1:30pm
Seguro está en su hora de almuerzo.
Voy de camino a la oficina de Miles (mi novio desde hace dos años). Hoy cumple los famosos '30' años y quiero darle una pequeña sorpresa.
Llego a la puerta principal de la compañía donde trabaja y me adentro en el edificio, saludo a la recepcionista con un 'hola' y un movimiento de mano, tomo el ascensor y aprieto el botón con el número de su piso, las puertas metálicas se abren cuando ha llegado al destino planteado por lo que salgo.
-Hola Amy- saludo a la secretaria personal de mi novio.
-Buenos días señorita Woodley- responde con una sonrisa que parece salir forzada, frunzo el ceño sin entender muy bien su reacción pero la ignoro completamente.
-¿Está el señor Teller en su oficina?- pregunto feliz, ella asiente con una inseguridad desbordante. ¿A qué se debe ese comportamiento?
-Si, pero está un poco ocupado- explica nerviosa mientras me sigue de camino a la puerta de esta.
-¿Con quién?- cuestiono pero no logra responder, mis pies siguen en movimiento mientras la pelo negro trata de impedírmelo con escusas tontas pero le hago el más mínimo caso.
Solo quiero llegar a esa puerta, abrirla, felicitar al hombre de mi vida, y besarlo como si no hubiera un mañana.
Tomo la perilla entre mis manos y la giro suavemente. Con una sonrisa abro la dichosa puerta pero esta desaparece inmediatamente cuando mis ojos se deleitan con la escena más asquerosa y dolorosa que he presenciado en toda mi vida. Una que nunca, ni en los sueños más locos, imaginé ver.
Miles está teniendo sexo con una mujer castaña, alta y uno o dos años mayor que yo. Mis ojos comienzan a picar y un nudo se empieza a formar en mi garganta.
Él está de pie mientras la sin vergüenza se encuentra sentada sobre su escritorio en ropa interior, ubicada específicamente entre sus piernas. Me quedo cual estatua, en shock. De mi garganta no puede salir un solo ruido o sonido... Nada, pero la chica detrás de mí se aclara la garganta y cuando se percatan de nuestra presencia dejan su acto erótico y por fin nos prestan atención.
-Shai... lene- anuncia agitado- ¿Qué haces aquí?- pregunta asombrado y se separa de la mujer acomodándose la camisa después de haberse subido los pantalones. Como si eso puede arreglar la situación- pienso desilusionada. Sonrió amargamente.
-¡Oh! ¿Yo? Nada- respondo con ironía- solo quise darle a mi ahora ex-novio una sorpresa en su cumpleaños pero veo que la sorpresa me la he llevado yo- informo tratando de que mi voz suene firme. Indiferente.
-Lo siento, yo no...- se trata de disculpar pero no puede continuar, no sabe que decir y solo me digno a soltar una sonora carcajada sin humor.
-¿En serio? ¿Crees que soy estúpida?- escupo con odio- ¿Por qué lo hiciste?- pregunto enojada y dolida a la vez. Una decepción comienza a invadir todo mi cuerpo con cada inhalación.
-Es que... Para serte sincero... Tú no me dabas placer, no te querías acostar conmigo. Los hombres tenemos nuestras necesidades- se escusa revolviéndose el cabello de manera exasperada. Mi boca se abre ligeramente sorprendida.
¿Él es el que está exasperado? Pero que ironía.
-Pues veo que seguiré sin acostarme contigo porque está relación llega hasta aquí- espeto y salgo de la oficina rápidamente antes de que ocurra algo peor o no podría soportarlo, de verdad que no.
-Shai no...- Miles trata en vano de detenerme tomándome del brazo pero me zafo de su agarre bruscamente, con rabia.
-No me toques con esas manos tan... asquerosas, eres una persona despreciable- retomo mi camino hacia el ascensor con paso apresurado.
-¡Eres una estúpida Shailene! ¡Nadie te querrá, nunca! ¡Eres y siempre serás una virgen...!- escucho como grita a mis espaldas pero hago todo lo posible para que mis oídos no escuchen esas palabras tan hirientes y desciendo por las escaleras, porque estoy segura de que si tomo el ascensor romperé en llanto, y no quiero eso, no lo vale.
Salgo del edificio sintiéndome humillada y subo a mi auto con pesadez. Ya sobre el asiento del piloto permito que las lágrimas que han amenazado con salir desde hace unos minutos, se deslicen por mis mejillas cual cascada. Los sollozos aumentan con cada minuto que pasa provocando un insoportable dolor en el pecho al igual que en la garganta debido al nudo que se ha formado ya.
¿Por qué Miles haría esto? ¿Por qué? ¿Solo por no haberle dado sexo? Já, y pensar que esta noche iba a ser la tan esperada noche, que iba a ser su regalo de cumpleaños. Pero que tonta.
En cierta forma se lo agradezco, ya sé que es un idiota y no le entregué los más preciado que puede existir en una mujer, porque si lo hubiera hecho me habría odiado de verdad.
Pero aún y con todo el odio que crece en mi pecho a cada minuto que pasa lo sigo queriendo y me duele que me haya mentido de la forma más banal posible.
Una furia incontrolable comienza a expandirse por mis venas, la cara la empiezo a sentir caliente y aprieto los puños para evitar que los gritos escapen, y desgarren mi garganta más de lo que ya está.