños y junto a mi madrina teníamos todo planeado para darte el mejor día de tu existencia algo digno de la reina y virtuosa que eras. Aquel día acariciaste mi cabello y me recordaste que era y seria siempre lo más importante de tu vida. Realmente no comprendí la trascendencia de cada una de tus palabras y realmente no lo hice porque pensé que sanarías, pensé en mi inocencia de niña de trece años que todo estaría mejor, que al igual que en las historias queme leías y los libros que me regalabas tendríamos el tan anhelado final feliz luego de tantas complicaciones en los últimos años. Luego de que siendo tan buen ser humano sufrieras tanto, merecías más de lo que tuviste, pero hoy comprendo que aunque merecías más de lo que la vida te regalo, hoy esos regalos que a ti te falto a mí me sobran. Agradezco que tus bendiciones me las cedieras a mí, para con tu esencia que me rodea y me embriaga cada día de mi existencia y aunque no te pueda palpar como a aquel primer libro que me obsequiaste en mi corazón permaneces y mientras eso suceda nunca desaparecerás porque te veo en el cielo estrellado a la una de la mañana, en el sol cuando recién amanece y en las olas del mar cuando se agita con fiereza.
Cuando te fuiste pensé que moría, sentía que algo dentro de mí se derrumbaba, sentí que el aire me faltaba y los pulmones eran diminutos para el oxígeno que requería mi cuerpo para vivir y no negare que muchas veces camino, actuó y me desenvuelvo por inercia, como si fuera una especie de robot programado pero en el fondo me siento vacía, pero te cuento que he conocido
Personas en medio del proceso de sanar la herida de tu partida y esas personas me han ayudado a sentirme más hermosa, valiosa, empoderada y fuerte ante las adversidades, a veces creo que eres tu quien las ha puesto ahí, para que no me olvide de lo que un día en medio de risas y llantos me decías "A cada cosa mala tres buenas, porque luego de la tormenta aparece el arcoíris".
Cuando te fuiste me hiciste una guerrera, supe cuan fuerte puedo ser y me sentí digna hija tuya. Cuando te fuiste aprendí que es ser valiente y a ver el mundo con otros ojos sin perder la nobleza y la humanidad por los demás. Y todo gracias al día en que te fuiste.
Quizás si estuvieras la vida sería diferente. Pero las cosas deben ser así y no de otro modo, tú te fuiste para probarme y yo no reprobare.
Que tu amor siempre me acompañe, que la luz que te rodeo un día me rodee a mí también.
Con amor. Para Isabela.
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Editado: 07.04.2019