Chispas

Capítulo 35

Fred gruñó y respiró con fuerza por la nariz.

-¿Estás bien? -Preguntó con brusquedad.

-Sí -suspiré.

Apoyó la cabeza sobre la mía y vi que él sentía lo que había sentido, vio lo que vi y realmente lo experimento por sí mismo conmigo. Lo estaba matando por dentro al ver y sentir lo que me había pasado antes de que llegara allí para salvarme.

-Theo mejor reza para que no se me ocurra ver su disculpa escondida de nuevo -gruño.

-Vete -le dije mientras levantaba la cabeza.

-No -dijo con firmeza, sabiendo exactamente por qué estaba tratando de alejarlo.

-No tienes que estar aquí. Los otros no lo revivirán conmigo como tú. Sólo tienes que irte.

-Absolutamente no.

-Fred -protesté.

-Emma.

-¿Sabías que iba a ser así para él? -Le pregunté a Gran no sin amabilidad.

-No. -Ella se veía curiosa. -No, desde luego no lo sabía. Fred, tal vez deberías ir a esperar en la cocina.

-No va a pasar, Gran. Ella se queda, yo me quedo.

-Tan noble -murmuró con sarcasmo Adam en voz baja pero todo el mundo lo ignoró.

-Fred, nunca he visto cuando una pareja siente la eliminación de heridas de la otra o cualquier otra cosa que he hecho. No estoy segura de que sea una buena idea...

-Gran, no me voy. -Él me miró. -¿Todavía quieres hacer esto ahora? -Preguntó y yo asentí.

-Entonces vamos a terminar, pero no voy a ninguna parte.

-Peter -Gran imploró.

Él negó con la cabeza y torció los labios.

-Fred sabe lo que puede y no puede manejar, Gran. Si se tratara de Rachel, no la dejaría tampoco.

-Bueno, tu sí que ayudas ¿no es así? Muy bien, ustedes dos, prepárense.

Ella hizo todos los que estaban en mis brazos entonces. Había cuatro entre los dos de ellos y cada uno era insoportable, horrible y odiaba que Fred tuviera que pasar a través de eso conmigo. Y odiaba tener que pasar por todo esto dos veces.

Luego levantó mi camisa y todos vimos el largo brazo imprimido con los dedos envueltos alrededor de mi costado cuando el amigo de Theo me había agarrado por el medio. Alineo su brazo y comenzó cuando sentí la presión del agarre de Peter en mis piernas y de Adam en mi brazo. Traté de no gritar, trate de aguantar con los dientes apretados. A veces funcionaba y a veces no.

Cuando me soltó esta vez nos dijo a todos que tomáramos un minuto porque el último, el que estaba en mi mejilla sería lo peor.

Apenas contuve un gemido ante sus palabras y temí que fuera peor de lo que ya era.

Todos ellos tomaron su lugar un minuto más tarde, sosteniéndome apretadamente un momento. Fred se apoderó de mis hombros y puso su frente en la mía.

Oí un pequeño jadeo femenino detrás de Gran y levante la mirada para ver a María.

-¿Qué están haciendo? Oí gritar. ¿Tío Fred? -Chilló ella y lo miró como si fuera un monstruo.

-Maria, estamos ayudando a Emma.

-¿Por qué le estás haciendo daño?

-María -Gran dio un paso hacia ella. -Escucha, cariño, a veces tienes que hacer cosas que no te gustan para hacer algo bueno.

-Estoy bien, María -le dije tan fuerte como pude -En serio. No es do... -Iba a decir doloroso, pero sabía que era una mentira. -Es sólo una mierda eso es todo. -Sonreí débilmente.

-Mamá dice que no tengo que decir 'mierda' -susurró y me lanzó una mirada como si estuviera en problemas.

Todos se echaron a reír, incluso yo.

-Sabes que tienes razón. No debía haber dicho eso. No es muy propio de una dama ¿no es así?

-Está bien. No voy a decir nada.

-Gracias.

-Está bien, niña -dijo Gran. -Sigue tu camino. Ya casi hemos terminado y vamos a tener un montón de hambre cuando lo hagamos. Por qué no le dices a tu mamá que tenga algunos platos listos, ¿eh?

-Está bien -dijo ella a regañadientes y se volvió para irse, pero luego volvió a mirar a Fred. -No dejes que le duela más, ¿si?

Él no asintió ni dijo nada mientras salía, sólo me miró con pena y culpa y lo sentí salir de él. Tenía que decirle, pero no quería hacerlo delante de todos, así que me centré en mi mente y trate de enviarle algo. Funcionó sorprendentemente fácil. Y sentí el latido familiar de su corazón como siempre lo hacía cuando me enfocaba en él o compartía mi mente con él.

Fred.

Sus ojos saltaron a la míos y se inclinó hacia mí para mirarme y acariciar mi mejilla con sus dedos.

¿Sí, preciosa?

Sonreí. Y él sonrió. Pero luego me puse seria.

No te culpes por esto. Fui estúpida. Fui la única que le permitió decirme algo que debí haber sabido que no era verdad. Tú no has hecho nada malo. Estabas fuera tratando de ayudarme.

Debería haber sabido que iba a tratar algo. No debería haber ido con mi padre.

Eso suena muy parecido a la culpa. Lo digo en serio. Nada de esto.

Él se echó a reír a carcajadas y mire a mí alrededor y vi a Peter viéndonos con asombro, luciendo complacido y a Gran y Adam luciendo disgustados.

-No puedo creer que estés haciendo esto. Ya sabes -Peter se inclinó hacia delante apoyándose en los codos, mis piernas todavía en su regazo -tu madre y yo tratamos de hacer eso durante meses después de que nos imprimiéramos y no podíamos, hasta mucho después. Es increíble las cosas que ustedes pueden hacer ya.

-Ella empezó -dijo Fred y me guiñó un ojo.

-Fred, lo digo en serio -proseguí mi súplica en voz alta desde que había sido desviada. -Por favor.

Él suspiró.

-Lo intentare. Pero lo digo en serio también. Tenemos que encontrar una forma para que estemos juntos. No puedo dejar que vayas a casa y fingir que todo está normal, cuando sé que esto no ha terminado. Theo no va a parar. Tenemos que mantenerte a salvo y no puedo hacer eso furtivamente en tu ventana todas las noches.

-¡Furtivamente en su ventana! -Dijo Gran escandalizada.

-Gran, ¿qué otra cosa se supone que debía hacer? Él estaba haciéndole daño -dijo Fred mientras que Peter dijo. -Ahora, Gran. Sabes que con nuestra especie tiene que haber excepciones.




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