Catarsis: La vida es un cúmulo de crueles recuerdos.

Capítulo 16.

¿Y si todo lo que he estado viviendo eso falso y solo es un producto de mi imaginación? ¿Si la realidad que he estado viviendo solo ha sido producto de mi mente? ¿Si todo lo que hasta ahora he considerado real no has sido nada más que un cúmulo de fantasías?

Preguntas como esas viajan por mi mente, estaba trastornado, no sabía que pensar todo esto había llegado en un momento tan inoportuno, en momento en el cual estaba aprendiendo a aceptar la cruel realidad en la que estaba obligado a vivir.

Para las personas esquizofrénicas como yo no existe una línea divisoria entre lo real o lo falso, todo hacía parte de un mismo universo, lo cual complicaba los análisis para confirmar las sospechas de los médicos.

— ¿Qué es lo último que recuerdas a ver vivido? — preguntó Moisés revisando un viejo cajón que estaba en una esquina de la habitación.

—Es fácil. Me acaban de despertar de un sueño — Reposé mi cara sobre mi puño.

—Me refiero a un momento importante o decisivo de tu vida — Acomodó sus lentes —. ¿Me entiendes? — Se sentó a mi lado con un cuaderno que sacó del viejo cajón.

—Pues… Su boda, mi escape, mi intento de suicidio…

— ¡Intento de suicidio! — interrumpió Lucero.

—Sí — respondí serio —. Pero no viene al caso en estos momentos, tratamos de averiguar si mi vida ha sido una confabu… lo que sea.

—Richard ¿Existe algo en ti que sienta que no es real? — preguntó Moisés mirándome a los ojos.

—En este punto de vida ya no sé qué es real y que no — Hice una pausa —. Pero ahora que lo mencionas… Hay una… —suspiré —. Una voz.

— ¿Una voz? — Sonaba intrigado.

—Bueno, de hecho es mi voz pero… — No sabía cómo expresarlo —. A la vez no lo es — Hice una pausa —. Es como una voz negativa que me dic que haga cosas que no quiero hacer.

—Es tu contraparte Richard, es parte de la esquizofrenia — Sonrió —. O hay nada de qué alarmarse.

— ¿Cómo que no hay de que alarmarse? No sabes lo inferior y la porquería que me hace sentir — Estaba molesto. — Ustedes tratan de ayudarme — Apreté los puños. — ¡Pero no entienden! — Me levanté del sillón y les di la espalda cruzando los brazos sobre el pecho.

—Lo siento Richard — expresó Moisés con tono de lastima,

—No quiero compasión. Un estúpido lo siento no cambiará nada — Una lágrima se deslizó por mi mejilla —. Nunca comprenderán lo que siento, nunca sabrán lo que es tener esquizofrenia — Apreté los puños con la intención de contener mi ira —. Nunca sarán lo que es ser rechazado por la sociedad por ser diferente ¡Nunca comprenderán lo que es ser la basura del mundo!

—Richard… — susurró Lucero.

— ¡Richard nada! ¿Acaso saben lo que es seré el villano de esta historia? — interrumpí.

—Richard… ¿Recuerdas que antes nos conocíamos? Yo también soy esquizofrénica y los sabes —Sonaba furiosa —. Yo sé lo que es sufrir también, quizá sufrimos de maneras  muy diferentes. Sí, es cierto yo no maté a mi familia pero si fui rechazad, si fui el bicho raro de mi casa, de mi escuela, si fui la rara, la loca y la enferma entre mis amigos — Bajó un poco el tono de su voz. Sonaba triste —. Yo también conozco el sufrimiento.

—Amigo, yo tuve déficit de atención y problemas de aprendizaje, yo también fui rechazado en la escuela, yo fui el burro, el bruto y el estúpido del salón, yo conozco lo que es ser excluido, yo sé lo que es la soledad y que nadie crea en ti —Se le quebró la voz —. Pero mírame ahora, a pesar de mi condición, a pesar de que no  podía aprender aquí estoy, soy psiquiatra.

—Richard todos tenemos algo en común, todos tenemos un pasado que nos marcó y por eso  te queremos ayudar. Te entendemos y te queremos, te ganaste nuestro amor, nuestro cariño y comprensión— expresó Lucero.

Lentamente me di la vuelta para mirarlos de frente, las lágrimas habían empapado mi rostro.

— ¿Puedo darles un abrazo? — susurré avergonzado. Lucero y Moisés s miraron y abrieron sus brazos, corrí hacia ellos y me lancé para cerrar el abrazo.

—Los limites están en tu cabeza, nosotros dos salimos adelante y tú también lo harás solo cree en ti — expresó Lucero —. ¿Crees en ti?

—No lo sé ¿Tal vez? — Estaba dudoso. Ser positivo no era algo que me caracterizara además aún tenía miedo.

—Richard, es momento que entiendas que en esta vida no sirve un tal vez pues esta no se fía de ellos sino de imposibles que se vuelven posibles y de posibilidades que crees que son imposibilidades pero son más posibles de lo que crees — expresó con una sonrisa —. Te lo preguntaré una vez más Richard Andrés Martínez Fernández ¿Crees en ti?



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En el texto hay: misterio, dolor, miedo al pasado

Editado: 18.12.2018

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