– ¡Eres un lento!– exclamo sin aire mientras mis piernas corren a todo lo que pueden.
– ¡Y tu una tramposa!– escucho el grito entrecortado de Dante tras de mí.
Desde hace una semana Dante me acompañaba a correr por el fraccionamiento. Lo que he aprendido en cuatro días es lo que tiene de alto y guapo, lo tiene de baja condición física.
–No soy una tramposa– digo inclinándome para abrochar mi zapato y esperar al lento de mí no-novio.
–Lo eres, llevas un mes corriendo en cambio yo…
–No tengo la culpa de que tengas malos hábitos.
–No es mi culpa disfrutar de otro tipo de ejercicios– me levanto y ruedo los ojos ante su indirecta de sexo, tristemente no voy a caer.
–Bien por ti– le digo dando una palmada en su hombro– vamos, que tengo hambre.
Dante y yo caminamos hasta la casa, ha pasado un mes desde que entramos a la universidad y puedo decir que ya me siento cansada de mis materias y la carga de tarea que dejan pero no importa, en realidad disfruto de todas mis materias menos de la de Ernesto aunque debo admitir que es un buen maestro.
Y hablando de Ernesto, creo que ambos hemos podido sobrellevar la situación, trato de no hablar mucho en su clase o solo si me pide participar, entrego mis tareas y reprimo mis nervios durante la hora y media de su clase.
Sobre Dante puedo decir que vamos bien, somos más que amigos pero no somos novios, aunque parece que esto último no le agrada mucho, pero me gusta que me da mi espacio.
Hay días que siento que soy una bipolar porque hay días que soy muy cursi con él y otros que soy más fría y temo que lo estoy confundiendo, no es justo para él ni para mí pero sigue habiendo algo dentro de mí que no me deja avanzar.
– ¿Sigues sin querer ir a la fiesta?– inquiere Dante cuando estamos desayunando.
–No tengo muchas ganas– y era por lo mismo de mis clases, todos los días tenia tarea o debía adelantar un proyecto así que desvelarme no estaba en mis planes prefería dormir mis ocho o siete horas.
– ¿tienes mucha tarea?
–No, pero estoy cansada prefiero dormir– me encojo de hombros y sonrió con lastima de no poder acompañarlo a él y a Oli a la dichosa fiesta.
Aunque debía admitir para mí misma que la verdadera razón de no querer ir a la fiesta es que será en la casa de Tiare, Ben, Jocelyn y Aron, la verdad no tengo ganas de verle la jeta a esa gente.
Y no es por mala onda, es el hecho de todo lo que viví con ellos, todo lo que hicieron y todo lo que no, así que prefiero mantenerme lejos de ellos aunque me duela.
–Bien, me tomare un vaso en tu honor–Dante me sonríe y le toma a su café mañanero.
–No te pongas muy borracho– le advierto porque en la última fiesta nos corrieron porque se puso de mala copa.
–no prometo nada.
Ruedo los ojos y prefiero no añadir nada, espero que no se pase de copas o sino Oliver no podrá con él.
Subo a mi habitación, tomo un baño caliente mientras escucho a Taylor Swift. Después salgo, me pongo un jean oscuro, una blusa negra y una chamarra rosa metálica, lo sé muy extravagante pero amo esa chamarra; me pongo mis accesorios, unos zapatos negros básicos y por ultimo me peino mi cabello rubio, lo único que hago es alisarlo.
Amo mi cabello rubio.
– ¡Ya baja mujer, se nos hace tarde!– rio al escuchar el grito de un Dante desesperado.
Bajo apresuradamente las escaleras, ignoro a Dante y voy directo a tomar mi mochila y mi lonchera y por ultimo me detengo frente a él.
Dante lleva unos jeans de mezclilla, una camisa azul marino con dibujitos, su mochila y el cabello ondulado lo lleva rebelde, nada raro. Lo que sí es raro es la forma en la que me mira, muevo mis pupilas hacia los lados, evitando su mirada y me remuevo incomoda.
– ¿te dicho lo hermosa que eres?– pregunta repentinamente haciendo que mis mejillas se tornen calientes.
–Ahh, esto…. Siempre lo dices, creo– digo tartamudeando por los nervios.
–Excelente, recuérdalo siempre– Dante toma un mecho rubio y lo enrosca con su dedo– Estas hermosa.
–Gracias– bajo la mirada sonriendo por sus cumplidos. –¿nos vamos?
El asiente y justo cuando estoy por abrir la puerta, él me detiene, me envuelve entre sus brazos y choca sus labios con los míos.
Suspiro sobre sus labios mientras nuestros labios se mueven con sincronía, las emociones me invaden, paso mis manos hacia su nuca y lo acerco más a mí, si es que es posible.
–Todo el tiempo pienso en ti, Andrea– dice sobre mis labios y sin separarnos demasiado– Tanto que a veces me da miedo.
–Siempre estás en mis pensamientos– susurro mientras pongo mi cabeza en su pecho y escucho los latidos de su corazón– y espero no estar confundiéndote.
–Esperare lo que sea, Andrea y lo sabes– dijo dándome un beso en el cabello– Vamos se hace tarde.
Finalmente nos separamos, rasco mi ceja y sonrió como estúpida, en serio me trae loca este hombre; Dante toma mi mano y salimos de la casa en dirección al campus.
Jocelyn
Voy cruzando el fraccionamiento para ir a mi primera clase del día.
Aprovecho mi caminata para planear que carajos hare para solucionar la ausencia de mi amiga, porque sí, Andrea sigue siendo mi amiga y al parecer todos la quieren de regreso, temo decir que aun no se como lo hare, supongo que debe estar triste, depresiva por lo que hice pero lo hice por su bien.
Nadie me entiende.
Le tomo a mi botella de agua y froto mi frente con ansiedad.
Y como si Dios estiviera viendo mi indesicion aparece la mujer que llena mis pensamientos ultimamente.
La mismisima Andrea Gamez caminando muy de la mano con un chico, van dando vuelta en una esquiena. Froto mis ojos sin poder creerlo, en serio es Andrea, esta rubia y delgada ¿Qué le ha pasado? ¿de que me he perdido? ¿acaso se hizo la lipo? No pudo bajar en tan poco tiempo ¿o si?
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Editado: 30.12.2020