Cartas de mamá… mi ángel guardián

Capítulo 2

El ruido del reloj me molesta, aunque es extremadamente bajo y pasa desapercibido durante el ajetreo del día, en este momento concreto me está irritando. Cada segundo que pasa parece torturarme aún más.

No pude dormir, a pesar de tener clase al día siguiente y tener que madrugar, el sueño no llegó. Sé por qué, y está debajo de mí, en una cajita que aún no he tenido el valor de mirar. Suspiro, sentándome en la cama y tirando de la caja con cuidado para no hacer ruido.

Ethan y yo hemos compartido habitación durante años, y no estoy dispuesta a despertar al pelirrojo, aunque a estas alturas ya debería haber notado mi falta de sueño. No dejé de moverme en la cama, además de resoplar por el reloj.

Todavía en la oscuridad del dormitorio, busco mi teléfono. Al encontrar el de Ethan cavilo que me servirá de igual manera. Enciendo la linterna, buscando algún orden en las cartas, y pronto lo encuentro. Están numeradas, y las tres primeras parecen haber sido abiertas. Tal vez Amber las ha leído, probablemente buscando alguna pista sobre cuándo debía dármelas o cuánto podía contarme. Tomo la primera carta en la mano, la letra de Loren es bonita, contengo una sonrisa al darme cuenta de que se enfadaría conmigo si viera mi horripilante letra.

 

💌💌 Mi pequeña Alice, desafortunadamente no tuvimos la oportunidad de conocernos, pero quiero que sepas qué mamá te amó mucho. Puede que sientas rabia cuando escuches tu historia, al enterarte de que me quedé embarazada sabiendo que no viviría para criarte, pero no encontré ninguna razón para vivir sin tu padre, ya no podía ver una vida sin él. Lo intenté, te juro que intenté seguir adelante y empezar mi vida de nuevo, más no pude, y en eso descubrí que aún había una forma de mantener vivo nuestro amor, de hacer realidad nuestros sueños. Tú mi pequeña eras nuestro sueño, lamentablemente ninguno de nosotros llegó a conocerte, sin embargo, recuerda siempre que te amábamos mucho antes de conocerte… Tu tía (ahora mamá), te cuidará maravillosamente, yo misma me aseguré de que estuvieras en las mejores manos, las suyas y desde que la prueba dio positivo te escribo todos los días, pues quiero que conozcas la historia de tus padres, que sepas cómo éramos. Te amo mucho, hija mía, espero que no me odies por mi decisión.

Con amor, mamá. 💌💌

 

Dibujo una sonrisa en mi rostro cuando termino la carta y me limpio unas lágrimas que solté sin darme cuenta, aunque no la conocí, estas palabras me han hecho sentir cerca de la persona de la carta. En mi mente, una voz, que no es la mía, leyó la carta. Nunca he sentido rabia hacia Loren, Amber siempre se aseguró de dejármelo todo claro.

Vuelvo a acostarme, imaginando cómo debió de ser la amistad entre mis dos madres y cómo eran antes. Con tal pensamiento me duermo, olvidándome por completo del molesto ruido del reloj.

 

 

La luz del sol entra a raudales por las cortinas, haciéndome tapar la cara con la manta. El despertador chirría en mi oído y Ethan salta de la litera que compartimos. Suspiro cansada, dando por perdido el sueño. Miro alrededor de la habitación, el escritorio completamente abarrotado con nuestros libros de texto, el armario rebosante de ropa —toda desordenada y tirada de todos modos—, incluso las estanterías con los trofeos que hemos ganado a lo largo de los años están desordenadas.

—Este lugar es un desastre —me quejo, viéndole girarse hacia mí. Ethan está rebuscando en el armario, probablemente en busca de alguna prenda que no esté arrugada.

—Sí, parece que nos hemos descuidado un poco con el orden.

—¿Tú crees? —sugiero incrédula.

El pelirrojo se ríe, arrojándome mi vaquero negro a la cara. Me levanto de la cama, cogiendo el pantalón que me tiró y la primera blusa que encuentro por el camino. Corro al baño antes de que Ethan pase delante de mí, y me ato el cabello en un moño antes de lavarme la cara y empezar mi aseo personal.

—Buenos días, Alice. —Eleanor sonríe al verme entrar en la cocina—. ¿Cereal?

—Bueno El, solo café para mí hoy.

—¿Mala noche?

—Digamos que sí —contesto con desdén.

Llena una de las tazas decoradas que tenemos con café, el líquido negro me ayudará a sobrellevar el día, espero que así sea. Mientras sorbo mi café, Ethan y mis padres se unen a nosotras en la cocina.

Eleanor e Ethan viven con nosotros desde que nació él, según nos contaron. La pelirroja mayor cuando mi hermano cumplió siete años consideró mudarse, sin embargo, mi relación con Ethan es algo que ninguno de los tres adultos quiso romper. Además, después de haber pasado tan buenos momentos en este lugar, cuando nos consultaron si queríamos mudarnos a una casa más grande dijimos que no. Es así como aún los cinco vivimos en el pequeño apartamento que perteneció a Loren y Amber. Somos una gran familia en un lugar diminuto lleno de recuerdos.

—¿Quieren que los lleve a la escuela? —pregunta Logan, metiéndose la camisa de vestir en el cuerpo.

—¿Cuándo no? —Ethan responde por mí, corriendo a nuestra habitación.

—¿Te importa si tomo café en el auto? —le pregunto, haciendo que mi madre se ría y niegue con un movimiento de cabeza, más papá acepta—. Gracias.



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En el texto hay: romance, drama, perdida y dolor

Editado: 25.04.2023

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