David y yo nos quedamos sin palabras un momento y luego me hizo una señal para acompañarlo.
— ¿que pasa? —pregunte.
—Esto no es coincidencia, necesitamos respuestas, esta noche es el eclipse de Kukul Khan, es un ritual importante e iran todos los chamanes del continente, debemos ir a Aztlán.
Aztlán era una tierra mística, un lugar sagrado para los chamanes del mundo, un lugar donde los rituales y conjuros ancestrales y modernos se practicaban libres de la moral y ética.
-—¿Qué hay de ella? —pregunte señalando a la chica con el pulgar.
—Creo que está muy bien protegida aquí ¿no?
David tomo una especie de capa hecha con la piel de un jaguar y me puso en el centro de un raro círculo dibujado con tiza.
— ¿David esto es seguro?
—No.
Sentí como una corriente de energía me envolvía y luego todo se difumino para posteriormente oscurecerse. Abrí los ojos y el paisaje ya había cambiado.
—Bienvenido a Aztlán chico.
— ¿Dónde es aquí? —pregunte.
—estamos en la zona del silencio, un desierto místico. Ve a dar unas vueltas en lo que me preparo.
Camine durante algunos minutos y a pesar de no entender lo que pasaba decidí no preguntarle a nadie.
Paso una hora antes de que encontrará algo que hacer. Un hombre me dio un vaso con una sustancia dorada y melosa a la que llamaban pulque, lo tome y me lo baje por la garganta como si no hubiese un mañana y unos minutos después todo se hizo divertido.
Volví a ver a David casi media hora luego de tomar eso y sinceramente creo que él también lo tomo porque ahora solamente llevaba una piel de Jaguar y una suerte rara de taparrabo.
—Demonios chico ¿por qué estás desnudo? —me pregunto.
Voltee a verme y me di cuenta de que en algún momento del viaje me había desvestido hasta quedarme sólo con un bóxer de cómics.
—Eso no importa ahora, lo que importa es...espera ¿por qué estás vestido como un actor del rey León?
David me tomo del brazo y me arrastro hasta una especie de plancha de piedra y me arrojó sobre ella, varios tipos llegaron y comenzaron a dibujarme encima con una especie de pintura vegetal y otros marcaron un círculo de sal a mí alrededor.
—David has lo que quieras pero que no me dibujen pitos en la cara —le rogué.
Varios tambores comenzaron a sonar mientras que otros chamanes cantaban y emitían gritos, David acompañado de otros tipos comenzaron a danzar a mi alrededor.
No pasó mucho antes de que la tierra dentro del círculo se volviera vació o más bien una entrada, un brazo gigantesco salió de la entrada y sin tardar se agarró de la luna para jalar el resto de su cuerpo.
La vi, era una entidad de pura oscuridad con un brillo dorado en los ojos y sin boca, con unas hasta enormes y aunque la oscuridad no es algo físico esa cosa era palpable.
Se sentó en el aire cruzando sus piernas y me contempló, movió su brazo y posó un dedo encima de mí y cuando este se encendió en un brillo dorado grité.
Veía imágenes perturbadoras, una guerra, niños siendo asesinados para convertir sus almas en bestias, un zeppelín, un ojo de tiza, una bufanda y un sombrero, y por último un amanecer de primavera con hojas negras, una primavera negra.
Aquella cosa quito su dedo de mi frente y volvió a descender al vacío.
David me levanto de la roca y me pregunto qué era lo que había visto.
Y en ese momento yo sólo le pude decir una cosa.
—Viel mundo en primavera.