Paige se encontraba dormida sobre su estómago, se sentía relajada, su cuerpo se encontraba un poco a dolorido en ciertas zonas que le recordaban la actividad del día anterior. Trato de evitar esos pensamientos que la harían sonrojarse hasta que sintió unos labios besar su espalda, ella se mantuvo rígida mientras esa boca hacia su recorrido desde su espalda baja hasta el lóbulo de su oreja.
—Despierta, ya está el desayuno— dijo Alexander besando su cuello.
—Comida— pronuncio únicamente mientras se removía entre las sabanas; él sabía que no podría resistirse a la comida. Se sentó sobre la cama con cuidad de mantener la sabana cubriendo su desnudes. Sabía que no había nada que esconder de su esposo, pero no se sentía muy cómoda estando de esa forma frente a él. Noto como el la observaba con diversión y una sonrisa en los labios al verla avergonzada.
Él puso la comida al centro de la cama y empezaron a comer, Paige sentía que llevaba días sin comer, el día anterior de los nervios apenas y probó bocado, hoy debía de reponer esa perdida.
—Esto esta deliciosos— dijo ella degustando unas tartaletas de frutas.
—Sé que te gustan los postres, así que ordene algunos para que los disfrutes— dijo el con su voz neutra.
—Gracias— dijo emocionada. Mientras continuaba comiendo.
—Necesitamos hablar Paige— dijo Alexander una vez terminaron el desayuno— necesitó que me expliques muchas cosas.
Ella suspiro con pesar. Sabía que tarde o temprano tendrían esa conversación.
—Quiero saber cómo es posible que todavía conservaras tu virginidad y por qué no me los has dicho. Después debemos ir a una farmacia por la pastilla del día siguiente, no queremos un embarazo en este momento.
En ese momento ella comprendió la magnitud de lo que habían hecho. Si se quedaba embarazada…negó con la cabeza. Ella sabía que eso no podía pasar.
—Es una historia incomoda Alexander y no te preocupes, yo…tomó anticonceptivos desde hace años por los periodos irregulares.
—Un problema menos, pero necesitó que me digas tu historia; estamos casados, Paige. Debemos tener confianza entre nosotros.
— ¿A si? Haber, dime tu primero; háblame de tu pasado.
—En este momento no estamos hablando de mí.
—Perdóname por discrepar pero tú, no confías en mí, ¿sí? estamos casados pero en un año estaremos en trámites de divorcio— le dijo molesta, él nunca le dice nada y el espera que ella confíe ciegamente en él a pesar que en doce meses nada de eso importaría.
—No cambies el tema, es importante para mi saber, el por qué Paige.
Ella lo observo, se notaba ansioso y no entendía por qué él quería saber sus motivos; por mucha vergüenza que le diera… ella debía contárselo.
—Durante mi primer beso, me puse muy nerviosa— comenzó a relatar confundiendo a Alexander— Tanto así que termine cortándole la boca a mi compañero.
—espera ¿cómo se la cortaste?
—Yo usaba correctores dentales… por aquel tiempo, yo no sabía cómo besar y sin querer le desgarre el labio. En mi defensa también fue su culpa por besarme con poca delicadeza. Desde ese día ningún chico se me acercaba, era como un peligro para la sociedad masculina— suspiro— pero todo cambio en mi baile se graduación, el capitán me invito al baile con él, pero como ya sabrás nunca nada es como esperas— dijo con tristeza— El me invito a ir con el abajo de las gradas del campo...y nos comenzamos a besar, ya no tenía correctores así que él no sufría ningún peligro; pero él se apartó de mí y un segundo después un galón de pintura fue vaciado sobre mi cabeza.
— ¿En tu baile?— Alexander sabía lo importante que son para las chicas esas cosas.
—Sí, fue la novatada del baile, mi foto salió en el periódico escolar y mi fe en el género masculino se perdió.
—No debes de generalizar y meter a todos en la misma categoría, sé que ellos te dañaron pero entiende que no todos los hombres son iguales...
—No Alexander, todos son iguales, solo les importan su número de conquistas o la cantidad de rechazos que han hecho...
—No Paige, no todos son iguales. Yo jamás utilizaría a una mujer para dañarla en uno de los momento más importante de su vida...
—No te das cuenta ¿cierto?, todas y cada una de las amantes que has tenido fueron utilizadas y botadas; dime ¿cuál es la diferencia?
—Ellas sabían lo que les podía dar, nunca pidieron más.
—Hasta donde se Alisson te pidió más, mucho más y corrió la misma suerte.
—Ella es diferente Paige, Alisson y yo estamos podridos en alma, ella sabe lo desgraciado que puedo ser y yo lo perra que ella es. Los dos estamos conscientes que jamás podríamos ser felices juntos.
Paige lo miro sin entender, ella no sabía por qué Alexander tenía esa imagen de él.