Chimaru

La casa Del camino infinito

Al siguiente día, Chimaru fue levantado de golpe. Este, que apenas podía abrir los ojos, miró por la ventana. Al ver que aún estaba oscuro, dijo – qué pasa aquí –. Dali, que se encontraba para da a un lado, sólo mostraba un rostro enojado. Chimaru se encontraba en el suelo, se levantó y, sin toamr importancia a lo que pasaba, se acostó nuevamente. Dali, quien apretó los dientes, grito – No te vuelvas a dormir. Levántate ya – tomo de nuevo las sabanas y se las quito. Chimaru, algo enojado, se levantó. Dali, al ver que al fin estaba fuera de la cama, se dirigió afuera de la casa.

Chimaru, aunque aún tenía sueño, se hecho un poco de agua en el rostro y luego fue afuera con ella. Pero, para su sorpresa, había unas grandes tinajas. Se acercó a Dali, quien estaba trayendo otras dos tinajas más pequeñas, y le pregunto el porqué de esas tinajas. Dali, con una sonrisa en el rostro, dijo – Vamos a traer agua. Recuerda que aquí no llega el agua y hay que ir a traerlo en el rio – Chimaru – Conque para eso era. Pero no creo que sea necesario esas dos pequeñas – Dali – claro que sí. Estas dos las llevare yo y, esas dos de allá, – apunto a las dos tinajas grandes – las llevaras tú –. Chimaru, al ver que a él sólo le tocaba esas dos tinajas, dijo – no, no, no. Esas dos son demasiado para mí sólo – Dali – recuerda que a partir de hoy eres mi aprendiz – de pronto Chimaru vio una siniestra luz salir de los ojos de Dali. Él, sin dejar de rechazar lo que había dicho Dali, añadió – Pero, esas son demasiado grandes. Las dos son casi el doble de mi tamaño – Dali – Lo siento por ti. Pero, si no llenas de agua las dos y las traes, no vas a tener derecho a comer o siquiera a poder vivir aquí. Pero – Dali, comenzó a dirigirse hacia el rio – será mejor que empieces de una buena vez. No quiero que la noche me alcance. Además, no eres lo suficientemente fuerte como para poder llevar estas dos juntos – desapareció entre los árboles.

Chimaru, que no tuvo más opción que aceptar la propuesta, levanto las dos tinajas y comenzó a correr para alcanzar a Dali. Pero, por más que intento alcanzarla, no pudo. Él apenas iba llegando al rio cuando ella ya se encontraba de regreso. Esto era un poco más complicado, ya que llevar las dos tinajas a la vez no era posible. El tamaño de estas no le permitía poder encontrar una forma de llevarlas cargadas. Comenzaba a pensar que no se trataba más que una venganza por lo ocurrido y, como ya había hablado con sus padres para quedarse a entrenar con ella, no podía regresar a su casa hasta obtener resultados.

Ya cansado de pensar y, como el estómago le comenzaba a gruñir, tomo una de las tinajas y regreso sin considerar que lo que le dijo Dali iba muy enserio. Y así, una vez dejo una de las tinajas regreso por la otra hasta terminar. Ya habiendo terminado esto, se dirigió a la entrada de la casa para poder ir a comer algo. Apenas estaba llegando a la puerta, cuando fue detenido por un palo que quedó clavado frente a él. Retrocediendo un paso, vio como una mirada fría desde dentro le advertía que no lo dejaría pasar.

Chimaru, oliendo el desayuno que se encontraba ya en la mesa, dijo – Oye, déjame pasar, no es bueno que recibas a sí a tú aprendiz – Dali – no creas que no me di cuenta de que has hecho trampa y me desobedeciste. Así que – con una voz furiosa – no te dejare entrar hasta que cumplas con lo que te he pedido – y cerro el puerta de golpe. Chimaru, asombrado, pateo el suelo. A pesar del enojo que tenía, no le hizo olvidarse del hambre.

Durante el resto del día, Chimaru se dedicó en buscar fruta, hiervas comestibles e intentar levantar esas dos tinajas la vez. Cada vez que intentaba levantar una de ellas, ya le era imposible tratar de tomar la otra. Esto era frustrante, al ser que debía de hacerlo si quería que Dali le enseñase. Aunque él comenzaba a dudar que ella quisiese enseñarle. Para empezar, ¿por qué le pondría a cargar estas dos a la vez? si a ella únicamente la ha visto llevar las dos pequeñas. Esto era algo completamente fuera de discusión. Si ella no le dejaría pasar la noche, el día de mañana la sorprendería con que le demostrase que es posible llevarlas sin tener ningún problema. Eso es lo que se propuso.

Al entrar la noche, tal como se lo había imaginado, Dali no lo dejo entrar a la casa y, mientras le cerraba la puerta, dijo – No has logrado completar tu tarea, por eso no tienes derecho de descansar dentro de loa casa. Tendrás que pasar la noche afuera –. Chimaru, ideando un plan, se llevó las dos tinajas durante esa noche y de una en una las trajo. Ya teniendo las dos cerca, lo que faltaba era una forma de engañarla para que creyera que él las trajo sin hacer trampa.

El tiempo comenzaba a pasar, la media noche se asomaba mientras el plan que Chimaru había ideado se ponía a prueba. Al ser que no lo lograría a menos que se mantuviese despierto, ya que era probable que Dali se levantara antes que él. Pero, para mantener esta postura y no ser sorprendido por ella, coloco dos varas muy fuertes en cada tinaja, esto era para poder usarlas como soporte y que estas no se cayeran. Ya teniendo todo listo, sólo restaba esperar a que ella despertara y le mostrase que había cumplido con la tarea. Con una risa de victoria, se mantuvo durante algunos minutos.

El tiempo transcurría y la fría noche comenzaba asentirse. Chimaru, que empezaba a sentir el sueño y, además, el esperar por demasiado tiempo nunca fue su fuerte. La paciencia que tenía era tan sólo cuestión de un poco de tiempo para que esta se terminase. Con cara de desesperación, al ya ser casi las tres de la mañana, el oír al gallo cantar era algo que lo despertó de este sueño que se apoderaba de él poco a poco. El ver la oscuridad de la casa era algo desolador para él. Sin embargo, ya habiendo cantado el gallo nuevamente, se encendió la luz de la habitación cerca a la puerta.

Chimaru, con mucha alegría, se movió un poco para dejar caer las varas que le servían de soporte para las tinajas. Trato de dar dos pasos pero ya casi se caía. Mejor se detuvo, ya que el truco que estaba usando era uno que le habían enseñado para mantener dos objetos pesados levantados sin que tocasen el suelo. Lo malo de este era el no poder moverse y el que desgastaba demasiada energía. Pero, si con esto lograba engañar a Dali, todo habría valido la pena.



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En el texto hay: peleas

Editado: 23.10.2020

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