La vida continua, eso lo tenía más que claro, pero nadie dijo es sencillo continuar con tu vida cuando la desagracia llega a tu puerta.
Mi madre supo todo, se lo tuve que contar y lo comprendió, la verdad es que ya lo esperaba, a su novio le invento que tuve un accidente, algo leve porque ese hombre se asusta con cualquier cosa y si mi mamá le dice que tuve un aborto seguro que medio valle lo sabrá para mañana.
Los días se volvían a tornar grises, un día nublado, sin emoción. Podría jurar que estaba en modo automático, me iba a la escuela, regresaba a casa de Ernesto, me quejaba de todo y hacia a regañadientes la comida, admiraba como Ernesto jugaba con Diego mientras yo me dedicaba a hacer mi tarea y finalmente me dormía.
Ernesto no me había dejado ir. De hecho, hable con mi mamá de que ya tenia donde quedarme, pero me sugirió que me quedara con Ernesto por el momento y que no le comentara nada mientras que ella se iba a dedicar a llevar las cosas que pudiera necesitar, aunque aún no sabía cómo iba a sacar los muebles que tenia aquí.
Habían pasado tres semanas, interminables a mi parecer. A mi alrededor todo seguía igual e incluso Ernesto y “mis amigos” trataban que todo fuera exactamente igual, pero nada lo era porque todo había cambiado y salir del hoyo sería difícil pero lo hare, el problema era cuando.
Creo que no solo me ha afectado el aborto, sino también la situación con “mis amigos”, las hermosas reacciones de mi novio, mi relación toxica, mis problemas alimenticios… Todo estaba mal y solo yo podía cambiar la situación, pero tenía la solución, pero no quería aplicarla.
Y es que no quiero alejarme de Ernesto, el solo pensarlo me afecta; ambos nos hemos equivocado y mi raciocinio me dice que huya, que nunca he necesitado a un hombre, que saldré adelante y después llegara alguien más, pero mi corazón me dice que no, que me quede y lo siga intento.
Pero lo veo jugar con Diego, lo veo en su estudio revisando los exámenes de mis compañeros y llamándome enojado de que me he sacado un cero, me mira decepcionado pero lo que no sabe es que la mas decepcionada soy yo porque me he fallado e iré contra mí misma y mis principios si me quedo aquí.
–¿tu crees que esto esta bien? – me mira enojado mostrándome mi calificación– no te pienso ayudar a pasar.
–No lo esperaba que lo hicieras–susurro dejándolo con la palabra en la boca.
–¡Andrea! – exclama detrás mi antes de que salga de su estudio– Vas a reprobar si sigues así.
Me encojo de hombros y continuo mi camino.
Al menos en las demás materias me estaba yendo bien, mejor de lo que había imaginado.
Al día siguiente me levanto, me meto a bañar, me visto con lo primero que encuentro y salgo hacia la puerta donde tomo mi mochila y sin pensarlo demasiado me voy a tomar el camión.
Jocelyn: ¿Cómo estas wey?
Leo el mensaje mientras espero a que pase mi camión, suspiro y decido contestar.
Andrea: Bien ¿tú qué tal?
Jocelyn: Ben me ha preguntado por ti.
Jocelyn: no te hemos visto desde el día del hospital.
Andrea: Que extraño porque lo he visto en los pasillos del campus y ni siquiera me saluda.
Guardo el teléfono, le hago la parada al chofer y corro a donde se ha parado, paso mi tarjeta del camión y me siento, después me pongo mis audífonos.
Tomo mis clases, anoto en mi libreta las tareas, les intento seguir la corriente a mis amigas mientras ellas comen yo me dedico a tomarle a mi café, finalmente voy en el camión de regreso a casa de Ernesto.
Y es cuando estoy haciendo pasta cuando me llega un mensaje de mi mamá y parece que me logra sacar una emoción positiva entre toda esta mierda.
M: Ya te puedes ir a quedar al departamento.
M: Solo faltan las cosas que tenias con tus amigos, pero te aseguro que no las vas a necesitar.
Apago la estufa, dejo la comida que hice en el horno de microondas y corro hacia el cuarto que he compartido con Ernesto desde que estoy con él, pareciera que han pasado años desde que comencé esta especia toxica de relación.
Finalmente, del closet saco una maleta, son las 2:30 pm, me dijo que llegaría a las 4:00 pm. Tome toda la ropa que pude y la metí en la maleta, guarde mi maquillaje y lo demás.
No puedo decir que me iba sin dejar rastro porque estaría mintiendo, solo tenia una maleta y toda mi ropa no cabía en su totalidad.
Antes de irme tomé un papel y lo único que escribí fue: Lo siento, pero me quiero más a mí.
El departamento es pequeño, caben dos personas, aunque solo voy a estar yo, tengo lo esencial o bueno lo esencial para mi mamá porque yo estoy bastante bien con esto.
Me dejo caer en la cama, el colchón es malo, pero funciona por el momento, doy un suspiro y me siento mas tranquila. Había tomado el primer paso y no me voy a detener por nada y por nadie.
Por mucho tiempo anhele estar con mis amigos en esta ciudad, anhele estar con alguien que me amara, pero lo único que obtuve fue una relación toxica y una dependencia extraña hacia mis amigos, los cuales se fueron en un santiamén, pero no los necesitaba y me repetiría hasta que me lo crea.
Ernesto, lo deseé, lo quise y lo amo. Lo amo como nunca lo he hecho, él es el hombre que siempre quise, que siempre soñé y me sentía cómoda y protegida a su lado, pero parece que ante cualquier conflicto explotaba y quería huir, no voy a negar que yo era una blanca paloma, porque no lo soy, pero en el momento en que mas lo necesite fue cuando mas me ha decepcionado.
Todo tenía que cambiar.
Todo debía cambiar.
Yo iba a cambiar, no por ellos, no por mi familia… por mí.
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Editado: 30.12.2020