Casada Con Mi Jefe. Saga: New York City N° 1

Capítulo 6

Era su hermana. 

¡Por Dios! Mi cara ha de ser un poema. Cuando Miranda hablo de una chica hermosa, pensé que me lo decía para molestarme. No esperaba encontrarme con la hermanan de mi jefe. 

Me repuse lo más rápido posible y le ofrecí la mano y le dije. 

—Un gusto señorita Harrison, soy Paige Evans— dije con toda la tranquilidad que logre reunir, pero ella ignorando mi mano me abraza. 

—El gusto es mío Paige, por favor dime Amanda—ella me soltó, pero agarró mis manos— la mujer que cazó a mi hermano merece toda mi admiración. — me dice Amanda mientras se pone a reír y mira a Alexander con una mirada burlona. 

—Déjate de juegos Amanda, vas a asustar a mi prometida— dice Alexander. 

—¿Sabes Alex? siempre has sido un amargado, no entiendo que vio Paige en ti— le respondió Amanda. 

Yo estaba impresionada, primero conocí a mi futura cuñada, segundo ver a alguien tratar así a Alexander es increíble.  

—Un gusto conocerte Amanda— respondo con lo único que se me vino a la cabeza. 

Alexander se acercó a nosotras y me tomó de la cintura pegándome a él. Era su hermana y debíamos parecer una pareja enamorada frente a ella. 

—Bueno Amanda, si eso era todo, Paige y yo tenemos que seguir trabajando, nos vemos en la noche. 

—¿Es idea mía o me estás echando?— le dijo Amanda con una ceja enarcada y la diversión pintada en sus ojos. 

—¿La verdad?, sí— Alexander se alejó de mí y abrazó a su hermana— cuídate Manda y no te preocupes, llegaremos a la cena. 

Cuando se separaron, Alexander regresó a mi lado. 

—Más les vale, desde que mamá recibió tu llamada de que organizara la cena para presentarnos a Paige está como loca dando órdenes por todos lados, quiere que todo salga perfecto— nos dijo con una sonrisa en su rostro. 

— puedes decirle que esté tranquila, hoy conocerá a mi prometida. 

— Debes de saber que esta algo fúrica por que se enteró por el periódico y no por ti; así que prepárense para un tercer grado hoy en la noche— explico mientras se colgaba su bolso al hombro— Paige, me alegro de haberte visto, espero que nos lleguemos a conocer y llevarnos bien— me dijo mientras se despedía de mi con un abrazo. 

— Yo también Amanda, fue un gusto conocerte. 

—Bueno, ahora si me voy— abrió la puerta y en el umbral de esta nos dice— los dejare solos en tú oficina, así que nada de porquerías, si no, usen protección- nos guiño un ojo- nos vemos— y con esto cerró la puerta mientras reía. 

¡Oh Por Dios! Esto es más vergonzoso que lo que pasó ayer, estoy segura de que todos mis compañeros de este piso escucharon lo que la hermana de nuestro jefe dijo. 

Alexander se alejó de mí, sin decir nada  y se sentó en su escritorio, lo seguí y me senté enfrente de él. 

— ¿Para qué me necesitabas Alexander? — le pregunté. 

—Necesito hablar contigo sobre esta noche, lo que dijo Amanda es cierto. Mis padres preguntarán sobre nuestra relación y no podemos permitir fallos. 

Para ser sincera, no había pensado nada de “nuestra historia”.  

—Y… ¿Qué has pensado? 

— ¿Desde cuándo trabajas en la empresa? —me preguntó dejándome confundida, ¿eso de qué servía? 

—Hace poco más de tres años ¿por qué? 

—Podemos decir que me sentí atraído por ti, desde entonces, pero que empezamos a salir hace seis meses— ¡Oh! Era para eso. 

—No, porque sería en vísperas del nacimiento de Mely y la muerte de Kate— le digo tratando de alejar esos pensamientos tristes de mi mente. 

— Entonces 7 meses— me dijo como si fuera lo más obvio del mundo. 

—Y si preguntan ¿cómo empezamos a salir? —le pregunto. 

—Diremos que fue durante la realización de la campaña de la Naviera Holandesa, estuvimos trabajando juntos y una noche te invité a cenar, en esa época me imagino que estabas soltera con tu amiga, ¿cierto? — yo solo asentí. 

—Bien, aceptaste la invitación y ahí empezó todo— me dijo de manera simple. 

—Hay unos problemas Alexander, durante la gala Decor hace tres meses te hicieron fotos con tu acompañante, ahora, si estábamos saliendo ¿por qué hay fotos tuyas con otra mujer? — siempre que lo mencionaban en cualquier revista, diario o cualquier medio toda la oficina se enteraba, debía reconocer que el jefe no era muy dado a los medios por la cantidad de barbaridades que inventaban, pero eso no eliminaba el hecho que ellos se empeñaran en hablar sobre él. 



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En el texto hay: matrimonio, romance, amor

Editado: 10.01.2020

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