Cien días nos separan

Estrella 13: Algo gracioso

     ―Ya dímelo―Margaret le insistió a su amigo en cada clase que tuvieron antes del almuerzo, pero él no se dejó convencer.

Al menos ya habían conseguido contactar a Kamille y se habían asegurado de que ella estaba bien.

     ―Ya te dije que no. Y otra vez te lo vuelvo a decir. No―rechazó el irlandés.

El tema era demasiado complicado para hablar de ello en clase o entre clases. Sobre todo, porque ahí los pasillos y las paredes parecían tener oídos y este no era un tema para tomar a la ligera.

     ―De acuerdo. Tú ganas. Pero si no me cuentas hoy, morirás.

 

 

Kamille

Esta era quizá una de las cosas más raras e incómodas que me habían pasado en toda mi vida. No entendía cómo los sucesos del día dieron un giro tan inesperado, pero sentía que al final había tenido resultados más positivos de lo que parecía. Aquel incidente en el aula…de alguna manera trajo de vuelta a mi mente el recuerdo de lo ocurrido con mi madre meses atrás. Me llevé la mano instintivamente al brazo herido.

Pero eso no era importante ahora. Por una parte, estaba la repentina aparición de mi exnovio en mi colegio. Al menos esta vez le había dejado muy claro a Dustin, y de la peor manera, que, al intentar acercarse a mí, lo único que conseguiría sería empeorar las cosas. No quería verlo ni en pintura.

Siempre pensé que cuando lo volviera a ver, ambos nos reiríamos de todo lo ocurrido y podría perdonarlo y ser amigos, pero ahora veía que estaba equivocada. Me costaría más que una vida entera poder perdonar todo el sufrimiento que me causó y seguía causándome. No solo por el hecho de que traicionó mi amor y mi confianza, sino porque ni siquiera era capaz de arrepentirse sinceramente. Engañarme con mi mejor amiga… ¿cliché? Nunca esperé que alguien en quien yo creía ciegamente fuera a caer en ese ridículo cliché.

Por otra parte, estaba Lucas, aquel chico popular y egocéntrico que ya no parecía tan egocéntrico. ¿Por qué me había ayudado? No teníamos exactamente una relación de amistad ni nada parecido. De hecho, habíamos estado ignorándonos mutuamente toda la semana, luego de… de esa noche.

En cierta manera sentía que ambos estábamos huyendo, pero, ¿de qué? ¿Del otro? ¿Por qué? Lucas…quizás no era tan malo como parecía, o como quería aparentar.

¿Y qué decir de su padre? Me llevó al hospital y esperó a que me atendieran para luego llevarme a casa. Todo eso sin conocerme siquiera. El señor Vayne sí que era muy amable. Además, no me hizo ni una sola pregunta fuera de lo habitual. No intentaba indagar acerca de mi vida o de mi familia. Aunque por momentos sentía su mirada posarse en mí con una expresión de reconocimiento y había algo en él que me resultaba abrumadoramente familiar. Como si supiera lo que había hecho el verano pasado.

 

 

――*――

     ― ¿Ya puedes decirme qué es eso tan impactante que descubriste? ― Maggie le preguntó al irlandés en cuanto sonó el timbre del almuerzo.

     ―SHHHH―Brandt la hizo callar, mirando por el rabillo del ojo a Dustin, asegurándose de que no hubiera escuchado nada. Estaban a salvo―. Nos vemos donde siempre en cinco minutos―susurró―. Asegúrate de que nadie te siga, Maggs.

Margaret rodó los ojos ante el nuevo rol de detective que había tomado su amigo. Es chico se tomaba las cosas demasiado en serio a veces.

     ― ¿Cuál de los dos “donde siempre”? ―dudó ella, haciendo su mejor esfuerzo por no usar ese tonito de fastidiada que a Brandt tanto le molestaba.

El chico se limitó a señalar hacia arriba con la cabeza. El nuevo “donde siempre”. La azotea, entendido.

 

 

Kamille

Abrí los ojos y me encontré a mí misma en mi habitación, perdida por un segundo. Estaba arropada hasta el cuello con una de mis mantas más calentitas. De pronto caí en cuenta de que mamá estaba sentada junto a mi cama, mirándome con expresión seria. ¿Cuánto tiempo llevaba ahí?

Me levanté lentamente sin apartar mis ojos de ella.

     ― ¿Mamá? ―dije con un hilo de voz, desconcertada.

     ―Ahórrate las excusas, Kamille Wheeler―me frenó. ¿Qué estaba pasando? ¿Qué hice mal? ―. Todo esto es tu culpa. Tu padre pasará el resto de su vida en la cárcel por tu culpa

¿Cárcel? ¿Mi culpa? Me levanté de un salto y me encontré con la mirada furiosa de mi hermano. Esto no podía ser verdad.

     ― ¿Archie? ― Mis ojos se nublaron de pronto.

     ―Ya lo sé todo. ¿Cómo pudiste ocultarme algo así, Kamille? ¿Pensaste que podrías mantener esta farsa para siempre?

     ―Archie, yo…

     ―No quiero escucharte. Te odio―sentenció para luego marcharse de mi habitación.

¿Cómo…? ¿Por qué…? Corrí tras él, pero al cruzar la puerta me encontré con otra sorpresa nada grata.

     ― ¿Qué haces aquí, Dustin? ―le reclamé con las lágrimas emergiendo de mis ojos por montones.



#2236 en Novela contemporánea
#16898 en Novela romántica

En el texto hay: juvenil, desamor, amor

Editado: 18.08.2022

Añadir a la biblioteca


Reportar




Uso de Cookies
Con el fin de proporcionar una mejor experiencia de usuario, recopilamos y utilizamos cookies. Si continúa navegando por nuestro sitio web, acepta la recopilación y el uso de cookies.