Chica Lobo

4.

El ruidoso despertador empezó a sonar a las 6:45 a.m. Molesta, le di un golpe para que parara, cosa que funcionó.

Nada más levantarme tenía que ir a despertar a Dory. La princesita no estaba acostumbrada a despertarse cuando el sol salía como en los cuentos, y como su sirvienta, tenía que obligarla, arrastrarla por el suelo y llevarla al baño para meterla en la ducha y deshacer el hechizo en el que estaba sumida.

Entré a su habitación y apagué la alarma de su móvil. La tonta tapaba sus oídos con la almohada y se quejaba con ruidos lastimeros.

-Venga, arriba.

-No quiero...déjame cinco minutos más.

-Pues serán cinco minutos menos en arreglarte y para llegar tarde, y la princesa quiere ir perfecta en su primer día, ¿no? -deducí con malicia.

Escuché el fuerte gruñido de fastidio y como se iba incorporando en la cama, de la forma en que llevaba una gran carga sobre sus hombros.

-Ve primera al baño mientras yo me voy vistiendo ¡Y ni se te ocurra maquillarte ahí, tienes un tocador! -dije señalando el mueble.

-Si, si... -se levantó y caminó como una zombie al baño, arrastrando la manta como si formara parte de ella.

Fui a mi cuarto y saqué mis cómodos vaqueros oscuros y un fino jersey ajustado blanco -e de reconocer que era algo coqueta-, mis confortables calcetines junto con mis gastadas deportivas recién limpias. Hice la cama y abrí las ventanas para ventilar la habitación.

-¡¿Así vas a ir?! -me mira la gurú de la moda envuelta en una toalla- ¡Dios, que horror!

-Es para darte protagonismo.

-...¡Entonces me encanta! -dijo volviendo a su cuarto, con mejor humor que cuando se despertó.

Llegando ya mi turno, me metí en el baño. Después de unos minutos salí en busca de Dory.

-¿Lista?

-¡Casi! ¡Ven, entra!

La obedezco y la veo dándose los últimos retoques de su maquillaje.

-¿Qué?

-Te voy a maquillar.

-No hace falta...

-¡Qué si! -se levanta y con fuerza me sienta en la silla- Sólo te pondré un poco.

No resistí. Si lo hacía perderíamos más tiempo. Me da una base ligera de mi tono de piel, una fina línea en los ojos y el rimel. Cuando abrí los ojos, estos parecían más grandes y brillantes.

-Y ahora...

-¡Así está bien! -apresuré a decir y a salir de ahí- ¡Vamos!

Bajamos las escaleras con nuestras mochilas y fuimos a la cocina, donde en la mesa había fruta y panes y una nota escrita por Donna. Dory cogió dos plátanos y yo dos bollos. Cerramos la puerta con la copia de la llave que nos dejó y, con el pequeño mapa en nuestras manos, fuimos a la parada del autobús mientras tomábamos nuestro desayuno express.

Ir a la Universidad iba a ser, literalmente, una aventura para nosotras.

-¿No tienes frío con esa falda? -pregunté a mi amiga mientras esperábamos a que llegará el bus. El tiempo se aquí era de locos. Dory iba vestida de una forma coqueta y algo aniñada. La cabellera rubia en una alta coleta, una blusa beige con un lazo rojo en el cuello y una fina falda negra algo ajustada, por no hablar de unos botines de tacón, sin olvidarnos de su fino abrigo. Comparándola con el paisaje, destacaba mucho, demasiado más bien.

-No nada -su voz temblaba, por lo que me mentía descaradamente. Levanto una ceja y me mira con rendición- Bueno si...pero para estar guapa, hay que sufrir, ¿no?

-No sé si se dice así, pero no me pidas luego mis zapatillas, además...-dije mirándola divertida- Yo también tengo un dicho; aunque la mona vista de seda, mona se queda.

Enfadada, me propició un suave golpe y yo reí, justo en el momento que venía el autobús a recogernos.

No estaba tan lleno y pudimos sentarnos. Cuando llegamos a la parada donde estaba la Universidad, no había bajado ningún estudiante.

-Que raro... -soltó Dory.

-A lo mejor llegaron antes y somos las que llegamos tarde -miré la hora y teníamos una media hora antes de las nueve- Aquí son madrugadores, no como una que me conozco.

Dory me sacó la lengua y bajamos. Caminamos un poco y ya veíamos el magnífico edificio que era la Universidad. Las dos nos quedamos sin palabras. Parecía un castillo una obra puramente escocesa pero con mezclas como los colegios mayores de las películas de adolescentes. Raro pero alucinante.

Por fin vimos a estudiantes por la entrada. Una parte de mí se sintió aliviada, pensando ya que no habría clase y seríamos las únicas petardas en venir aquí, pero la otra parte estaba inquieta. Tenía una extraña sensación y mi cuerpo está bastante tenso. Oía hasta la fricción de mis dientes.

-Val, ¿qué ocurre?

-No lo sé...creo que serán los nervios.

Dory me vio bastante preocupada. Supuestamente tendría un aspecto horrible de lo nerviosa que estaba.

-¿Quieres que nos sentemos en algún lado?

-No hace falta... Vayamos a por nuestros horarios.

Dicho esto, entramos en el territorio universitario.



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En el texto hay: hombreslobo, romance, mates

Editado: 11.10.2018

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