-Ese fue Daniel, papá, no yo.
-Se lo permitiste.
-¿Viste lo que ocurrió? Porque si lo hiciste, debes haber visto que él me agarró.
¿Cómo estaba siendo culpada por esto?
-Emma, no estoy hablando sólo de Daniel. No puedes provocar a estos chicos así.
-¿De qué estás hablando?
-Te vas con un chico esta mañana y no mucho tiempo después llega otro niño, el niño Jacobson, Adam, y luego esta noche, Daniel sentado en la escalera por más de una hora esperándote. No puedes hacer esto, no está bien.
-Está bien. Primero, Fred es el único, de acuerdo. Él es único que me interesa. Adam es un amigo. Y Daniel me dejó. ¿Cómo se suponía que iba a saber que estaba sentado aquí esperándome así?
-Vale -reconoció y se sentó en una de las sillas de la mesa -. Así que Fred. ¿Qué puedo esperar de ustedes dos?
-¿No sé lo que quieres decir? -pregunté mientras saltaba a sentarme en el mostrador.
-Quiero decir que te vas a poner tonta por él y tratar de seguirlo a la universidad o algo así.
Me senté y lo miré. No tenía sentido mentir. No podía impedirme ver a Fred, era literalmente de vida o muerte.
-Tal vez. No lo he decidido aún.
-Así que... ¿siendo muchacho loca es lo que vas a tomar para conseguir ir a la universidad? -dijo secamente y en su boca se presentó la diversión.
-¿Qué? -pregunté, sorprendida por su pregunta.
Actualmente parecía contento con la idea.
-Siempre has tenido esos grandes planes, hasta el año pasado. Siempre tenías buenas notas, asumí que irías pero después de este año no estaba seguro de si aún querías o no. Apenas has hecho la escuela secundaria todos los días, menos aún pensar en la universidad.
-Yo quiero -admití -pero no hay universidad que vaya a aceptarme, papá. Lo arruiné.
-Bueno, no lo sabrás con seguridad hasta que lo intentes.
-Así que. ¿Estás diciendo que no tendrás problema si me inscribo en Tennesse con Fred el próximo semestre?
-Bueno, no estarás inscrita con él, estarás inscrita en la universidad que él suele asistir, un año por encima de ti. Pero sí, estoy diciendo, no tendré problema con eso. De hecho, estaría encantado de que vayas a la universidad. Esto es si a Fred no le importa que lo acompañes, por supuesto.
-No le importará -dije sonriendo.
-Bueno, aún así, creo que tendrás que hablarlo con él. Pensaba de todas formas si van a ir a la universidad los dos solos. Él necesita saber los límites-
-Lo tengo, papá. Quieres hacerlo pasar por el escurridor sobre mi virtud y respetabilidad, sexo y fiestas y quedarse en su casa. Lo tengo. Lo entiendo. Adelante.
Se burló y se quedó mirándome como si fuera azul o algo así.
-De acuerdo -dijo finalmente.
-De acuerdo -acepté. Salté del mostrador y me incliné para besar su mejilla -. Buenas noches. Te quiero, papá.
-También te quiero, nena.
Después de cepillar mis dientes vigorosamente para deshacerme de cualquier rastro de Daniel y de tomar un baño, mi cama estaba diciendo mi nombre. No tenía idea de lo que Fred había planeado. Prometió que regresaría, trabajar en alguna manera para dormir esta noche. Creía en él pero no sus poderes de persuasión no importaban, no había manera en que mi papá lo dejara subir aquí esta noche.
Así que le mandé un mensaje una vez salí de la ducha y me sentí tan vertiginosa al mandarle el mensaje. Escribí...
Hola. Drama terminado. Estoy lista cuando tú lo estés. Emma.
Él escribió...
Bien, me estoy muriendo aquí.
Me senté y comencé a leer en su lugar, porque de otro modo, solo pasaría el tiempo y si me sentaba en la cama me quedaría dormida en cualquier momento.
Luego de una cuidadosa consideración de mi guardarropa, me acurruque en mi camiseta y pantalones cereza de dormir en el sillón de la esquina de mi habitación. No quería que pensara que estaba tratando de ser sexy, pero tampoco quería parecer un adefesio. Pero necesitaba vestir algo que permitiera que tocara mi piel fácilmente. Me mordí el labio inferior por la anticipación de esta noche. Es decir, no significaba nada. Había dormido con él antes, una vez. Sólo es dormir, lo sabía, pero por alguna razón, esta noche se sentía como mucho más. Como si esto fuera un paso de nosotros hacia algo.
Así que leí mi libro favorito, Orgullo y Prejuicio. Había pasado tantas veces las páginas que la unión a duras penas se sostenía. Sé que es el cliché del libro favorito de las chicas pero no puedo evitarlo. Era una historia perfecta. Elizabeth es la típica chica con confianza e inseguridades y el drama familiar y el Sr. Darcy era un perfecto espécimen de como deberían ser los hombres.
Después de haber leído por unos veinte minutos empecé a estar curiosa. No quería mandarle un mensaje de nuevo y parecer pegajosa o controladora pero estaba preocupada de que ya hubiera intentado venir y papá lo hubiera alejado.
Entonces escuché el sonido de algo golpeando mi ventana.
Mi corazón saltó por el vértigo. ¡Había un tipo lanzando piedras fuera de mi ventana! Era un momento clásico de una película para mí. Aliviada la abrí y bajé la mirada para ver a Fred sonriendome.
Tenía que ser el segundo piso, pensó para mí.
En mi mente di un grito ahogado ante sus palabras y me reí alegremente pero en voz baja y me encogí de hombros. Empezó a escalar por el tubo del desagüe y enganchó su pierna al techo del porche. Se levantó a si mismo y caminó con facilidad hacia la ventana.
-¿Puedo pasar? -preguntó.
-Sí. -me moví de regreso por lo que tuvo la habitación -. Así que este es el gran plan, ¿Colarse adentro? -bromeé.
-Sip. No se me ocurrió nada más. ¿Tu puerta tiene seguro?
Me dirigí hacia ella y oprimí el pequeño botón para bloquearla. Regresé hacia él mientras se quitaba su maleta.
-Traje bocadillo, -intervino y sacó dos paquetes de bollos de miel.
-¡Ah! ¡Sí! -tomé el mio y lo desenvolví lo suficiente para tomar un bocado -. Totalmente consigues puntos por recordarlo.
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Editado: 25.11.2024