Chimaru

Serás mi maestra

Después de unos días, Chimaru se levantó recordando todo lo sucedido. Sin poder creer lo que había sucedido, trato de salir a fuera. Al salir, noto que algo andaba mal, esta casa no era la suya. Reaccionando, se dio cuenta de que nada le era familiar, todo el panorama en que se encontraba era diferente a lo habitual. Sin que nada lo hiciese perder el control, se sentó en el suelo para poder pensar tranquilamente lo que estaba sucediendo.

Aunque estuvo un buen rato pensando lo que sucedía, no lograba llegar a una solución. Pero, entre los árboles, apareció aquella niña que lo había salvado. Ella venía con una canasta llena de frutas encima de la cabeza y en sus brazos cargaba una jarras llena de agua. Ella, a pesar de que se encontraba corriendo, no derramo una sola gota de agua ni perdió una sola fruta, aunque la canasta se encontraba llena.

Chimaru, al verla llegar, se puso de pie rápidamente y, antes de que pudiera decir algo, ella le dijo – Ah, veo que ya te encuentras bien. Si es así, - bajo la jarra de agua – creo que ya no será necesario que te encuentres más aquí y será mejor que regreses a tu casa, ya que de seguro tus padres se van a preocupar demasiado si ven que no has estado durante dos días enteros – Chimaru, sorprendido al oír el tiempo que se mantuvo inconsciente, sólo agito un poco la cabeza y dijo – gracias por traerme, pero, dime por qué me encontraba en este lugar – Ella – no es obvio. Esos tipos si que te dieron una buena paliza y, como no podía tratarte en ese te traje aquí en mmi casa – Chimaru – tú casa, conque era eso – ella – Bueno, si ya te encuentras bien, será mejor que te deje tomar un poco de aire y, mientras tanto, que te parece si me acompañas a desayunar. No vaya a ser que termines desmayándote durante el camino de regreso a casa por no tener fuerzas. Así que, ¿Qué dices? – Chimaru, gruñendo su estómago, respondió – este, acepto –.

Ella, después de dejar la canasta con fruta en la mesa, se dirigió a la cocina. Chimaru, mientras la esperaba, prefirió quedarse afuera viendo como era aquel lugar. Se acercó un poco a un pequeño arrollo que pasaba cerca de la casa. Después se subió a un árbol para poder ver dónde se encontraba. Pero, para que tuviese una buena vista del lugar, tuvo que ver desde el árbol más grande que encontró.

Desde la cima del árbol, no podía creer lo que miraba. Su aldea se encontraba demasiado lejos, incluso apenas se podía ver desde donde se encontraba. Chimaru no podía entender que tanta fuerza tuvo la niña como para traerlo inconsciente desde la aldea hasta su casa.Pero lo que si era cierto es que no se encontraba para nada cerca de su casa.

Chimaru, regresando a la casa de la niña, entro al comedor. Para su sorpresa, ya todo se encontraba listo. La comida estaba servido y la fruta se encontraba en el centro de la mesa. La niña estaba terminando de servir un poco de jugo de naranja. Ella, al verlo, dijo – ven. No tengas miedo. Vamos a comer juntos antes de que se enfrié el desayuno –. Chimaru, tomando asiento, vio en su plato un par de huevos con tomate y cebolla, unos plátanos fritos y frijol volteado. A la par pudo notar que en la hoja de doblador un poco de queso ya cortado en trozo. Diciendo, "bien comamos", los dos degustaron de aquel desayuno.

Ya una vez Chimaru se encontraba satisfecho, dijo – Gracias por todo. Por cierto, ¿cuál es tú nombre? – Ella – mi nombre es Dali – Chimaru – mucho gusto Dali. Mi nombre es Chimaru. Por cierto – miró alrededor – no veo a nadie más. Acaso hoy no hay nadie en tu casa – Dali – no es eso. La verdad es que siempre es así todos los días. Bueno – coloco su dedo índice de la mano derecha junto a su mejilla mientras inclinaba un poco su cabeza – a menos que me visite algunos de los que quieren retarme a luchar –.

Dali apenas estaba diciendo esto cuando se escuchó una voz desde afuera que decía "sal de ahí, hoy si te ganaré", repetía esto una y otra vez. Dali, que empezaba a irritarse de escuchar esto y que no le dejase continuar diciendo lo que quería, se paró de un golpe. Chimaru, sin saber el por qué no dejaban de gritar, dijo – espera Dali, me permites decir algo – Dali – está bien – Chimaru – no sería mejor que salieras y atendieras a quien se encuentra gritando afuera. Ya que no creo que se rinda tan fácil y seguirá haciéndolo hasta que salgas – Dali – no, no es necesario – giro la cabeza a la izquierda y cruzo sus brazos – así que no lo haré – Chimaru, viendo que era un poco testaruda ante esta situación, dijo - ¿por qué? – Dali – por que... por que no tengo siempre visitas. La mayoría de veces sólo vienen por una pelea y, para ser sincera, ya me canse – Chimaru – Si hacen eso, no significa que te consideran muy fuerte – Dali – No me importa lo que piensen. Para ser tan valientes en venir hacer un escándalo aquí, esperaría que demostraran algo de valor. No que sólo me hacen enojar – Chimaru se rió un poco, mientras pensaba – no puedo creer lo que quieres que te entreguen para tener valor cada vez que vienen –.

Dali, ya cansada de que no dejasen de gritar, salió a ver quién era. Mientras tanto, en las afueras la esperaban un grupo de los más fuertes del lugar. Este grupo era liderado por Carla, una poderosa luchadora y una de las más temidas. Carla esperaba darle fin al título que le habían puesto a Dali al nunca haber sido derrotada como "la indestructible". Aunque, por supuesto, Dali no sabía que la conocían por ese nombre fuera de lo que era su casa.

Dali, conteniendo su enojo, abrió la puerta y dijo – Ya dejen de gritar. Que es molesto – Carla, al ver que Dali salió, respondió – Conque al fin has salido. Bueno – con un tono arrogante – no se podía hacer nada sino lo hacías, de todos modos, quien puede culpar a que me tengan miedo al ser la mejor de este lugar y la más fuerte – se rió después de decir esto. Chimaru, que se encontraba atrás de Dali, pensaba – Pobre chica. Si ella es como los brabucones que la atacaron, me temo que le irá mal. Yo, con sólo verla pelear una vez, quede completamente sorprendido y admirado. Pero, bueno, espero que no le vaya a ir mal –.



#19813 en Otros

En el texto hay: peleas

Editado: 23.10.2020

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