Te agradezco por darme vida y traerme al mundo, por todos los años que dedicaste a forjar en mí un gran ser humano, eres el amor más grande que jamás se olvida. Las parejas van y vienen al igual que los amigos, pero los padres o hijos son eso que te marcan para toda la vida y se lleva siempre en lo más profundo de tus recuerdos y tu corazón. La madre es aquel regalo el cual todo niño merece tener y yo viviré eternamente agradecida con que tu fueras mi madre, motivo de mi fuerza y mi valentía.
Los años han hecho lo suyo y aquí estoy casi nueve años después dejándote ir. Sintiendo por primera vez mas amor que tristeza, recordando tu hermosa manera de cantar, cocinar, coser, bailar, y reír sin brotar lágrimas, aquí estoy después de tanto tiempo sin que me duela el pecho de pensar que faltan un día para que el año termine y con eso también la promesa de no marcharte, aquí sigo con la frente en alto, con deseos de superación y dando mi mejor sonrisa a quienes hablaron y levantaron falsos hacia mí, cuando partiste.
Le pido a las estrellas que me iluminan mientras escribo estas palabras que quienes conservan sus padres con vida, los amen, cuiden, sean detallistas y les recuerden a cada instante lo importantes que son en sus vidas y cuanto significan en sus corazones. Yo siempre te dije cuanto te amaba y sigo sintiendo que me falto mucho más por recordártelo, sin embargo el camino es largo y que mejor manera de dedicarte mi amor que mis acciones en la vida que estoy formando. No te veo pero te siento, no estás en carne y hueso pero con cerrar mis ojos puedo imaginar tus brazos envolviendo mi cuerpo en esos dulces abrazos que me regalabas cuando era chiquita. No estás aquí, pero tus enseñanzas y regaños me mantienen cuerda y encaminada. No puedo escucharte decir que me amas, pero lo sé por todas las demostraciones de afecto durante mi niñez.
La muerte no es el final del camino, simplemente es la otra etapa a la cual avanzamos. No hay que temer a la muerte, solo debemos ser buenos en esta etapa para seguir victoriosos a lo que implica la eternidad junto a las personas que se nos adelantaron y nos esperan con un espacio como sé que tu Isabel esperas a tus amados seres que un día llegaran donde ti.
Feliz navidad. Feliz año nuevo. Se feliz, que tu princesa lo es, e intentare siempre serlo sin importar que tan complejo se pongan algunos días, igual sé que soy una ganadora y lo sé porque hasta para nacer tuve que competir y fui el espermatozoide ganador.
Gracias una vez más por tu trasnocho, las deliciosas comidas que me preparabas, esa ropa que diseñabas para mí y que solo yo pude tener, nuestras conversaciones hasta que salía el sol, bailar sin música en la cocina, observar las estrellas en la terraza y pedir deseos cuando veíamos tres unidas, comer un helado en el malecón de la ciudad mientras visualizábamos el atardecer y subir del mar, sentarnos a reír bajo la lluvia, acariciar mi cabello hasta dormir y dejarme anécdotas y consejos para el resto de mi vida, sin embargo hay algo que debo agradecer por encima de todo esto.
Gracias por ser mi madre, mi amiga, mi compañera fiel de aventuras y karaoke. Gracias por ser mi ejemplo más grande y maravilloso de lo que un buen ser humano debe ser.
Creo que es la última carta por el momento. Me despido por ahora, tu presencia me acompañara siempre, hasta el último suspiro.
Te envió mi amor al cielo.
Con amor, para Isabela.
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Editado: 07.04.2019