Cartas de mamá… mi ángel guardián

Capítulo 4

Como resultado de mi ardua jornada escolar, nada más entrar en el apartamento me tiro en el sofá, recibiendo una mirada de desaprobación de mi madre. El salón está lleno de cajas, probablemente son pedidos de clientes. Amber y Eleanor tienen una tienda online, en la que hacen muchas cosas diferentes, desde ropa por encargo hasta consejos de moda y ropa usada y personalizada.

—¿Qué tal el día?

—Cansado, ¿el tuyo? —pregunto, quitándome los zapatos.

—Productivo. —Amber olfatea el aire, haciendo una mueca terrible—. ¡Alice Prescott!

—Solo cinco minutos más mamá, te prometo que me ducharé pronto.

—¡Alice!

—Ethan también apesta, y no le estás gritando.

—Él no está tumbado en el sofá —refuta.

—Peor aún, está atacando el refrigerador —me defiendo.

Amber pone los ojos en blanco y vuelve a centrar su atención en las cajas. Eleanor se une a nosotras en el salón, ayudando a mi madre con los paquetes y organizando algunos más. Ethan se sienta en el suelo, apoyándose en el sofá. Observamos a las mujeres trabajar; parecen entrar en una sincronía única en esos momentos.

—¿Te importa si voy primero? —pregunto mientras siento que mi cuerpo pesa aún más en el sofá, si me quedo allí más tiempo terminaré durmiéndome.

—No, voy a empezar a ordenar la habitación, tenemos que arreglar ese lugar —responde y me alegro.

—Te ayudaré más tarde.

Caminamos juntos hasta el dormitorio, cojo la primera ropa que encuentro cómoda y voy al baño. El agua fría sobre mi cuerpo es muy bien aceptada por mí. Me visto rápidamente tras salir de la ducha, dejándome el cabello mojado suelto, no tengo ganas de secármelo, dejaré que lo haga él solo.

Entro en la habitación y veo a Ethan sentado en el suelo, rodeado de ropa. Atrapo la risa en mi garganta, acercándome más a él.

—¿Debo pedir ayuda?

—Si la ayuda puede atravesar la puerta.

Nos reímos. Acerco algunas prendas a mí, le ayudo a doblarlas de nuevo y a guardarlas en el armario. Hacemos una pequeña división del espacio, intentando por todos los medios no volver a mezclar nada. Cuando terminamos con la ropa, Ethan se dirige a la ducha. Me siento en el suelo, tiro de la caja hacia mí y cojo la carta número dos.

 

💌💌 Mi pequeña Alice, he pensado en cómo contarte tu historia, podría decir simplemente que tu padre y yo nos enamoramos locamente y ya está, pero ¿qué gracia tendría eso? Se ven las mismas cosas en las películas de Disney, así que te contaré toda mi historia, desde el día que lo conocí, lamentablemente nunca tendrás su versión, pero sé que tu tía Am tiene buenas anécdotas de tu padre, espero que te las cuente todas. Con amor, mamá.

Estaba en mi último año de instituto, contaba los días para poder deshacerme de ese lugar, pensaba que la vida sería mucho más fácil después (pero no es así). La clase de educación física nunca fue mi favorita, pero ya no podía escapar (me pasé los dos años anteriores huyendo de las clases de educación física, siempre una excusa tras otra), estaba en una clase que no era la mía, necesitaba reponer mi nota y esa era la única solución. Fue entonces cuando conocí a tu tía, Amber Prescott, ya nos habíamos cruzado en los pasillos, pero nunca hablamos. Amber era una persona tranquila, ¿crees eso, hija? Tu tía era tranquila, al menos en el instituto. Al principio no nos llevábamos bien, yo no quería ni estar allí e intentaba a toda costa huir de la clase (nunca hagas eso Alice, no es tan malo después de todo), Amber como mi tutora tuvo que impedir que me fuera. Pasamos casi dos meses “odiándonos”, hasta la fiesta de Logan Stewart. 💌💌

 

Sonrío pensando en la relación que debieron tener las dos y, segundos después, vuelvo a la lectura.

 

💌💌 Aquella fiesta fue un hito importante en nuestras vidas, debes estar preguntándote “¿qué tiene que ver este hombre con nuestra vida, mamá?”, absolutamente todo. Logan y tu padre eran buenos amigos (en la época del instituto), estaban en el equipo de fútbol y se juntaban con los populares, eran los más buscados de todo el instituto. Logan hizo una fiesta en casa de sus padres, e invitó a toda la escuela, y obviamente todos fueron.

Había ido a la fiesta con mis amigos (no los mencionaré, posiblemente nunca los conocerás, más si tienes curiosidad por ellos pregúntale a Am), pero como en toda fiesta nos separamos rápidamente, cada uno a un rincón o grupo diferente. Por aquel entonces salía con un chico mayor que yo, que estudiaba derecho llamado Robert, desde que anduve con él no me importaba ningún otro chico, todos me parecían demasiado inmaduros.

Todo iba bien en esa fiesta, hasta que entré en el despacho del señor Stewart, necesitaba alejarme un rato de todo el alboroto, Robert no paraba de llamarme así que entré allí. Mientras hablaba con él por teléfono, Amber entró en la habitación, parecía asustada. No sé si tu tía querría que supieras esto, puede que te cuente algo que ella nunca te dirá, quiero que me prometas que no comentarás el asunto a tu tía, no estoy segura de cómo reaccionará. En cuanto vi el estado de tu tía, desconecté la llamada con Robert, quería ayudarla por mucho que nos “odiáramos”. Lloró en mi hombro, parecía que en ese momento volvía a entrar en razón, la abracé con fuerza y en ese minuto le di todo el apoyo que necesitaba. Tu tía fue ultrajada por uno de los chicos que estaba en la fiesta, por lo que supimos después, el chico ni siquiera era un invitado. Tu tía y yo nos quedamos en la oficina durante horas, salí a buscarle agua un instante, pero volví.



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En el texto hay: romance, drama, perdida y dolor

Editado: 25.04.2023

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