Vuela porque el control lo tienes nada más y nada menos que tú.
Y es que volar el liberador, volar es una de las cosas maravillosas que podemos realizar.
Sin necesidad de sentirnos prisiones.
Y ese es uno de los mayores regalos de la vida, el poder reconocer que no necesitamos que nadie nos cuente como es fuera, nosotros podemos descubrirlo, no necesitamos que nadie nos dibuje un paisaje, podemos hacerlo nosotros mismos.
Nosotros podemos construir lo que no existe y cultivar lo que parece que nunca florecerá.
Podemos realizar todo, si lo tenemos dentro, será más sencillo materializarlo.
Cuando conectamos con nuestro cuerpo, mente y espíritu, es más sencillo poder visualizar más allá que lo que tenemos enfrente humanamente.
Nadie tiene porque pedirte una parte de ti a cambio de que puedas conocer algo.
No necesitas dar lo que te servirá para ir aún más lejos de lo que crees.
Y aun si no creyeran en ti y en tu capacidad de tocar el cielo.
¡Hazlo! Vence la limitante y vuela.
A tu ritmo, a tu velocidad, vuela.
Vuela… porque hay alguien que anhela ver desde lo lejos cómo descubriste tu propia fuerza para impulsarte y salir de esas cuatro paredes, salir del margen y descubrir que siempre hay más de lo que creemos.
Vuela si tienes la oportunidad, vuela si tienes ansias de conocer lo diferente.
Vuela.
Vuela, vuela, vuela.
Vuela alto.
Vuela muy muy alto.
Vuela que todo lo que has luchado por esa libertad valdrá cada instante la pena.
Así que vuela.
No dejes que nadie vuele con tus alas.
Hazlo por ti, hazlo porque tu corazón lo anhela, hazlo porque sientes que es el momento.
Entonces vuela, hacia donde tú quieras.
Vuela, vuela y vuela.
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Editado: 15.09.2024