8:04 a.m.
Mia llegó relativamente temprano a clases ese día, pero al parecer Candelaria había llegado más temprano.
-Mia siéntate hay algo que necesito decirte, es sobre Félix, el me dió una carta ayer y me dijo que te la diera, así que ten- dijo Cande extendiéndole la carta echa a mano.
-¿Por qué no me la entrega el mismo?
-Su abuelo esta muy enfermo, está con él, probablemente va a faltar un par de días a clases.
Mia se quedó pensando, abrió la carta y la empezó a leer.
No sales de mi maldita cabeza, pero esto es lo que pasa, trato de hablar contigo y me evades, me ignoras, te veo en los pasillos y apenas me miras, a veces me ves y ni siquiera me saludas, me haces sentir de la mierda en pocas palabras, no entiendo a que estás jugando.
Cuando nos besamos pensé que sentias algo por mi o que al menos te gustaba, también por la forma en que me mirabas, creía que no estaba en la friendzone, pero por la forma en la que me has tratado en los últimos días empiezo a dudar.
Mia me estoy arrepintiendo de ese beso que te di, siento que estoy perdiendo el tiempo contigo, al igual que tú conmigo.
No eres directa, la verdad ya me estás cansando, deja de jugar conmigo, no creo que me lo merezca.
-Félix (Por cierto no podré ir a la poesía este lunes).
La carta ahí terminaba.
-¿Qué dice la carta?- preguntó Cande.
-Creo que está enojado conmigo- dijo Mia.
-Ya se le pasará… créeme- contestó Cande.
-Félix es tu amigo… ¿Cierto?
-Así es Mia…
-Al igual que Justin.
-Así es Mia…
-¿Quién es mejor para mí?
-Los dos, a ambos los conozco desde hace tiempo, y te puedo decir que son niños muy lindos a su manera. Justin por ejemplo es el chico malo, que todas las chicas se mueren por él, es un chico romántico y sensible pero es difícil saber lo que quiere, a veces es inmaduro... y por otro lado esta Félix el chico que toca la guitarra, que le gusta pasar tiempo a solas, es el tipo de chico que le cuesta demostrar sus sentimientos y no es muy romántico, pero el sí sabe lo que quiere, tú sabrás con quien irte, Mia- dijo Cande guiñando.
La verdad es que Mia no sabía con quién irse.