Paige no logró contener una lágrima que rodó por su mejilla.
—No lo puedo creer...— dijo con la voz ronca de la emoción.
—Paige, no. No entiendes; el me apoyo por ti.
¿Que?
— ¿Por mí?— ella no entendía, ¿a qué se refería?
—Él está mal Paige, después de tu partida papa se deprimió, muchas veces trato de hablar contigo pero Mamá no se lo permitía alegando que habían hecho lo mejor para ti.
Paige estaba impactada. Su padre había tratado de ponerse en contacto con ella.
— ¿Él ya está mejor? — pregunto Paige repentinamente preocupada por la salud de su padre.
—Ya está mejor, pero siempre para estas fechas se desanima, ya que pronto será el aniversario de tu partida y tu cumpleaños por cierto. Con Sam tratamos de animarlo pero... no es lo mismo.
Paige se sentía confundida, era muchas información para un sólo día.
— ¿Por qué me cuentas todo esto ahora?— ella ni entendía lo que su hermano quería lograr.
—Dentro de un par de semanas habrá un almuerzo en Lane... yo quiero que vayas.
La palidez en el rostro de Paige preocupó a Jason, jamás había visto a su hermana tan mal.
—Yo...yo no...— trato de responder pero el nudo en la garganta no la dejaba hablar.
—No Paige... no lo decidas ahora. Piénsalo bien, creo que es el momento de hablar todos como familia; Mely tiene el derecho de conocer a sus abuelos...
—No llevare a Mely conmigo — dijo Paige colocándose seria repentinamente— En Lane están los padres de Kate. Los abuelos biológicos de mi hija, los mismos que la negaron al nacer. Ellos no merecen estar cerca de Mely.
¡Por Dios!, Jason había olvidado ese detalle. Los señores Howard era prácticamente vecinos de sus padres, su madre le había contado que hace tiempo los señores habían tenido problema con Kate, pero nunca le informaron su muerte.
—No la lleves, este almuerzo será para aclarar todo Paige. Piénsalo; sé que nuestros padres actuaron mal pero dales una oportunidad, si no pasaras la vida reprochándote el no habérselas dado.
Jason tenía Razón, pero tenía miedo. Ya fue rechazada una vez, y no está segura de aguantar una segunda.
—Lo pensare, es lo único que puedo prometerte en este momento— le dijo cruzando los brazos en su pecho tratando de protegerse.
—Es lo único que te pido, gracias Paige.
Le paso su brazo por los hombros y la abrazo, él quería ver a su familia unida de nuevo.
Siguieron caminando unos minutos más antes de volver con los demás, al parecer Olivia y Nick se habían retirado ya.
Scott y Alexander mantenían una interesante conversación sobre los índices de crecimiento de Publicity Harrison.
Alex al ver a Paige supo que algo andaba mal, el conoce a su esposa y ese brillo de alegría en su rostro no estaba, se disculpó con Scott y se acercó a su mujer.
— ¿Disfrutaron su paseo?— pregunto tratando de parecer natural y no atacar a Paige con preguntas sobre su estado.
—Sí, teníamos mucho que hablar— respondió Jason — Bueno, creó que ya es hora de retirarnos, ha sido un día largo y debemos descansar.
—Tienes razón, nos vemos en la oficina— le dijo Alexander con un apretón de mano.
—Nos vemos— se despidió abrazando a Paige y susurrándole — piénsalo— con eso se alejó y se fue a despedir de los demás.
Alexander espero hasta estar solos para hablar con su esposa, ella le dijo que se encontraba un poco indispuesta y subió a la habitación.
Paige se sentía como en un robot, sentía sus emociones congeladas esperando salir.
Al llegar a la habitación dejo que las lágrimas salieran mientras se desnudaba y entraba en la regadera dejando que el agua cayera sobre su cuerpo.
Cuatro años habían pasado y jamás le hablaron, no les intereso saber de ella, si estaba bien o no. Pero sabía que no podía vivir con este rencor, no era sano.
Los recuerdos eran dolorosos, ver todo lo que perdió; pero al mismo tiempo se sentía agradecida por sus logros. Gracias a su pasado en ese momento se encontraba ahí, en su casa junto con su esposo e hija.
La puerta se abrió y ella se giró para ver a Alexander entrar al baño. Él estaba frunciendo el ceño; se detuvo un momento y la examino antes de quitarse la ropa.
El entro a la ducha con ella y agarro su rostro con sus manos.
— ¿Que pasa Paige? ¿Porque estas llorando?— le pregunto, la escuchó al entrar a la habitación y sus ojos rojos la delataban.
Ella sacudió la cabeza, no quería preocuparlo. Él sabía que su familia era un tema delicado.
—Eres mi esposa, puedes confiar en mi Paige— coloco su frente en la de ella y susurro— necesitó que confíes, necesitó… saber qué te ocurre.
Ella asintió con la cabeza y lo beso, era un beso tierno donde ella le pedía consuelo y él se lo daba.