Casada Con Mi Jefe. Saga: New York City N° 1

Capítulo 9

—Cuñis— me dijo Amanda al contestar, lo cual me hizo reír.

—Hola Amanda, me alegro de encontrarte de buen humor—conteste divertida.

—No, Paige. Yo siempre estoy de buen humor, del que debería de sorprender es del amargado de mi hermano.

—Tienes razón— comencé a reírme, Alexander… no es muy conocido por su humor.

—Dime Paige, ¿Para qué me necesitas?

—Quería preguntarte algo importante, yo...quería saber...si… ¿Quieres ser mi dama de honor?—le pregunte de forma lenta.

— ¿Yo? Claro, si me encantaría— me dijo muy contenta a lo cual lance un suspiro.

—Gracias— le dije en voz baja.

—Claro Paige, sabes que puedes contar conmigo, sé que nos conocemos hace poco, pero como te dije, la mujer que cazo a mi hermano merece toda mi admiración. Cuanto conmigo para lo que sea.

So forma de decirlo tan… desinteresada, me hizo sentir fatal, ella me admiraba mientras yo era una mentirosa a beneficio propio.

Me trague el nudo de e vergüenza.

—Gracias Amanda, yo también te aprecio mucho.

Una vez terminada la llamada le llame a Olivia la cual acepto encantada, ellas son a las únicas que les podría pedir esto.

El fin de semana se terminó entre juegos con mi hija y llamadas rápidas con Edith, de Alexander no he escuchado nada en todo el fin de semana.

El lunes, Robert nos pasó a recoger, mi sorpresa fue monumental al ver a Alexander dentro del coche. Y como ya es costumbre, con su rostro serio al borde del enojo.

— ¿Qué haces aquí?— le pregunte una vez sentada en el asiento.

—Hasta donde recuerdo este es mi auto, y tú mi prometida— declaro mirándome de manera intensa.

—Nunca has venido con Robert, así que es normal que me extrañe de verte— afirme mientras acomodaba bien a Mely sobre mis piernas y le colocaba su suéter.

—Tenía ganas de ver a mi prometida esta mañana— se encogió de hombros como si fuera algo normal en él.

— ¿Qué quieres Alexander? Te conozco lo suficiente para saber que no haces nada sin un propósito—alegue a lo que él sonrió de lado y entre cerro sus ojos en mi dirección.

— Touché, señorita Evans, tienes razón. Estoy aquí por un motivo.

— ¿Y se puede saber cuál es?

—Una vez dejemos a la niña, te o explicare.

El resto del camino no me dijo nada más, así que aproveche para enseñarle a Mely los edificios que veíamos por la ventana, una vez en la guardería la deje con Nadia y me encamine se regresó al auto.

Al regresar, Alexander estaba hablando con Robert pero cuando me divisaron dejaron de hablar. Mi prometido me abrió la puerta pero antes de entrar me tomo de la cintura, gire a observarlo pero nada salió de mi boca cuando me beso.

Ahí…al centro del estacionamiento, en medio de New York.

Estaba tan nerviosa y concentrada en el beso que no me di cuenta cuando Robert rodeo el vehículo y subió del lado del piloto. El beso de Alexander me tenía en las nubes, pero en un dos por tres fui bajada de golpe al suelo cuando se separó y me dijo sobre mis labios.

—Hay fotógrafos, sonríe y sube al auto.

  1.  

Por eso me beso.

Le sonrió de forma falsa y subo al auto con mi dignidad por el suelo y mi orgullo destrozado. Debí haberlo sabido, el no hace nada sin ningún motivo.

Alexander subió a mi lado y nos pusimos en marcha, durante el camino iba analizando el beso. Por algún motivo sus besos me alteraban más de lo que quisiera, sé que es probablemente debido a mi falta de experiencia en ese campo, pero no me gusta sentirme de esta forma.

—Quiero que me expliques porque tu familia no ira a la boda— me pregunto sacando me de mis pensamientos.

Me sentí irritada hacia su pregunta, por suerte Robert había subido la ventana que dividía su espacio del nuestro, por lo tanto no nos puede escuchar.

—Con todo respeto Alexander, es mi decisión a quien invitó o no a mi boda— sé que fue irrespetuoso pero estaba molesta, molesta con él, con mi familia, con la vida, ¡Con todo!

—En el momento en que los gastos corren por mi cuenta, también es mi decisión. Entiende que necesitó saber el motivo, mi familia me preguntara y en el momento en que no conozca la respuesta, todo este teatro se ira a la basura— me dijo molesto por mi respuesta anterior.

Lo mire con arrepentimiento, él tiene razón, pesar de que no quiero hablar de eso tarde o temprano lo tendré que hacer.

—Es algo personal — comencé con la tristeza refleja en mi voz— llevo casi cuatro años sin hablar con mi familia, solo mi hermano me habla y me mantiene informada de ellos.

— ¿Qué?—me dijo en un susurro— ¿Por qué? ¿Qué paso?

—Es una historia larga y estamos a punto de llegar a la empresa— le dije tratando de detener la conversación.

—No te preocupes, le dije a Robert que nos llevara a dar una vuelta, así que tenemos tiempo.



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En el texto hay: matrimonio, romance, amor

Editado: 10.01.2020

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