Sara Elizabeth Allen había nacido el veintiocho de Octubre de 1978, radicante de un pequeño pueblo al sur de los Estados Unidos. Crowder no era un enorme territorio, ni mucho menos una ciudad; se trataba de un pequeño pueblo sureño ubicado en el condado de Pittsburg, con una población de no más de cuatrocientos habitantes, y que hasta cierta forma, es lo que mucha gente, sin la necesidad del estrés causado por una ciudad, necesita tener. Con campos y sembradíos que rodean el lugar miles de cuervos llegan hambrientos por el aroma del maíz de agosto. Un lugar aparentemente apacible, sin embargo, esconde muchos más secretos de los que se puedan contar.
Primer punto: Sara.
Vayamos más allá, vamos a enfocarnos en la vida de esta joven mujer. Sara era una chica demasiado hermosa; con una seráfica apariencia de piel blanca, una ilusión invernal decembrina; el cabello rubio, largo y brillante; así como también un cuerpo esbelto; una fabulosa ninfa de ojos verdes, por ende no es de escandalizarse que muchas de las mujeres de la localidad tuvieran un cierto y absurdo rechazo hacia ella. Además, Sara siempre rompió con el estereotipo común de las villanas de televisión: amable, cariñosa y humilde. Siempre fue destacada con las mejores calificaciones en el lugar donde cursó la última etapa de sus estudios, la Universidad de Marketing y Económico-administrativa de Texas, el único colegio universitario en el condado de Dallas para ese tiempo.
Segundo punto: La familia.
El sueño que todo padre desea ver en sus hijos antes de morir. Amalia Allen es la afortunada madre de Sara Elizabeth, madre de Sara y una joven algunos años mayor que ella, Roxana Allen. Tres mujeres viviendo bajo el mismo techo, en una casa que no hace más que reflejar el amor filial y el intenso poder de salir de cualquier crisis existente, pues si hablamos de crisis dolorosas, esto nos llevaría al verano de 1984, cuando Aldo Allen, padre y soporte económico de los Allen, sufrió un fatal accidente que terminaría con su vida mientras tomaba un vuelo de Oregón hasta Texas; el avión fue encontrado a unos kilómetros de su destino: entre los peñascos de Dallas al norte de los Estados Unidos.
Que alguien me diga ¿qué familia no ha pasado momentos difíciles, el abandono de un padre o una madre, o la muerte de un hijo? Claro, millones de familias en el mundo, y justamente tiene que ser la menos esperada. Después de dejar Texas, las Allen adoptan un nuevo hogar en el estado de Oklahoma, disfrutando de los majestuosos días soleados —cuando los hay— y las perfectas lluvias durante el mes de mayo, Crowder, el lugar en el que han encontrado una nueva manera de vivir y nuevos sueños para alcanzar, en especial la joven Sara. Una mascota nueva, un hermoso pastor belga que le sirvió de mucho consuelo durante los peores momentos de desgracia y que se volvió el soporte emocional cuando Elizabeth se enfrentó a la amargura de sus primeros años de universidad. Si a Hardy hoy en día le cuesta correr entre los montes rocosos y prados ondeantes, aquel perro vino a alegrar su vida completamente, siendo este mismo el que le pondría un final.
Tercer punto: Los amigos.
Nunca estarás sola, nosotros siempre te apoyaremos, la típica promesa que se hacen los amigos cuando la amistad es demasiado buena. Así llegaron Iker Evans y Elaine Collins; y con el simple hecho de ver a estos dos muchachos, uno se pregunta: ¿qué tienen en común con Sara? Sencillamente nada. Sara siempre destacó por ser diferente, sin embargo, su diferencia no la plasmaba en sus actos y amistades. Iker Evans, su mejor amigo, venía de una vida un tanto complicada, había entrado a la universidad siendo becado. Víctima de agresión, maltrato y en ocasiones ser golpeado por los sobresalientes del colegio lo condenaban a vivir bajo la imagen estereotipada de ser un pobre sin posibilidad de pagar sus propios estudios. De piel morena, tostada por el sol a causa de las largas tardes jugando soccer al aire libre, así era él. Sin embargo, y a pesar de su muy decadente nivel social, a Sara no le afectaba en el trato de su amistad, por el contrario, la mujer lo miraba mucho más allá de un simple amigo, ya que en ocasiones se le había podido escuchar decir que Iker formaba parte de su familia. Era la persona que la ponía de buenas en los momentos más difíciles, era su persona favorita y quien buscaba siempre la forma de arrebatarle una sonrisa hasta conseguirlo.
Por otro lado, podemos encontrar la amistad que también compartía con Elaine Collins. Volvemos a lo mismo: ¿quién es Elaine Collins? ¿Qué representa en la vida de Sara? Elaine es una mujer de carácter fuerte y varonil, pero conservando el toque de feminidad en los momentos que más lo demandaban. Su padre era policía, uno de los mejores oficiales que el condado pudo tener durante esos tiempos, el hombre del que Elaine había decidido seguir los pasos.
Para ella casi siempre era natural tener el cabello castaño amarrado en una coleta alta sobre su cabeza, le gustaba dejar caer dos mechones a cada lado de sus mejillas, usaba pantalones de mezclilla holgados y blusas de tirantes que dejaban ver la mayoría del tiempo sus brazos blancos y marcados.
¿Qué es lo que puede ver Sara en esas dos personas completamente diferentes a ella? La pregunta viene sobrando, Sara era una joven asombrosa en toda la extensión de la palabra, no importaba cuánto la criticaran, no importaba cuanto susurraran cosas a sus espaldas, ella no dejaría de ser como es; una mujer que dejaba atrás la estabilidad social, el prejuicio, los celos, las envidias, nada, Sara era diferente a todas esas mujeres que se dicen llamar de la realeza, pero ni a doncellas llegan. Las personas que realmente ameritaban el respeto de esta chica, eran todas aquellas que portaban una corona de cartón, con la honradez y sencillez por delante.
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Editado: 07.05.2024