Alexander no podía odiar su suerte mejor, el hecho de que Alisson se apareciera en el almuerzo en definitiva no estaba en sus planes.
—Alexander, que sorpresa encontrarte aquí— dijo la modelo una vez cerca de la mesa.
—Lo mismo opino— se colocó en pie para saludarla.
—Me alegro de volver a verte— ella se aproximó a él y lo abrazo frente a Paige la cual arrugo un poco el ceño ante la escena.
Por primera vez, Alexander no deseaba esas muestras de cariño. Devolvió el abrazo y la alejó de forma rápido.
—Hola señorita Keller, un gusto volver a verla— dijo Paige levantándose para saludar a pesar que sus ánimos estaban por el suelo. Ver a la modelo junto con su jefe era una clara muestra de lo diferentes que ellos eran.
—Hola querida. Me alegro de encontrarlos— respondió con una sonrisa falsa— he estado realizando una sesión de fotos cerca de aquí y decidimos con algunos compañeros, dirigirnos hacia este restaurante a comer.
— ¿Son fotos de revista o publicitarias?— le preguntó Paige tratando de ser educada, pero para ser sincera no le interesaba.
—Son publicitarias, soy la imagen para Cover Uk. Es agotador, pero disfruto ver mi rostro por todos lados— dijo observándola de pies a cabeza— Ah, por cierto Alexander; necesitó hablar un momento contigo, Es sobre un tema labora— se giró hacia Paige— no te molesta que te lo robe un momento ¿Verdad?
—No, claro que no. Los esperaré acá— dijo Paige de forma neutra, sin mostrar su molestia.
—Ya vuelvo cariño— le dijo Alexander antes de depositar un casto beso en sus labios enfrente de Alisson.
Alexander se encaminó detrás de la modelo a un área donde pudieran mantener una conversación íntima. Se colocaron en el jardín del restaurante, escondidos de miradas indiscretas.
—Cuando me dijeron que te casabas no lo creí hasta ver las fotos con tu prometida.
— ¿Qué quieres Alisson?— Alexander conocía demasiado bien a Alisson. Llevaban años en una relación por conveniencia sin ataduras, ella sabía que Alexander frecuentaba a otras mujeres, como una de las corredoras de bolsa de Walt Street, o la vicepresidenta de las empresas Mapreco; mujeres independientes, personas con metas establecidas donde la ilusión del amor no entraba en la ecuación.
—Quiero saber lo que tienes realmente con ella; creo que nos conocemos lo suficiente como para que pretendas que yo crea que ahora estás enamorado y tienes el deseo de casarte con ella.
— ¿Y si fuera así?— le dijo Alexander extrañamente molesto; no podía dejar que Alisson descubriera la verdad.
—No sería con esa chiquilla, ella no es tu estilo Alex, además, tú y yo sabemos que jamás has logrado mantenerte tu interés en una sola mujer.
—Eso no es de tu interés...
—Claro que si— se acercó a el— Sabes muy bien que tú y yo en ese aspecto somos iguales. Somos seres tóxicos, incapaces de realizar tal compromiso con otra persona que no sea nuestro igual. Y dudo que la pequeña tonta sepa como satisfacerte…
— No hables así de ella.
—¿Acaso me equivoco? A no ser que la hayas dejado embarazada— se acercó a él y le acaricio el pecho— Pero tú odias a los niños, así que dudo que ese sea el motivo de esa boda algo…apresurada y muy sospechosa, querido.
— No está embarazada—Alexander tomo las manos de ella y las quito de su cuerpo. Sentía como su enojo comenzaba a crecer.
—¿Entonces por qué te casaras con ella? ¿Tan buena es la chiquilla en la cama? —
—¡Cállate! — dijo Alexander viendo rojo de la rabia que sentía.
—Cállame si quieres, pero acepta que es una chiquilla que no sabe cómo complace.
No término la oración porque Alexander la besó para callarla. Estaba furioso por su forma de expresarse de Paige, tal vez él y ella no fueran iguales pero de cierta forma se comprendían y el hecho que Alisson lo viera de forma tan básica lo enfureció.
La acorralo contra la pared y la besó de forma tan ruda que ella se sentía asfixiada, Alexander sólo quería aplacar su furia asiéndole daño de la única forma que sabe.
Utilizándola.
Alisson es una mujer demasiado orgullosa para aceptar que para él es alguien descartable y Alexander lo sabe, sus besos cambiaron de dirección a su cuello mientras sus manos se entretenían acariciando el cuerpo estilizado de la modelo.
Alisson aprovechó para agarrase de sus hombros y saltar para enrollar sus piernas en sus caderas. Pero para Alexander era suficiente, la tomó de los hombros y la separó de él.
—Aunque no lo creas— la miro con cinismo— ella es más mujer que tú— afirmo Alexander en un gruñido haciéndola enojar.
—No me compares con esa chiquilla tonta. Yo soy demasiado mujer para que siquiera se te ocurra compararnos— le dijo sujetando su cabeza y acercando sus labios a los de él rozándolos de forma sensual.