Caza Fantasmas

Capítulo 17

Un año y medio después

Ya ha pasado un año y el tiempo ha sido de lo mejor, esto de trabajar de caza fantasmas ha generado mucho dinero, con ese dinero le he comprado una nueva casa a mis padres, protegiéndola con un hechizo para que ningún mal entre, además le compré un auto nuevo a mi hermano, cuando se lo entregué me llenó de besos y baba; fue realmente asqueroso, pero estaba feliz.

Para mí, me compré ropa y he pagado mi matricula de la universidad, pronto me compraré mi auto. Wesley me estaba enseñando a conducir, pero pierde la paciencia muy rápido, así que le pedí ayuda a Darío que es un poco más paciente. Igual acepto que soy un poco torpe, pero es porque me da miedo las curvas, los camiones que pasan a mi lado y la gran velocidad.

He mejorado mis habilidades bastante bien, la telequinesis y la telepatía la he mejorado a la perfección gracias a Cecilio, la clarividencia Wesley me ha enseñado a poder controlar las sensaciones cuando es la muerte de algún espíritu. Darío y Wesley me han ayudado con la tele transportación y ha sido increíble ya lo domino muy bien, lo que todavía me cuesta es la levitación que Ryan me ha ayudado para que no ocurra solo cuando estoy enojada, hasta ahora solo se manifiesta cuando me enojo.

Mi relación con Wesley está más fuerte que nunca, no hemos tenido mucho tiempo para salir ya que trabajamos casi todos los días y yo voy a la universidad y el tiempo que tenemos para salir siempre ocurre algún incidente.

FLASHBACK

He obligado a Wesley a que me acompañe a comprar ropa, se negó muchas veces, pero lo convencí y aquí estamos, entrando a varias tiendas.

Me he comprado varios jeans y blusas, muchos zapatos y un abrigo de cuero, Wesley y yo compramos varios suéteres de pareja, al principio dudaba, pero luego le gustó.

Ahora estamos caminado por la calle para despejar la mente, vamos caminando tomados de la mano, sonriendo y conversando cuando en ese instante vemos que todos miran a un punto fijo en el edificio frente a nosotros, levantamos la mirada observando perplejos a una persona queriendo saltar.

Debemos llegar allá arriba—dijo Wesley preocupado—usaremos la tele transportación—me mira—piensa en ese lugar—asentí.

Cerramos los ojos y cuando lo abrimos ya nos encontrábamos en la azotea del edificio. Vimos a una joven como de unos veintiocho años mirando hacia el cielo. Nos acercamos lentamente hacia la joven.

¡¡No se acerquen!!—gritó—o salto—nos detuvimos.

No lo hagas—dije—baja y hablamos—negó con la cabeza a punto de llorar.

Si les explico no van a entender.

Si lo haremos, solo dinos.

En el momento que nos iba a decir, un fantasma apareció al lado de ella susurrándole cosas al oído.

Debo saltar—dijo casi en la desesperación.

No lo hagas, escúchame primero—trato de hacer tiempo para que Wesley se acerque al fantasma—sé que no eres tú la que ha pensado esto.

¡¡No sabes nada!!—gritó llorando.

En ese instante Wesley se transportó quedando al lado del fantasma, pronunciando un hechizo el espíritu se esfumó en el aire, Wesley la agarró por la cintura haciéndola bajar.

¡Suéltame!—intentó zafarse.

Tranquila ya estás segura.

No lo entienden... escucho voces, siento cosas, quieren que me suicide y eso haré— dice con una expresión como si estuviera loca. Intenta zafarse de su agarre, pero Wesley la tenía sujeta.

Ya no está—dijo Wesley—somos caza fantasmas y ya lo expulsamos—ella nos miró muy sorprendida.

¿Ese era tu ex jefe verdad? —la chica no sabía que cara poner ante tal situación.

¿Cómo sabes?

Solo lo sé—le sonreí—él estaba obsesionado contigo, te dijo que si no lo aceptabas se iba a suicidar y eso hizo, pero te quería obligar a irte con el—ella rompió a llorar y yo la abracé—tranquila, ya no te molestará más.

Gracias—nos regaló una sonrisa.

La llevamos a su casa y le aconsejamos que descansara que todo ya está bien.

Nunca tendremos un día normal ¿eh? —se acercó Wesley acorralándome al auto.

Es que no somos normales—sonreí dándole un beso rápido—vámonos—lo intenté apartar, pero no se movía. Su sonrisa maliciosa me dice que no será fácil.

Ah no, no me dejarás con ese beso—se acercó tomando mi rostro, sonreí. 

Lo rodeé con mis brazos por su cintura y empezamos un intenso y caluroso beso, movíamos nuestras cabezas de un lado a otro, cada beso es una perdición. Nos separamos por falta de aire y volvimos a retomar donde lo dejamos, sus manos recorren mi espalda acercándome más a el para cortar toda distancia posible y las mías despeinaban su sedoso cabello rubio, nuevamente nos separamos por falta de aire, mirándonos a los ojos un poco agitados, en su mirada hay deseo y en la mía pasión.




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