Cerca de los Peninos, al norte de Inglaterra se encontraba el Palacio Loughty, mi hogar.
Ser un príncipe no es para nada fácil, cumplir todos y cada uno de los protocolos era algo obstinado, por no hablar de la forma de vestir, solo se admitía traje y corbata.
A mi edad los chicos normales estarían de fiesta en fiesta sin importarles nada, y eso es lo que yo quería.
Me podían haber dado la educación más refinada de todas pero lo que nunca me enseñaron fue a vivir la vida.
Hasta un día que decidí salir de los terrenos del reino sin ser consiente de lo que esperaba luego. Necesitaba casarme antes de cumplir los veintiséis o la corona la heredaría alguien sin la sangre real.
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Editado: 23.05.2021