Muchas cosas sucedieron en nuestra vida, engaños, peleas, alegrías, amor, decepción, enojo. Pero todo lo superamos juntos, en familia, al lado de los nuestros seres queridos.
Han pasado cinco años desde nuestra lucha contra los Zabat, muchas cosas sucedieron en ese tiempo. Salí embarazada de una hermosa niña a la que llamamos Lucía, que significa "nacida de la luz", una hermosa niña que ahora tiene seis años, de ojos azules como su padre y cabello castaño como el mío, es preciosa mi niña y no lo digo porque sea mi hija, pero de verdad es preciosa la luz de mis ojos.
Mis habilidades las he mejorado a la perfección, además que han llegado nuevos miembros al grupo, personas iguales a nosotros.
Me gradué de la universidad, un poquito tarde, pero lo hice y me siento orgullosa.
Seguimos cazando fantasmas, los fantasmas siguen ahí, siempre van a haber y no podemos luchar contra eso. Cazamos a los que son malos y molestan a la humanidad, con esos sí luchamos, pero de que habrá fantasmas en el mundo, habrá.
Ahora mismo estamos en camino a reunirnos en la casa de mis padres, mi madre cumple años y nos invitó a todos.
—¡¿Trajiste el regalo?!—le pregunté asustada a Wesley.
—Está en el maletero—me mira sonriendo y vuelve a la carretera—tranquila—sonreí.
—¡Vamos a ver a la abuela! ¡vamos a ver a la abuela!—Lucía brinca en su asiento.
—Si cariño, vamos a ver a la abuela.
—¿El tío sexy va?—reí.
—Sexy ¿Por donde?—dice Wesley enojado, reí al verlo.
—Sí amor, él va también—brinca feliz.
Llegamos a la casa, ya había autos estacionados, han de haber llegado todos. Entramos a la casa y efectivamente somos los últimos en llegar.
—Siempre haciéndose esperar la familia Vance, Clark—sonreímos.
—¡Tío sexy!—grita Lucía corriendo hacia Jason, lo llama más así que por su propio nombre. Él se inclina atrapándola entre sus brazos.
—Hasta ella sabe que soy sexy—dice con una sonrisa.
—Le has lavado el cerebro a mi hija—dice Wesley saludándolo.
Yo también lo saludo, Marlyn se acerca con Felipe en Brazos.
—Tía Aura.
—Mi amor, ¿Cómo estás?—lo abracé apretándolo en mis brazos.
—Bien tía, mira me raspé—me enseña su codo—mi mamá me curó.
—Que bueno, solo ten cuidado—asintió—vayan a jugar.
Salió mi madre de la cocina, con una bandeja de pollo, Wesley se apresuró a ayudarla. El siempre trata de cuidar a mi madre.
—Su cumpleaños y trabajando, mamá—la abracé y ella sonrió—feliz cumpleaños mami.
—Gracias hija ¿Dónde está Lucía?
—Está allá jugando con los niños—es la niña de sus ojos.
Dice que es como verme a mi cuando era niña, la misma personalidad.
—¡Hija!—mi padre se acerca y nos abrazamos.
—Papá, que guapo estás.
—Claro, ¿No ves ese porte? salí igual a el—reímos.
Mi hermano y sus comentarios.
—Hola señor Clark.
—Hola Wensy—se abrazaron.
—Papá es Wesley—siempre es lo mismo, le cambia el nombre cada vez que lo ve.
—Lo siento—sonríe—me alegro de que estén bien todos.
—Yo también señor.
—¿Cuándo me dirás suegro?
—Suegro—dijo tímido, todos reímos.
—Bueno vayan, sus amigos están afuera.
Salimos al patio trasero y ahí estaban todos, Darío con su esposa Natalie, se casaron el año pasado; tienen una hija llamada Andrea, una linda niña de cinco años igualita a su mamá.
Además, esta Ryan con su pequeña hijita Fátima de tres años en brazos junto a Hannah, sí, tal y como lo dije se iban a enamorar y ahí está el resultado.
Me acerco a saludarlos a todos Darío me apretó dejándome casi sin aire, Natalie es tan amigable, aunque todavía no se acostumbra a que nosotros veamos fantasmas y tengamos estas habilidades, pero hace su esfuerzo en ocultarlo.
Ryan, me abraza sonriendo y Hannah que cada vez que me ve salta a mis brazos agradeciéndome por hablarle ese día, su destino cambio y conoció a Ryan. Hacen muy linda pareja.
Hace un tiempo que no nos veíamos, ellos se retiraron de Caza fantasmas, Wesley y yo nos hicimos cargo del negocio. Cecilio también se retiró diciendo que era hora de descansar, nosotros entrenamos a los nuevos chicos, que son muy buenos, por cierto.
Todos conversábamos amenamente, nos giramos a ver a nuestros hijos jugar, nos quedamos en silencio unos segundos admirándolos.
—¿Creen que ellos tendrán las mismas habilidades que nosotros?—preguntó Darío.
—No sé, pero lo que sea que pase, sé que ellos los superaran como nosotros lo hemos hecho—dije y miré a Wesley sonriendo. Me abrazó por atrás dándome un beso en la mejilla.
—Sí, nuestra hija, salvo a la humanidad, ella puede con todo lo que venga—habló seguro Wesley.
El cree mucho en nuestra hija, dice que es una bendición que llegó a nuestra vida y es cierto, la luz de nuestros ojos, la alegría de nuestra vida.
—Si tan solo Cecilio estuviera aquí—dijo Marlyn un poco triste.
Desde que se retiró no hemos sabido de él hace mucho.
—Si, hace mucha falta—agregué.
—Creen que me iba a perder esta reunión de ex Cazadores—todos giramos a la vez viendo a un Cecilio sonriente.
—¡Cecilio!—gritamos, Marlyn, Hannah y yo corriendo hacia el.
Se ve más reluciente, más feliz, no como el hombre que conocí, serio e intimidante, pero protector.
—Me gusta recibir abrazos—sonreímos, los chicos también lo abrazaron, ellos son más distantes, pero sabemos que lo extrañaban.
—La próxima generación de Caza fantasmas—dijo seguro de sí, todos volvimos a mirar a nuestros hijos—ellos serán fantásticos al igual que ustedes.