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Se sentía agotada, adolorida al punto que hasta parpadear le resultaba molesto, no podía moverse debido a todos los yesos y vendas y cables que tenía por todo el cuerpo, ni siquiera sentía ganas de hablar.

-Ay mi niña, ¡mi niña!- Pudo observar como su madre corría hacia ella para intentar abrazarla mientras sus hermanas la tomaban por los brazos mientras lloraban

-¡Doctor despertó!- Escucho la voz de su hermano quien había salido corriendo de la habitación repentinamente

Tenía muchas preguntas por hacer pero se sentía tan cansada en ese momento debido a que su cuerpo no le respondía que solo decidió nuevamente cerrar sus ojos para volver a descansar.

Nuevamente despertó, ya no tenía tantos cables como la última vez, pero seguía sin poder moverse debido a los yesos que se lo impedían. Su familia seguía a su lado, su madre y hermanos estaban sentados a un lado de ella a la espera de que recuperara nuevamente la conciencia.

-Mamáa..- Decía una y otra vez con un pequeño hilo de voz mientras intentaba mantenerse despierta

-Aquí estoy Hija- Respondió su madre mientras se acercaba hasta la camilla sin poder contener sus lágrimas –Aquí estamos todos Silvia, están tus hermanos mi niña-

-me duele la cabeza-

-Hija el accidente fue muy aparatoso cariño, el autobús cayo por una bajada-

Allí fue cuando realmente comenzó a recordar que era lo que había ocurrido, estaba dormida tranquilamente cuando comenzó a sentir que todo se salía de control, solo sentía una y otra vez los terribles golpes que se daba contra asiento, los gritos de hombres, mujeres y niños desesperados y una mano que fuertemente la sostenía y nunca la dejo ir hasta el momento del impacto final en donde perdió el conocimiento. Esa mano protectora, era la mano de su esposo y lo supo cuando sintió el anillo de matrimonio en aquel momento..

-Andrew..- Dijo con un pequeño hilo de voz

-Mamá, Andrew- Repitió pero lamentablemente no obtuvo respuesta alguna de ninguno de sus familiares, los cuales se observaron entre ellos en ese preciso momento y comenzaron a llorar, Silvia se sintió tan mal e impotente por no haber podido recibir ningún tipo de información acerca de su amado esposo que comenzó a dejar salir varias lágrimas de sus ojos con la esperanza de que el entrara por la aquella puerta y le mostrara que no le había ocurrido absolutamente nada, solo así podría estar tranquila.

Siguieron pasando los días y todo se convertía en una rutina, despertaba sintiendo mucho dolor y sin ningún tipo de ganas de moverse, una enfermera la bañaba y luego su madre acudía a la habitación para cuidarla, aún nadie respondía a su interrogante más grande ¿En dónde estaba su esposo?

Una noche una de las hermanas de Silvia se quedó con ella en la habitación para leerle un libro, la chica estaba recostada sobre la camilla concentrada leyendo una de las mejores partes de aquella poesía maravillosa cuando repentinamente sintió como una mano temblorosa la toco

-Sabrina..-

La chica levanto la mirada sorprendida al darse cuenta de que se había tratado de su hermana

-Silvia ¿Estas bien?- Se levantó rápidamente -¿Quieres que llame al doctor?-

-Sabrina por favor, por favor –

-¿Qué sucede?- Aun se veía asustada

-Dime en ¿dónde está mi esposo?-

-Silvia..

-¿En dónde esta Andrew?-

-Es que Mamá no nos permite decírtelo-

-Por favor Hermana-

La hermana de Silvia dejo el libro a un lado de la mesa y se sentó encima de la camilla para estar bastante cerca de ella

-Te lo voy a decir porque no quiero que sigas con esa gran desesperación que tienes, aunque es doloroso esta es la única manera de poder ayudarte a sanar-

-Dímelo...-

-Silvia, Andrew....- Sus ojos comenzaron a llenarse de lágrimas – Hermana, el murió en el accidente –

Los ojos de Silvia comenzaron a llenarse de lágrimas, el peor miedo de su hermana era que le diera algún tipo de infarto en ese preciso momento, pero todo lo contrario a ello su hermana solo le respondió con un – Gracias por decírmelo- Y luego comenzó a escucharse un pequeño y casi silencioso llanto el cual provenía de la mujer que ahora no solo tenía su cuerpo destruido si no también su alma y corazón. Sabrina coloco su mano en el hombro de su hermana y también comenzó a llorar junto a ella.

Siguieron pasando los días y el cuerpo de Silvia comenzaba a recuperarse poco a poco, había tenido suerte de solo golpearse un poco la cabeza y haberse roto algunos huesos y no morir en el acto como a muchas personas incluyendo a su esposo les había pasado.

El escándalo del autobús fue enorme, muchas víctimas y muchos cuerpos perdidos, llamaron la atención de los medios de comunicación, entre aquellos cuerpos perdidos se encontraba el de Andrew quien lamentablemente se rumoraba había formado parte de los 7 cuerpos que se habían calcinado adentro del autobús cuando este exploto por la ruptura de la bomba de la gasolina.

A pesar de tener el alma y el corazón consumidos en millones de cenizas por la mala suerte del destino, Silvia no se quitaba aquella idea de la cabeza en la que su esposo estaba vivo pero inconsciente en algún otro hospital, soñaba que en cualquier momento despertara y recurriera en su búsqueda para así juntos lograr obtener aquel final feliz que se merecían. Pero a medida que fue pasando el tiempo comenzó a darse cuenta de que aquel sueño sobre su esposo no iba a hacerse realidad.

Sus esperanzas cayeron al suelo cuando llego el día de darle de alta, seria llevada a casa de su madre luego de casi 2 meses internada en el hospital, todavía le quedaban muchas marcas en su cuerpo y le costaba un poco caminar, pero su madre y hermanos se habían comprometido a cuidarla y ayudarla a volver a salir adelante .

A pesar de pasar tiempo en familia y dormir con sus 2 hermanas en su antigua habitación, era muy difícil mantener algún tipo de conversación con ella, siempre estaba observando hacia el infinito, como si su mente estuviese en otra parte, ya no era tan habladora y risueña como antes, pero su familia entendía que para volver a intentar ser la misma primero necesitaba recuperarse de aquella perdida tan grande.